La cuestión es que ayer me topé con esta situación delante de mis narices:
Ayer fuimos a visitar a mi hermana para intercambiar libros, sal, opiniones y hacer quedadas. En una de estas transacciones fuimos a casa de los vecinos que tienen un bebé de nueve meses.
Dejamos a los bebés en su alfombra jugando con mi sobrina de ocho años y recordé que tienen otro hijo de ocho años, pero igual que mi sobrino de diez, que se había quedado en su cuarto leyendo, pensé que estaría a su rollo en otra habitación.
A las ocho y media el niño apareció por el comedor diciendo que tenía hambre. Su madre le respondió cariñosamente que la cena todavía no estaba preparada y se fue silenciosamente.
Al cabo de un cuarto de hora volvió a aparecer:
Niño: Tengo hambre .
Padre: ¿Has acabado lo que tenías que hacer?
Niño: No .
Padre: Pues igual no cenas hoy.
Niño:
El niño se fue a su cuarto y no volvió a salir.
Es decir, que su jornada escolar termina alrededor de las nueve de la noche, supongo que cena y a dormir.
Mi hermana me comentó que los padres le habían dicho que de lunes a viernes no le picasen para jugar porque tenía que estudiar, que ese es su futuro, ¡A los ocho años trabaja más que su padre que en ese momento se prepara para ver el partido de la Champions!
No me alargo más porque me llevan los demonios, solo añadir:
Orden de 22 de julio de 1997 por la que se regulan determinados aspectos de organización y funcionamiento de las escuelas de educación infantil, de los colegios de educación primaria y de los colegios de educación infantil y primaria dependientes de la Consellería de Educación y Ordenación Universitaria.
Capítulo IV Alumnado
9.5 En ningún caso se les propondrán trabajos extraescolares a los alumnos de educación Infantil y del primer ciclo de educación primaria.
Un artículo sobre la edad adecuada para escolarizar: Raymond Moore y Dorothy N. Moore: Mejor tarde que temprano