No sé por qué influyen tanto las fechas para echar más de menos a mi hija, su cumpleaños, el anirvesario de su marcha, la Navidad,... Si lo horrible es el día a día, el pensar que no me va a volver a sonreir por la mañana cuando se despierta, que no la voy a volver a ver comiendo gusanitos, o saliendo a recibir a su padre cuando regresaba del trabajo, no poder sentarme con ella a dibujar o a ver Blancanieves y que ella gritara mala a la bruja, no ver a mi marido feliz jugando con ella. Buf, la echo tanto de menos...
No me gusta compadecerme ni nada por el estilo, hay muchas desgracias por el mundo y lo que a nosotros nos ha pasado es una más. Pero no puedo evitar preguntarme ¿Por qué a mí? Cuando veo niños maltratados o padres que consideran a sus hijos un estorbo. Por qué a mí, que me levantaba cada día con la única meta de ser una buena madre para mi hija. Es muy injusta la vida.
Mi consuelo es que esta Navidad a pesar de ser muy triste, cada vez que mire la silla vacía en mi mesa, miraré a Leire y la tristeza pasará un poquito.
Y a pesar de no gustarme la Navidad os deseo que paséis unos días muy especiales con vuestros hijos, que disfrutéis de cada día como hacen ellos, que para disfrutar de la Navidad hay que volverse un poco niño.
Gracias por estar ahí, en estos dos meses que llevo aquí con vosotras me habéis sido de gran ayuda y un gran apoyo. Siento la parrafada pero necesitaba desahogarme un poco.
Un beso.
Marta.