Ante todo decir que yo he tenido suerte por varias razones:
1.- Mi marido estuvo conmigo el primer mes después de nacer Patricia, la verdad siendo yo primeriza como era fue de gran ayuda, él hacía la compra, la cena, hizo todos los “papeleos”, y ayudaba en lo que podía (incluso cuando los cólicos nocturnos...)
2.- Aunque no lo hablamos durante el embarazo (craso error) la verdad es que con el tiempo me he dado cuenta de que tenemos puntos de vista muy parecidos (si no iguales) respecto el tema de la crianza, muchos mimos, brazos, etc etc etc... A veces cuando me enfado, incluso soy yo peor que él en este sentido y tiene que salir él al rescate.
3.- Para mí el nacimiento de Patricia incluso con todas las primeras complicaciones (léase cólicos, lactancia) no resultó nada pesado, al contrario me encontré muy descansada de no tener que trabajar fuera de casa (la verdad es que llegó en un momento que estaba bastante quemada, de hecho ahora trabajo en otro sitio...)
Así que todo esto influyó a que no tuve ningún problema de pareja, al contrario estábamos mejor que nunca, fue un momento muy dulce en todos los sentidos.
Sin embargo Patricia comenzó a dormir mal con los 8 meses, al principio se lleva bien, pero poco a poco comenzó a hacer mella en nosotros y nuestra relación, el no dormir hizo que:
1.- Yo me centrara en mi hija, dejando un poco de lado a mi marido (no tenía fuerzas de más)
2.- Mi marido comenzó a estar muy cansado por no dormir, sumado quizás a sentirse un poco dejado de lado.
Todo esto llegó un momento en que yo dejé de echarle en cara cosas a mi marido, y comenzé a hacer “acto de conciencia” intentando ver si yo también tenía culpa del deterioro de la relación (y claro, como he dicho antes, sí algo de culpa tenía...). Intenté cambiar las cosas desde varios frentes:
1.- Como ya he dicho dejé de echar culpas ni a él ni a mí ni por supuesto a la niña.
2.- Comenzé a pasarme a la habitación de Patricia en su primer despertar, esto aunque no redujo los despertares sí su duración, menos desveladas o más cortas, y muchos menos lloros. También comenzó a “madrugar” menos. Ahora incluso alguna noche si veo a Patricia tranquila la paso entera con mi marido.
3.- Si alguna cosa ocurrida con respecto a Patricia me parece mal (hecha o dicha por mi marido o por mí) me callo, y luego sólos sin la niña, lo hablamos con toda tranquilidad.
4.- Intenté acordarme de vez en cuando de que somos una pareja, no sólo papá-mamá y ponerlo en práctica lo que las ojeras nos permiten, sin esperar siempre que sea él el que tome la iniciativa.
Ahora llevo ya un tiempo que he descubierto:
1.- Estamos los dos de mejor humor (y eso que Patricia se sigue despertando...)
2.- No nos acusamos de nada el uno al otro, y si lo hacemos, enseguida nos damos cuenta del error y rectificamos.
3. Hemos redescubierto el cariño y el respeto, aunque ninguno de los dos somos muy efusivos, es algo que “se nota en el ambiente”
Bueno, como a mi me está funcionando, pues he querido contároslo por si a alguien le puede servir...