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Primero porque la alergia a la leche de vaca es una de las alergias más frecuentes en los bebés. Aunque claro, esto puede ocurrir también con las fórmulas, de ahí las ventajas de la leche materna
Luego decirte que aquí hace años también se usaba mucho lo de la leche normal rebajada en agua, por lo general se daban los primeros meses pecho y luego se pasaba a la leche de vaca rebajada. No se ponía limón pero se les daba a los bebés zumo de naranja desde bien chiquitos.
La razón por la que se hacía algo tan riesgoso (ya que los cítricos son muy fuertes para los bebés y también pueden dar alergias) que deduzco que es la misma por la que allí añadis limon es muy sencilla. La leche de vaca no tiene vitamina c añadida y el bebé correría peligro de coger el escorbuto. Por eso añadiendo desde el principio limón o naranja el tema se "solucionaba". También había que introducir desde el momento que se quitaba la lactancia materna otros alimentos, por eso con tres meses ya se comenzaba a dar papillas y cereales.
Todo esto que te cuento es para que veas que el tema con la leche de vaca rebajada es que no es bastante para el bebé, hay que suplementar con muchos alimentos que de por sí no es conveniente dar hasta más adelante porque no tiene los nutrientes necesarios para el bebé. E incluso aunque ya sea mayorcito y tome otros alimentos como las cantidades son pequeñas no se garantiza que sea bastante para evitar problemas futuros, el primero una anemia por deficiencia de hierro generada por excesivo consumo de leche y poco consumo de AC.
Todo esto no ocurre con la leche de fórmula porque estas leches ya están fortificadas con hierro y tienen añadidos las vitaminas y minerales necesarios. También están rebajadas de minerales para que no hagan daño al bebé, y además las hay de varios tipos para posibles alergias e intolerancias.
No pongo en duda que los niños se críen bien, pero a base de forzar mucho su organismo y a base de exponernos a que desarrollen una alergia o intolerancia que de otro modo no habrían tenido. Por eso no se puede pensar nunca que esta forma de actuar sea la ideal, en todo caso sería un mal menor una forma de sacar adelante al niño como sea, pero como digo para nada exenta de riesgos.
Desde luego que yo estoy contigo que lo ideal sería no tirar el dinero comprando leche de fórmula, pero no a base de poner en riesgo la salud de nuestros hijos, sino a base de aumentar el tiempo que damos lactancia materna a nuestros peques.
Diferencias entre la leche de vaca y la leche materna
La leche de vaca nunca se introducirá antes del año, y cuando se incluya en la dieta, deberá ser entera, dado su aporte de vitaminas liposolubles (A, D, E), grasas y otros nutrientes de gran importancia funcional.
14 de noviembre de 2003
¿En que se diferencian la leche materna y la leche de vaca?
La leche de vaca es mucho más densa en nutrientes, salvo en hidratos de carbono, que la de mujer. Esta característica global hace que, en su forma natural, no sea apta para la alimentación en los primeros meses de vida.
Proteínas
La diferencia entre la leche de vaca y la humana radica en que la leche de vaca contiene más proteínas; caseínas y beta-lactoglobulina. Esta última proteína es un potente alergeno (sustancia capaz de producir una reacción alérgica) para los bebés. Además, presenta una gran resistencia a la digestión ácida del estómago, de manera que es probable que atraviese el intestino sin ser digerida.
La leche materna contiene la mitad de proteínas, tiene menos caseínas, por lo que precipita en finos grumos en el estómago, siendo más fácil de digerir (no coagula). En cambio, la leche de vaca forma un coágulo grande que es difícilmente atacado por los jugos gástricos. Además, la leche de mujer contiene otras sustancias proteicas que favorecen la digestión y absorción de las grasas y que tienen acción bactericida.
Hidratos de carbono
En la leche materna el principal hidrato de carbono es la lactosa, presente en mayor cantidad que en la leche de vaca. Este azúcar es transformado en ácido láctico por la flora intestinal, lo que favorece la absorción de calcio, hierro, fósforo y otros minerales. Su concentración no varia a pesar de las modificaciones dietéticas y las condiciones nutricionales de la madre. El resto de azucares de la leche materna (oligosacáridos) favorecen el crecimiento de Lactobacillus bifidus, bacterias que generan un medio intestinal adecuado que inhibe el crecimiento de determinados microorganismos patógenos.
