jueves 13 de mayo de 2010
Los bebés amamantados saben cuándo dejar de comer
Los bebés que sólo se alimentan de leche materna en la primera etapa de la infancia tienden a comer menos posteriormente que los bebés alimentados con leche de fórmula, de acuerdo con una investigación reciente.
Este tipo de autorregulación alimenticia podría ayudar a explicar por qué investigaciones anteriores han encontrado que la leche materna protege contra la obesidad. "La autorregulación infantil puede, de hecho, verse afectada por la forma en que el bebé recibe la leche", aseguró la autora principal del estudio, la Dra. Ruowei Li, epidemióloga médica de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. "Mientras más leche de fórmula tomaban los niños, más propensos eran a dejar el biberón vacío en la infancia tardía", agregó Li.
"La infancia es un periodo crucial que tiene un impacto en la autorregulación, y muchos otros estudios demuestran que el desarrollo infantil y el aumento rápido de peso tienen un efecto en la obesidad posteriormente", señaló Li. "La prevención de la obesidad debe comenzar en la infancia".
Lo que esto significa para los padres que alimentan a sus bebés con leche materna almacenada o de fórmula, señaló Li, es que necesitan prestar atención especial a las señales durante la alimentación de sus bebés.
Los resultados del estudio se publicaron en línea en la edición del 10 de mayo de la revista Pediatrics, como adelanto de la edición impresa de junio.
El estudio abarcó datos de 1,250 bebés que nacieron a término y que pesaron más de 5 libras (2.3 kilos) al nacer. Sus madres completaron un cuestionario mensual sobre la alimentación hasta que los bebés cumplieron doce meses.
Cuando los bebés tenían un mes de nacidos, el 52 por ciento de las madres les daba solamente el pecho y el 41 por ciento leche de fórmula. El resto de los bebés tomaron leche materna almacenada o algún otro tipo de leche, de acuerdo con el estudio. Cuando los bebés tenían seis meses, el 27 por ciento de las madres les daba solamente el pecho y el 66 por ciento leche de fórmula.
Cuando los bebés tenían entre seis y doce meses, los investigadores les preguntaron a las madres con qué frecuencia los bebés vaciaban su taza o biberón.
Los autores del estudio encontraron que entre los bebés que tomaban exclusivamente leche materna durante su primera infancia, el 27 por ciento vaciaba su taza o biberón en la infancia tardía, en comparación con el 68 por ciento de los que tomaban leche de fórmula y el 54 por ciento de los que tomaban tanto leche materna como de fórmula en la primera infancia.
Li apuntó que podrían existir múltiples razones que lo explicaran. Para empezar, destacó, la lactancia materna en general la dirige el bebé, pero la alimentación con leche de fórmula la dirige el cuidador y podría conducir a una sobrealimentación.
"Las madres u otros cuidadores podrían obligar al bebé a vaciar la botella, pero si dan el pecho no hay manera de visualizar qué cantidad de leche toma el bebé", explicó Li.
Otra posibilidad es que la leche de la madre cambia de sabor entre una sesión de alimentación y otra, e incluso durante una misma sesión de alimentación, señaló Li. En función de lo que la madre haya comido, la leche podría tener un sabor distinto. Además, destacó que el contenido de grasa es mucho más alto al final de una alimentación, y eso podría enviar una señal al bebé de que casi es momento de parar.
Otro factor podría ser que los bebés amamantados no succionan leche todo el tiempo, explicó Li. El bebé succiona durante unos cuantos minutos antes de que la madre empiece a liberar la leche, pero con un biberón, esa succión no nutritiva no ocurre.
La Dra. Deborah Campbell, directora de la división de neonatología del Hospital Infantil Montefiore en la ciudad de Nueva York, describió la investigación como "otro estudio que subraya la importancia de la lactancia materna".
Y, "si no puede dar el pecho, este estudio destaca la importancia de aprender a reconocer las señales que le da su bebé y a respetarlas", apuntó Campbell. "Cuando damos el biberón, con frecuencia no hacemos caso a la capacidad de los bebés de autorregular la ingesta de leche".
Pero cuando los bebés dejan de succionar, voltean la cabeza o sacan la lengua, explicó, es porque ya han comido suficiente.
"A los padres a menudo les preocupa que si un bebé no toma una ración completa de leche, se despertará con hambre poco después", apuntó Campbell. "Es posible que eso pase. Pero hay que respetar las señales que da bebé", aconsejó.
Li se mostró de acuerdo. "Dar el pecho debería ser su primera elección, si es posible", apuntó. "Si no es así, esté alerta para no sobrealimentar al bebé. Preste atención a las señales que le da el bebé. Los bebés nacen con la capacidad para autorregular la ingesta de leche".
Fuentes: Ruowei Li, M.D., Ph.D., medical epidemiologist, division of nutrition, physical activity and obesity, U.S. Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta; Deborah Campbell, M.D., director, division of neonatology, Children's Hospital at Montefiore, New York City; June 2010, Pediatrics
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