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por Moderador@s
#384136 Retención de heces
Definición

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Por retención de heces, o encopresis, se entiende comúnmente la negativa que el niño experimenta a la hora de evacuar.
Habitualmente suele aparecer durante el aprendizaje del control de esfínteres, aunque tampoco es infrecuente que se produzca con posterioridad (es decir, cuando el niño ya ha adquirido el control de sus funciones fisiológicas).
En ambos casos, suele presentarse como una alteración aislada y no determinada por ninguna enfermedad o trastorno orgánico.
Con menor frecuencia, puede formar parte de un trastorno emocional más amplio, a diagnosticar a partir de los 4 años, especialmente si la frecuencia de los episodios es superior a 1 – 2 veces por semana y va acompañada de otras manifestaciones (por ejemplo, jugar o pintar con las heces).

Introducción
Las causas que determinan la retención de heces pueden ser de origen físico o psicológico, o bien una combinación de ambas.
Cuando la causa es de origen físico, el niño relaciona la evacuación con un proceso desagradable o doloroso e intenta aguantar voluntariamente las ganas de ir al baño.
Si la causa es psicológica, el proceso es similar, es decir el niño vive ese momento como algo que le produce rechazo y decide evitarlo. También se puede interpretar como una demostración de poder de parte del niño, que quiere establecer cierta independencia y se queja (voluntaria o involuntariamente) de este modo.
La retención prolongada de heces suele provocar la incontinencia de las mismas, que puede variar desde un simple manchado a una evacuación mayor, realizada a escondidas o en lugares inadecuados. Si el niño se ha ensuciado accidentalmente, lo más probable es que sienta vergüenza ante el hecho y trate de ocultarlo ante los demás.
Si los episodios son intencionales, es decir el niño utiliza la retención y posterior evacuación como manifestación de hostilidad o agresividad, será recomendable acudir al pediatra o a un especialista para descartar trastornos de tipo antisocial o psiquiátrico.

Causas físicas
Estreñimiento
El estreñimiento es, sin duda, la razón física más frecuente para la retención de heces (el porcentaje estimado de niños en edad escolar que lo padecen oscila, según las fuentes consultadas, entre el 1.5% y el 7.5%). Las deposiciones se vuelven duras y secas, lo que dificulta su evacuación. En ese caso es probable que el niño llore o diga que le duele mientras está tratando de evacuar, o exprese la necesidad de hacerlo pero no lo consiga. Se inicia entonces un círculo vicioso que consiste en retener voluntariamente las heces, lo que a su vez produce distensión rectal progresiva y fecalomas (acumulación de materia fecal en el recto).
Consejos para reducir el estreñimiento:
:fl Mantener una dieta rica en fibra (frutas con piel, verduras enteras, legumbres, cereales integrales, frutos secos si ya están introducidos). El incremento de la fibra debe hacerse de forma gradual para evitar flatulencia, distensión del abdomen y cólicos.
:fl Evitar o reducir la ingesta de alimentos astringentes (patatas, plátano, arroz, zanahoria cocida, productos lácteos, chocolate, golosinas y dulces en general).
:fl Ofrecer muchos líquidos, especialmente agua y zumo de frutas (en particular de uvas, ciruelas y naranjas – si ya las tiene introducidas), por su acción humectante del intestino que favorece la deposición.
Si el estreñimiento no desaparece a pesar del cambio en la alimentación, es recomendable consultar al pediatra por si fuera oportuno iniciar un tratamiento. Mientras más tiempo el niño contenga las heces, más dolorosas serán las deposiciones y más difícil solucionar el problema, ya que el niño tratará por todos los medios de “evitar” dicha incomodidad en el futuro.
No es recomendable utilizar enemas o supositorios a no ser que hayan sido recomendados expresamente por un médico; tampoco es aconsejable recurrir a remedios caseros como por ejemplo estimularle el ano con la punta del termómetro, o una ramita de perejil. A efectos psicológicos es preferible tratar de solucionarlo con métodos que no produzcan sentimientos de pérdida de control (suelen ayudar los cambios en la dieta, baños de agua caliente, masajes en la tripa, subir y bajarle las piernas; si así no mejora, habría que consultar con el pediatra por si fuera oportuno iniciar un tratamiento con laxantes).

Fisuras anales
Son lesiones, en forma de llagas o grietas, alrededor del recto o en la mucosa que recubre la pared interna. En ocasiones, pueden ser una consecuencia del estreñimiento.
En este caso, también es recomendable consultar con el pediatra; como remedio casero, pueden ser aconsejable aplicar una mezcla de agua templada con infusión de caléndula, para relajar los músculos y reducir la sensación de dolor o incomodidad.

