Lo que me enseñan mis hijos día a día:
- A perdonar. He aprendido la grandeza del perdón, de ese del que me hablaban en la Iglesia y no entendía que era. De ese que era "gratis" y que borraba todo, de ese perdón que no te la refesca un mes después o un año después por un error que cometiste. Me han enseñado que si cometo el error de gritarles o amenazarles al poco rato vienen y me abrazan y me dan besos y me dicen: "ya no, ya no". Y creo que esa capacidad de perdón que enseñan cuando cometo errores con ellos puedo trasladarla a otras personas: a mi marido (las broncas duran menos), con los amigos (soy menos mal pensada), etc.
- A tener paciencia. Creo que ahora puedo valorar más el tiempo que dedico a cada cosa y no vivir siempre en futuro (como dice mi marido que hacía), siempre pensando en lo siguiente que hay que hacer. Ahora puedo esperar cinco minutos hasta que se ponen el calcetín o aguantar en la calle tres horas triciclo arribla triciclo abajo. Y si un día llegamos tarde o no llegamos a un sitio, tampoco se cae el mundo ni nada.
- A flexibilizar. He aprendido que hay cosas más importantes que el reloj y la autodisciplina. Par mí antes los horarios eran imprescindibles y ahora casi vivo sin reloj. Si están entretenidos jugando en el jardín, pues comemos en el jardín. Si están absortos haciendo algo pues me aguanto y voy al sùper otro día. Y si un día no se bañan porque se nos hizo tarde en la calle, pues tampoco es un drama, ya se bañanán mañana.
- A ser solidario. Ser solidario en serio. Me enseñan que si a uno le dan un dulce pide otro para su hermano y se lo guarda hasta que le ve y se lo da. Que si uno se cae el otro viene a avisarme tan ràpido como puede o me grita y le apapacha en lo que llego.
-A reconocer mis límites. Aprendo que a veces no puedo atenderles igual a los dos, que por más que quiero no llego a hacer todo lo que quisiera con ellos ni a estar todo el tiempo con ellos. A poder decir: espera un momento que ahora no puedo. Mis hijos me han enseañdo a reconocer mis limitaciones y poner mis propios límtes antes de estallar.
- A vivir con mis frustraciones por saber que no soy la madre perfecta, que cometo errores y que algunos son graves y que no puedo ni debo buscar la forma de justificarme sino de superarlo.
Y sobre todo que una cosa son las intenciones que una escribe en el foro o que platica con el marido y otra es la realidad que vive día a dia en la vida. Y que el reto, el verdadero reto es conseguir acercar lo más posible las intenciones a la realidad.