Lípidos o grasas
Son la principal fuente energética de la leche materna. El contenido en lípidos de la leche materna varía de una mujer a otra, de una toma a otra, siendo más rico al final de la mañana y al inicio de la tarde, dentro de la misma toma (contiene 4 veces más de lípidos al final de la toma) y aumenta a lo largo de la lactancia. En general, la leche materna es más rica en grasas que la de vaca, y más abundante en ácidos grasos insaturados, los cuales ejercen un papel importante en el desarrollo del sistema nervioso. Por otro lado, la leche materna contiene más colesterol que la de vaca, lo que se traduce en una menor síntesis endógena de colesterol.
Vitaminas
La leche materna contiene las vitaminas en la concentración adecuada para los bebés. Una salvedad es la vitamina D, que debe administrarse como suplemento de modo sistemático para favorecer la absorción y fijación del calcio.
Minerales
La leche materna es tres veces menos rica en minerales que la leche de vaca, en especial en sodio, lo cual impide una sobre carga renal en el lactante. El contenido en calcio y en hierro es menor, pero su absorción es mejor o más eficaz. No obstante, el hierro también debe administrarse en forma de suplementos, para cubrir satisfactoriamente las necesidades del lactante de este mineral esencial.
Otros componentes diferenciales
La leche de mujer tiene lisozimas y factores de crecimiento que favorecen el equilibrio de la flora intestinal, además le transfiere inmunoglobulinas que le proporcionan protección inmunológica.
http://www.scielo.cl/scielo.php?script= ... =pt&nrm=is
Alergia a proteína de leche de vaca (APVL)
Sylvia Cruchet M.1
En Chile, en los últimos años, la transición epidemiológica ha determinado un aumento en la aparición y diagnóstico de las alergias alimentarías en general.
El término reacción alimentaría adversa se refiere a cualquier síntoma presente en forma constante y repetida después de la ingestión de un determinado alimento, reacción que puede deberse a una alergia o intolerancia alimentaría. En la alergia alimentaría, las manifestaciones clínicas observadas son consecuencia de una respuesta inmunológica alterada, en cambio, en la intolerancia se deberían a factores inherentes al alimento causal, como es el caso de los tóxicos, las deficiencias enzimáticas o las propiedades farmacológicas propias de los mismos.
La proteína de leche de vaca es el primer alergeno alimentario que generalmente el lactante recibe en forma masiva en su dieta, y por lo tanto, en entrar en contacto con la mucosa gastrointestinal. En nuestra consulta vemos que la alergia más frecuente en el lactante es a esta proteína, y a pesar de no contar con datos nacionales, la literatura refiere una incidencia de 0,3 a 8% en menores de 2 años.
Los síntomas más frecuentes pueden ser generales o específicamente gastroenterológicos. Las manifestaciones generales se refieren a un cuadro de anafilaxia mediado por IgE, de aparición muy rápida y cuya sintomatología puede ser intensa y violenta, acompañarse de náuseas, vómitos, diarrea, fatiga, pérdida del conocimiento, llegando al shock y a la muerte si no se brinda el tratamiento oportuno. En el caso de las gastrointestinales podemos encontrar: a) lesiones orales por contacto al alimento, manifestándose por prurito y edema de los labios y resto de la cavidad bucal; b) enteropatía, cuyos síntomas más frecuentes son diarrea crónica con diferentes grados de malabsorción y falla del crecimiento pondoestatural; c) gastroenteritis eosinofílica, que consiste en un cuadro típico de náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, y que se caracteriza además por presentar en la biopsia una infiltración eosinofílica de las paredes gástricas y/o intestinales en ausencia de vasculitis, y eosinofilia en sangre periférica; d) colitis alérgica, observada generalmente en lactantes menores, presentándose como rectitis o colitis eosinofílica, con diarrea y sangre fresca en deposiciones; e) cólicos del lactante menor: el 10 a 15% de los pacientes que presentan cólicos responden al retirar la leche de vaca. Ocasionalmente se han visto cuadros de reflujo gastroesofágico, constipación y alteraciones del sueño como síntomas de esta patología.
