Empiezo a dudar de que esté haciendo lo correcto con tanta permisividad con mi niño (15 meses).
La semana pasada estuvieron de visita mis suegros y Pedro fue mucho más malo de lo normal. Por ejemplo tiraba todo el rato la comida desde la trona, cosa que habitualmente sólo hace de vez en cuando. Por supuesto ya salió lo de "tienes que empezar a ponerle límites y a imponer disciplina". Yo le decía que no se tiraba la comida, con cara de enfadada (o más bien de tristeza), pero no me hacía caso. Y me quedé muy plof.
Además, últimamente coge berrinches por todo. En el cambiador se me retuerce y resulta muy difícil ponerle los pañales. Ayer fuimos a un centro comercial de esos que tienen muchas tiendas y se portó mucho peor que todos los niños que andaban por allí. No quiere ir de la mano y va metiendose por entre la gente que ni siquiera le ve, con el consiguiente riesgo de caida. A cada rato quería una cosa diferente: estar en un coche que había, ir a las escaleras, entrar en una tienda, y si lo cogíamos comienza a patalear con furia y pone el cuerpo rígido y la cabeza hacia atrás, además de gritar como un poseso. Yo no hacía más que mirar a los demás niños y todos iban tan tranquilos con sus Papás, de la mano o en el cuello, pero sin emitir gritos ni retorcerse.
Total, que tengo una gran crisis. Es un niño cariñoso y encantador, pero últimamente me desborda su mala leche. ¿Consejos?