Resulta que por las ecos le iban diciendo a mi amiga que el niño estaba en un percentil de peso muy bajo. Y en su semana 39 le dicen que el niño no crece, que es muy pequeño y que ello debe ser porque tiene algún tipo de malformación. La pobre fatal, destrozada y yo no daba crédito a lo que me contaba. Ella se sentía culpable y decía que a lo mejor era por todo el estrés y ajetreo que había llevado. Bueno, pues a los dos días de decirle que lo más seguro era que su hijo iba a nacer con algún problema, la marean con más pruebas y le dicen que el niño está bien, que era pequeñito pero no detectaban malformación alguna
Al final, con la excusa de que es de bajo peso la proponen inducirle el parto y ella acepta, pero mi amiga seguía con el alma en vilo. Imaginaos como estaba la pobre que llegado el momento de parir, no tenía ganas, no le apetecía dar a luz, estaba totalmente falta de energía. Afortunadamente todo fue bien (aquí la epidural fue la salvación) y parió, vaya si parió: un precioso bebé sanísimo de 3.150 gr. y 50 cms., ¡de pequeño nada!
Pues eso, que estoy super contenta de que todo haya ido bien pero muy indignada por los médicos que la han tratado, pues se equivocaron completamente. Necesitaba desahogarme, muchas gracias.