Causas psicológicas
Las causas psicológicas pueden ser de lo más variado, sin embargo se pueden dividir en dos categorías:
:fl Relacionadas con el control de esfínteres: el niño se siente excesivamente presionado por sus padres o cuidadores, se ha visto obligado a dejar el pañal demasiado pronto o se siente juzgado o ridiculizado ante los “accidentes” o los considera un fracaso. Esto hace que perciba la evacuación como una experiencia negativa y retenga las heces por temor a las consecuencias de ensuciarse.
:fl De otro tipo: en general, puede ser cualquier cambio en la vida diaria sobre el que el niño no tiene control (problemas familiares, cambios de domicilio, llegada de un hermanito, separación o muerte en la familia, etc.). En este caso, la retención de heces aparece, a menudo de forma involuntaria, como una forma de afirmación de su independencia, un modo de demostrar que sigue manteniendo el control.
Como se ha dicho, la retención prolongada de heces suele conllevar escapes involuntarios de materia fecal, ante los cuales el niño suele sentir vergüenza y tratará de esconderse, disimular o negar lo ocurrido.
Si por el contrario, el niño mantiene una actitud desafiante, hostil o agresiva, o bien se dedica a pintar o a jugar con sus heces, sería recomendable acudir a un especialista, al tratarse, según algunas fuentes consultadas, de una intensa expresión de rabia cuyas raíces son muy profundas y puede ser representativa de un trastorno del comportamiento y de origen emocional o psiquiátrico.

Posibles soluciones
:fl Si los episodios se producen durante el aprendizaje del control de esfínteres, lo más recomendable es detenerlo temporalmente. Si el niño no está preparado para dejar el pañal, se le puede volver a poner y preguntarle al cabo de unos meses (o cuando demuestre interés) si está listo para volverlo a intentar.
:fl Si los escapes son ocasionales, o el niño no quiere volver a ponerse el pañal, es recomendable ante todo “quitarle hierro al asunto”, romper la ecuación evacuar = pasarlo mal. Es necesario hacerle entender que las heces no se deben aguantar, pero si sufre algún accidente en el proceso, jamás se le deberá regañar o castigar.
:fl Intentar hablar con él del tema con naturalidad, explicarle que los accidentes son normales. Al tratarse de algo que le produce vergüenza, tampoco es aconsejable insistir demasiado si el niño se muestra reacio a debatir el asunto.
:fl Ante un escape, mostrar naturalidad y no preocupación.
:fl Cuidar el lenguaje, el uso de expresiones tipo “cerdo” o “guarro” hará que el niño asocie una connotación negativa y de suciedad a lo que en realidad es una función fisiológica natural.
:fl Permitir al niño estar presente si los padres acuden al cuarto de baño y tratar de mostrarse serenos y naturales en la medida de lo posible, para que vaya aprendiendo el hábito y deje de considerarlo un momento negativo o traumático.
:fl Alabar los logros pero sin exagerar. Hay que felicitarle intentando evitar convertirlo en un objetivo (eso haría que el miedo al fracaso aumentase su inseguridad). Por tanto, no es aconsejable prometerle un premio o apuntar sus “éxitos” en un tablón.
:fl Si el niño ya controlaba esfínteres y la retención aparece como regresión o como reacción ante un cambio inesperado, probablemente se resolverá en cuanto el niño termine de aceptar o de adaptarse a la nueva situación.
:fl Ofrecer alternativas a ensuciarse, permitir que el niño decida cómo quiere evacuar (en el pañal, en el orinal, en el water, con o sin adaptador, etc.), para transmitirle la sensación de control. Algunos niños sienten miedo a hacer caca porque van notando como algo se desprende de su interior, lo perciben como algo “suyo”, de allí que se resistan y necesiten ser acompañados en el proceso.

Fuentes:
http://www.tuotromedico.com/preguntas/pmfeni.htm
http://www.estimulosadecuados.com.ar/enc.htm
http://pediatraldia.cl/01narticu08/proble_solucio.htm
http://www.bago.com/bago/bagoarg/biblio/nutri34web.htm
http://www.remediospopulares.com/fisuras_anales.html
http://edukame.com/2009/02/21/consultam ... er-caca-i/
http://edukame.com/2009/02/22/miedo-a-hacer-caca-ii/

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