Tres meses en los que ha aprendido a gatear, le han salido tres dientes más y una muela, ha pasado una gastroenteritis y un resfriado, pero en ese tiempo le hemos dado abrazos, besos, cariño y le hemos demostrado que nos tiene a su lado cuando nos necesita.
He tenido noches en las que me veía impotente al no encontrar la solución para que descansara mi hija, pero cuando pensaba que no podía más, me regalaba mi hija un beso y un abrazo acompañado de un mamá que me devolvía todas las energías.
Y aquí estamos, con mi hija durmiendo y yo recargando las pilas para la siguiente etapa que me toque.
Voy a aprovechar y me voy a meter en la cama y me voy a pegar a mi marido como una lapa que hace tiempo que no lo hago.
Besos a todas y gracias por estar siempre állí.