Tenemos el cuarto de juegos al lado de la cocina, así que mientras cocino él va y viene enseñandome cosas; de repente le oigo gemir, como lloriqueando sin llorar, y me fui corriendo, pues es un sonido que no suele hacer nunca. Así que me lo encuentro con las cuerdas de los estores enganchadas al cuello, casi me quedo muerta. El pobre había intentado estirar y si se movia le apretaba el cuellito, así que se quedó quieto llamándome como podía. Un buen susto, la verdad.
Mi madre siempre dice que los accidentes con los niños siempre pasan en casa, será porque bajamos la guardia confiados en que lo tenemos todo bajo control, así lo pienso yo de mi casa, pero siempre hay algo que se escapa. Bueno, quería compartir mi susto ,