AMAMANTAR EN PÚBLICO ES UN DERECHO (Y NO EN EL RETRETE)
Durante los últimos años todos los estudios estadísticos sobre la manera en
que las madres alimentan a sus hijos han demostrado que las que optan por la
lactancia materna se sitúan en torno a los extremos sociales. Según éstos,
el perfil de madre que amamanta a su hijo responde a las mujeres de las
clases menos favorecidas y con menos acceso a la cultura y las de estudios
universitarios y nivel económico más desahogado.
Este hecho se refleja también en el conjunto de las sociedades, de este
modo, los países en los que la lactancia natural es el modo más generalizado
de alimentar a los bebés son los más ricos, desarrollados y cultos de Europa
o bien los más paupérrimos de África, América y Asia.
Esta aparente paradoja se explica porque siendo la lactancia materna la
forma instintiva y espontánea con la que las mamíferas, entre las que nos
incluimos las homo sapiens, alimentan a sus crías, las comunidades que no
han conocido la existencia de otros métodos siguen practicándola. Y en las
sociedades en las que desde hace cuatro o cinco décadas se han introducido
masivamente otros métodos de crianza sólo las mujeres que tienen acceso a la
información, criterio para analizarla y entornos familiares favorables optan
por ella. Porque todas las madres quieren lo mejor para sus hijos pero,
desgraciadamente, no todas tienen la oportunidad de conocer hasta que punto
la leche materna es la forma de alimentación óptima para su hijo y reciben
el apoyo necesario para sortear las dificultades por las que puedan
atravesar.
Esta incultura que impera alrededor del hecho de la lactancia, que ignora o
minimiza sus beneficios, asedia a las madres lactantes con una presión
social que las madres que optan por las leches de fórmula ni imaginan. En
ocasiones, son incluso otras mujeres las que, de forma condescendiente,
quieren ver en esto de la lactancia un retraso en las conquistas laborales y
sociales de la mujer en el pasado siglo. Lo triste es que la larga y dura
lucha hacia la liberación de la mujer que esta muy lejos de concluir, haya
ido dejando a sus paso algunas falsas creencias como la de que el tiempo de
crianza es tiempo perdido. ¿Hasta tal punto nos hemos alejado de nuestra
naturaleza? Si la liberación sexual y la posibilidad de elegir o no un
embarazo son hechos incontrovertibles para la independencia de las mujeres
¿no lo son también la posibilidad de ejercer la maternidad con plena
conciencia de nuestros cuerpos?
Una mujer que amamanta está viviendo su maternidad y su momento
reproductivo en toda su intensidad, se está relacionando con su hijo de una
manera que sólo ella puede hacer, está aprovechando la posibilidad que la
naturaleza le brinda para dar a su bebé alimento al abrigo de su piel. Por
su parte, su hijo está recibiendo algo que está diseñado única y
exclusivamente para él, está siendo acogido en este mundo de la manera más
tierna y cálida posible.
Con todo ello el acto de amamantar es en sí mismo un prodigio, observar la
mirada y los gestos de una madre que amamanta hacia su hijo y los ojitos de
éste hacia ella, es un lujo que nos proporciona una dosis de humanidad, por
unos instantes nos recuerda que pertenecemos a una misma especie. Como esos
breves momentos que proporcionan el olor de la hierba o el sonido del mar,
la conciencia de la naturaleza que de la que formamos parte.
Se hace inexplicable que a los ojos de alguien se corrompa esta imagen
hasta querer hacerla pasar por desagradable. De este modo, calificaba y por
tanto justificaba el responsable del restaurante El Nogal de San Francisco ,
sito en la calle del mismo nombre de Avilés-Asturias, su reprobable actitud.
Según él, otros clientes podrían sentirse incómodos ante una madre
amamantando. Y por ello, invitó a una madre a que fuera a dar de comer a su
hijo al retrete. Aunque bien es cierto, que utilizó el no poco cómico
eufemismo de "hall del baño", se refería a la minúscula estancia en la se
encuentra el lavabo y que precede al retrete propiamente dicho. En la que la
madre, suponemos, habría de permanecer de pie, esquivar como pudiera las
puertas y soportar ambos los olores propios del lugar. Vamos, el sitio ideal
para comer, el sitio al que sin dudarlo enviaría a una madre con un bebé y
un biberón. Provoca, cuando menos, cierto desasosiego el que un profesional
de la hostelería piense que se puede comer en la antesala de un retrete,
¿Qué respeto siente por la comida? Todo, porque la mente de alguien pueda
haberse podrido tanto, puede estar tan retorcidamente viciada que atisbe
algo pornográfico en un niño que toma el pecho, en una madre que alimenta a
la vez que ama. Que amamanta.
Hechos como estos, que afortunadamente no abundan, en nuestra ciudad es la
primera vez que tenemos noticia de una discriminación semejante, no pueden
pasar desapercibidos, si como sociedad queremos crecer, queremos igualarnos
a los países más desarrollados, debemos no perder conciencia de nuestros
derechos. Sobre todo las mujeres, que ya debemos salvar bastantes escollos
para acceder a la maternidad y conservar nuestros trabajos, nuestro lugar en
la sociedad, no podemos mantenernos impávidas ante semejante ignominia. O
¿es que una mujer debe condenarse al ostracismo durante el periodo de
crianza de su hijo? Las madres y sus pechos incomodan, los bebés molestan,
después que vendrá, ¿los viejos? ¿las minorías étnicas? ¿las minusvalías?
¿Hasta donde está dispuesto este hostelero a defender a esos otros clientes
que se sientan incómodos? ¿A cuanta gente es capaz de mandar a comer al
retrete?
Desde Amamantar-Asturias, invitamos a todas las madres que sientan una
discriminación de este tipo a que la denuncien, y mostramos todo nuestro
apoyo y solidaridad a la madre y al niño que han sido agredidos con este
execrable acto de exclusión. Por otra parte, nos congratulamos de que en la
mayoría de los locales de nuestra ciudad la presencia de madres y niños que
lactan se viva con la naturalidad que merece.
Helena Herrero.
IBCLC. Amamantar-Asturias.
http://www.amamantarasturias.org/
- Psicóloga
Creadora de DormirSinLlorar.com (2004)
Coautora del libro Dormir sin llorar (2014)
Docente en Curso Sueño Infantil para Profesionales en TerraMater.es (2018)
Codirectora en Centro de Estudios Sueño Infantil CESI
Monitora de Lactancia Materna
Telf. (0034)600425102
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