Los niños necesitan contacto físico y atención


(artículo publicado en The Harvard University Gazette) 
Por Alvin Powell.
 
La actitud norteamericana del “dejar llorar a los niños” puede ocasionar más miedos y problemas en los adultos, según dos investigadores de la Harvard Medical School. En lugar de dejar llorar a los niños, los padres americanos deberían tener a sus hijos cerca, consolarlos cuando lloran y llevárselos a su cama con ellos, donde se sentirán seguros, dicen Michael L. Commons y Patrice M. Miller, los dos investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Harvard Medical School.
 
Esta pareja de investigadores examinaron prácticas de crianza aquí y en otras culturas y creen que la práctica de poner a los niños en camas separadas incluso en habitaciones separadas y de no responder prontamente a sus llantos puede conducir a incidentes de estrés post-traumático y desórdenes relacionados con el pánico cuando estos niños sean adultos. Un estrés temprano resultado de la separación provoca cambios en el cerebro delos niños que los hace más susceptibles al estrés cuando sean adultos.
“Los padres tendrían que reconocer que dejar a sus niños llorar innecesariamente les hace un daño permanente”, dice Commons.
 
“Esto cambia el sistema nervioso de manera que los hace mucho más sensibles a un futuro trauma.”
 
El trabajo de estos investigadores de Harvard es único porque utiliza un enfoque inter y multidisciplinario:
 
Examina las funciones cerebrales, el aprendizaje emocional de los niños y las diferencias culturales.
 
“Tiene en cuenta las diferencias entre culturas en la respuesta emocional ante el estrés y su habilidad para soportar el estrés, incluyendo el estrés traumático.”
 
El trabajo de estos investigadores ha abierto el camino a más estudios y podría tener implicaciones muy amplias, desde los esfuerzos de los padres para estimular intelectualmente a sus hijos hasta prácticas como la circuncisión.
 
Commons ha sido conferenciante y investigador asociado en el Departamento de psiquiatría de la Medical School desde 1987 y es miembro del programa del Departamento en Psiquiatría y la Ley.
Miller ha sido investigadora asociada en el mismo Programa desde 1994 y es profesora ayudante de psicología en el Salem State College desde 1993. Obtuvo un master y un doctorado en Desarrollo Humano en la Graduate School of Education.
 
Los dos investigadores dicen que la manera de criar a los niños en América está influenciada por el miedo a que los niños crezcan demasiado dependientes. Pero dicen que los padres van por el mal camino: el contacto físico y la seguridad harán a los niños más seguros y más capaces para formar relaciones adultas cuando finalmente vayan solos por el mundo.
 
“Le hemos dado tanta importancia a la independencia que esto está teniendo efectos secundarios muy negativos”, dice Miller.
 
Los dos fueron el centro de atención en febrero cuando presentaron sus ideas en la reunión anual de la American Association for the Advacement of Science en Filadelfia.
Commons and Miller (…) compararon las prácticas de crianza norteamericanas con las de otras culturas, en particular, con las de los Gusii de Kenya. Las madres Gusii duermen con sus niños y responden rápidamente cuando estos lloran.
“Las madres Gusii, a las que se mostró cintas de video en las que podían ver como actuaban las madres norteamericanas, quedaban afectadas por lo que las norteamericanas tardaban en responder a los llantos de sus hijos.” dicen Commons y Miller en su trabajo sobre el tema.
 
La manera en que nos crían tiene efectos nuestra sociedad en general.
A los norteamericanos en general no les gusta que los toquen y se enorgullecen de la independencia llevada al extremo de la soledad, incluso cuando pasan una temporada difícil o estresante. Aunque la creencia convencional es que los niños tendrían que aprender a dormir solos, Miller cree que muchos padres “hacen trampas” y se quedan al niño en su habitación, al menos al principio. También cree que una vez los niños saben gatear, muchos encuentran el camino hasta la habitación de sus padres sin ayuda.
Los padres norteamericanos no tendrían que preocuparse sobre este comportamiento o tener miedo de tratar a los bebés como a bebés, dicen Commons y Miller.
Los padres deberían sentirse libres de dormir con sus hijos, de tenerlos cerca, posiblemente en un colchón en la misma habitación, y de darles consuelo cuando lloran.
 
“Hay maneras de hacer crecer a los niños independientes sin tenerlos que hacer pasar por este trauma” dice Commons.
“Mi consejo es darles seguridad a los niños para que puedan crecer y asumir riesgos.”
Además del miedo de hacerlos dependientes, la pareja de investigadores mencionaron otros factores que han ayudado a formar nuestra manera de criar a nuestros hijos.
Entre ellos, miedo a que los niños interfieran en la vida sexual de la pareja si comparten la habitación de sus padres y preocupación por si un bebé pudiera ser aplastado por unos de los padres si comparten la cama.

De la misma manera, el disponer de más dinero ha ayudado en la separación de las familias, porque se dispone de casas más grandes con habitaciones separadas para cada niño.
El resultado, dicen Commons y Miller, es una nación a la que no le gusta cuidar de sus propios hijos, una nación violenta marcada por relaciones débiles y distantes, poco físicas.
 
“Creo que en nuestra cultura nos resistimos a cuidar a nuestros hijos” dice Commons.
 
“Creo que el castigo y el abandono nunca ha sido una buena manera de formar personas afectuosas, empáticas y independientes.”
 
Fuente:http://www.news.harvard.edu/gazette/1998/04.09/ChildrenNeedTou.html 
Traducción realizada por Andera.

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