Para hacer el diagnóstico es fundamental una buena y detallada historia clínica, asociada a una respuesta clínica favorable a la supresión de la leche de vaca, siendo necesario, además, observar la reaparición de los síntomas al realizar una contraprueba, a lo menos, en dos oportunidades. Cuando la madre nos relata repetición de los síntomas por introducción accidental de leche debe ser considerada como contraprueba. Los exámenes de laboratorio tales como IgE total, específica, e IgG4 son de relativa utilidad ya que valores anormales apoyan, pero no hacen el diagnóstico y, por lo tanto, no reemplazan la contraprueba. El diagnóstico diferencial más importante debe hacerse con la intolerancia a la lactosa o sacarosa dado que por la sintomatología, especialmente diarrea, son fáciles de confundir.
El tratamiento consiste en retirar la leche de vaca y sus derivados de la dieta y su reemplazo por fórmulas en base a soya y/o licuados de carne y pollo. Algo importante de recordar es, que en el caso de los niños amamantados, la madre debe retirar la leche de su dieta. Las fórmulas en base a soya son pobres en aporte de calcio, carnitina y zinc, los que deben ser suplementados.
Cabe destacar que al ser la APVL una patología transitoria, es necesario que la reintroducción de la misma se haga a través de una contraprueba controlada, y no antes del año de tratamiento.
En mi opinión la alergia a la proteína de leche de vaca es una patología emergente que debemos tener en cuenta en el diagnóstico diferencial de lactantes que presentan síntomas de malabsorción y déficit nutricionales, además de la clásica presentación anafiláctica.
REFERENCIAS
1. Cruchet S: Como se producen, diagnostican y tratan las alergias alimentarias. En J. Meneghello. Peditaría práctica en diálogos. Meneghello J, Fanta E, Grau Martínez A, Blanco O. Bs Aires: Ed. Médica, Panamericana 2001.
2. Martín M, Boné J, Martorel A, Nevot S, Plaza AM: Adverse reaction to cow’s milk protein. Allergol et Immunopathol 1998; 26 (4): 171-94.
3. Host A: Cow’s milk protein allergy and intolerance in infancy. Some clinical, epidemiological and immunological aspects. Pediatr Allergy Immunol 1994; 5 (suppl 5): 5-36.
1. Médico. Gastroenterólogo infantil, Prof. Asistente INTA, Universidad de Chile.
Por favor, no le cortes la leche con limón ni se la agües.
Te explico todo por partes.
No se recomienda leche de vaca hasta el año porque es más alergénica que el pecho y porque se ha visto que en niños alimentados con leche de vaca se producían hemorragias intestinales que llegaban a causar la muerte.
Antiguamente en muchos países se daba leche de vaca, y sobre todo de cabra para los más pequeños. Yo todavía lo veo en zonas rurales que las familias tienen una cabra para alimentar a los niños.
¿Por qué no limón? Te explico lo que hace el limón. El limón vuelve ácida la leche (como el yogur) y precipitan proteínas que forman un coágulo. Hace lo mismo que pasa con el yogur por eso se "corta" la leche. Sí se vuelve más digerible porque algunas proteínas se hacen más pequeñas. Es menos digerible la técnica que darle yogur porque la lactosa no desaparece (en el yogur se transforma a ácido láctico). O sea, la leche con limón tiene proteínas más digeribles pero tiene una lactosa que puede no ser digerib le para un bebé. Otra razón es que el limón es realmente muy alergénico y no es muy buena idea dársela a un bebé.
Si le vas a cortar la leche mejor hazlo con yogur, un yogur en un litro de leche.
¿POr qué no aguar la leche? Porque se diluyen todos los nutrientes por igual. Los que son díficiles de digerir y los que no. Con lo cual el valor del alimento se reduce a la mitad.
¿Qué haría yo? Si tu bebé va a estar cerca del año como dices (11 meses o así) probaría directamente con leche de vaca entera porque tu hijo ya ha estado tomando fórmulas infantiles que están hechas en base leche de vaca. Es mucho menos arriesgado para su salud que diluir la lechhe con agua y corrtarla con limón. Además, con esa técnica tradiconalmente se añadía azúcar a la leche aguada para compensar los azúcares diluidos¿verdad? Cuando no hay de otra y tienes un bebé que no puede tomar pecho y más de seis meses esa leche como te la digo yo: limón, agua y azúcar se daba a los niños para que salieran adelante. Casi todos lo hacían pero los que no se morían. Acúerdate de eso.