Total, que como yo le había llevado el libro de Rosa Jové ("Dormir sin lágrimas") a la directora para que estudiara la posibilidad de dar alguna charla sobre ello, o hacer algo... pues la psicóloga ya me tenía enfilada.
Y nada más empezar la entrevista fue al grano: "¿pero dónde duermen tus hijos?" No me andé con rodeos, le dije que Paulo en su cuarto, en su cama, y Adriano (1 año) en su cuna y/o conmigo en la cama.
AHí empezó todo.¿Os creeis que se centró en algún momento en cómo tranquilizar a Paulo, que es la causa de que tarde tanto en dormise? Noooooooooooooooo. No quiero ni deciros cómo puso a Rosa Jové, que si malcitaba a Anna Freud, que si una mentirosa, que tergiversa la realidad... Hablaba con rabia de ella, debería preguntarle a un psicólogo colega suyo de dónde le viene esa rabia...
Una hora estuvo hablándome de los graves peligros del colecho. Peligros psicológicos, claro. Que si el niño, al dormir conmigo, tiene excitaciones no resueltas que se le van acumulando en forma de tensiones y que en algún momento de la vida las sacará todas... Que si tendrá la sexualidad tan relacinada a mamá que nunca podrá tener una vida sexual sana con otras personas... De traca, vamos. Llegó incluso a decirme esto: "Por otras entrevistas veo que eres una madre cariñosa y respetuosa, así que imagino que no harás nada con tu hijo..." Sin comentarios, vamos. Eso ya es demasiado. Imposible contaros todo lo que me dijo, y el tono con el que me hablaba, en tanto tiempo que estuvimos.
Le pregunté que por qué necesariamente asociaba la hora de dormir con la sexualidad. Me dijo que porque están relacionados. Sin más. ¿Entonces -le dije- me está diciendo que de día puedo abrazar a mis hijos todo lo que quiera, pero que al caer el sol ya no, porque arruinaré su vida sexual? "nooo, de noche tambén les puedes abrazar, pero no en la cama". No sé qué se pensará esta mujer que hago yo en la cama con mis hijos, pero vamos, como para decirle que si se despierta le duermo otra vez con la teta. Jajajaja.
EN fin, que no te afecta porque lo ves tan radical que no te hace ni dudar. Pero que sales calentita de la entrevista, eso desde luego. AUnque le dejé claro que no iba a cambiar mi opinión al respecto ni mi g¡forma de hacer las cosas.
Se lo conté a mi hermana, que tiene una hija de 25 años y otro de 20, con quienes no ha colechado pero sí ha sido una madre muy presencial, por así decirlo (cariñosa, contacto físico, comunicación...).
Casualmente, ayer se murió su perrita(parece que no viene a cuento, pero vereis que sí), y pasaron todos una noche horrible. Pues al contármelo esta mañana por teléfono me dice que se acordó mucho de mí, porque tras el disgusto, a las 5 de la mañana su hijo de 20 años fue al cuarto a preguntarle a sus padres si podía dormir con ellos esa noche. Y allí se durmieron los tres, con 20 añazos y una vida sexual de lo más plena. (Casualmente esto lo sabe mi hermana porque hay total confianza entre ellos y nunca ha habido tabúes, y si ha tenido alguna duda, consulta o problema ninguno de sus hijos han dudado en preguntarlo en casa, y no fuera de ella).
El chico necesitaba compañía, no quería estar solo en su habitación, y como sus padres siempre le han dado confianza y han respondido a sus necesidades, pues no tuvo el menor reparo en pedírselo. La psicóloga de la escuelita se llevaría las manos a la cabeza, y el propio Freud hasta se removería en su tumba, vamos. Mi hermana, sin embargo, me lo contaba tan orgullosa...
A mí me sonó a final de fábula, como a moraleja, no sé cómo explicarlo. Y deseé que si algún día en el futuro mis hijos, por mayores que sean, me necesitan a su lado, no duden en acurrucarse de nuevo conmigo.