- Sab, 18 Nov 2006, 21:38
#81308
"Vacunas: La prevención de las enfermedades puede ser causa de mala salud "
por Michel Odent
"El año 2000 ha ofrecido oportunidades de demostrar que la prevención de las enfermedades puede ser causa de mala salud. Por un lado, hemos aprendido de los estudios sobre "el síndrome de la Guerra del Golfo
Retrospectiva sobre el año 2000
El año 2000 será recordado como un momento decisivo en la historia de las vacunas. Conceptos que habían sido tradicionalmente ignorados en la investigación sobre vacunas son actualmente de uso corriente. Términos tales como "mala salud" o "buena salud" o bien "efectos no específicos sobre la salud", de pronto han empezado a utilizarse de modo habitual.
Hasta hace poco, las únicas razones tenidas en cuenta en la literatura médica eran las relacionadas con la efectividad y con los efectos secundarios específicos de cada vacuna. Estos argumentos eran a menudo la base o la conclusión de las discusiones entre los grupos anti o pro vacunales. La dificultad de trascender tan limitado punto de mira, procede de la época en que a los bebés sólo se les ofrecía una o dos vacunas. Hoy en día el interés principal debería centrarse en las interacciones entre el gran numero de vacunas ofrecido rutinariamente a los bebés modernos. Investigadores, médicos y padres deberían actuar primeramente sobre criterios de buena salud y mala salud. Esto no es fácil, especialmente cuando se ha recibido un lavado de cerebro con el peligroso concepto de "medicina preventiva", el cual sugiere que la salud es la ausencia de enfermedad y que cuanto mas amplia es la lista de enfermedades que uno previene, mejor es su estado de salud. El año 2000 ha ofrecido oportunidades de demostrar que la prevención de las enfermedades puede ser causa de mala salud. Por un lado, hemos aprendido de los estudios sobre "el síndrome de la Guerra del Golfo", por otro, hemos aprendido de los estudios sobre la mortalidad infantil en el tercer mundo.
Disparos en el desierto
Todo el mundo ha oído hablar del llamado "Síndrome de la Guerra del Golfo". Actualmente se acepta que han aumentado los índices de mala salud entre aquellos que sirvieron en el Golfo alrededor de 1990. Los veteranos refirieron tan gran diversidad de síntomas que los médicos se vieron obligados a crear una nueva entidad, el "CDC de enfermedades multisintomáticas (CDC= Centers for Disease Control and Prevention / CDC= Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades). Lo más importante es que los investigadores han tenido que renovar sus conceptos y su vocabulario habitual a fin de poder explorar "el rol de las vacunas como factores de riesgo de mala salud en veteranos de la Guerra del Golfo" (1). Este fue exactamente el título de un amplio estudio publicado en mayo 2000 en el British Medical Journal (BMJ). El título por sí mismo ya indicaba claramente que el objetivo era un estudio a largo plazo de los efectos no específicos sobre la salud, causado por una combinación compleja de vacunas. En consecuencia, nuestro interés en el contexto de la investigación en salud primal, no se centra en la vacunación a los adultos, sino en la vacunación a los niños. No obstante, debemos tener en cuenta los estudios sobre vacunaciones múltiples en adultos, porque sin duda alguna sus resultados influirán en la manera en que planteemos las preguntas acerca de las vacunaciones durante el periodo primal.
Realizar valiosos estudios sobre el síndrome de la Guerra del Golfo es posible porque en el conflicto participaron decenas de miles de soldados. El Reino Unido, por ejemplo, desplegó 53.462 militares. La mayoría de ellos recibieron las vacunas biológicas que se administran habitualmente en tiempo de guerra (ántrax y peste). Siempre se asoció la vacuna de la tosferina como potenciador de la de la peste. Estos militares, también recibieron rutinariamente vacunas tales como, tétanos, cólera, poliomielitis, tifoidea, fiebre amarilla, hepatitis B y IgG para la Hepatitis A. En 1997, Rook y Zumla, aportaron razones teóricas para implicar las vacunaciones múltiples entre las posibles causas de mala salud de los veteranos de la Guerra del Golfo (2). Todas estas vacunas tienden a desequilibrar el sistema inmunológico y desviarlo hacia "towards Th2". También destacaron que las hormonas del estrés (cortisol) y los pesticidas colaboran a aumentar estas desviaciones. De acuerdo con el estudio publicado en BMJ, las vacunaciones múltiples recibidas durante el despliegue, multiplicaron por 5 el riego de presentar "enfermedades multisintomáticas".
Este estudio debería ser recordado por su interés histórico. Las preguntas que conciernen a las vacunas no se plantearon en términos de efectividad y efectos secundarios, sino en términos de efectos no específicos sobre la salud. Así fue como se introdujo en la corriente de la literatura médica, el concepto de mala salud que por sí mismo implica el de buena salud.
La lección de Guinea-Bissau
Guinea Bissau, en el África Occidental, es uno de los países más pobres del mundo. Tiene una de las mayores tasas de mortalidad infantil. En un contexto como éste, es posible utilizar la tasa de supervivencia infantil como marcador de salud. Un equipo danés de investigadores, estudió la supervivencia infantil, analizando los efectos inespecíficos sobre la salud de diferentes vacunas (3). Este estudio, recogió datos de 15.351 mujeres y sus hijos nacidos entre 1990 y 1996. El programa vacunal de Guinea-Bissau, recomienda BCG y polio al nacer, difteria, tétanos y tosferina y polio a las 6, 10 y 14 semanas; sarampión a los 9 meses de edad. La mortalidad se evaluó por periodos de 6 meses.
Los resultados muestran que ambas vacunas, BCG y sarampión, reducían la mortalidad en un 50%. Tan significativa reducción de la mortalidad no estaba relacionada con las muertes por tuberculosis o por sarampión: lo que demuestra es que las vacunas BCG y anti sarampión tienen efectos beneficiosos no específicos sobre la salud. Por otro lado, los niños que recibieron la combinación de difteria, tétanos y tosferina (DTP) y polio, multiplicaron su riesgo de mortalidad por 1,84.
Los autores interpretaron estos hallazgos con precaución ya que los datos se obtuvieron en circunstancias difíciles. No obstante la selección sesgada no es creíble, ya que las vacunas fueron asociadas con criterios opuestos. La referencia de este reciente estudio debería servir para transmitir el concepto de efectos inespecíficos sobre la salud de las vacunaciones múltiples en al temprana infancia.
Existían otros estudios realizados en el tercer mundo que sugerían que la vacuna del sarampión disminuya la mortalidad infantil. Ya en 1991 un estudio prospectivo randomizado realizado en la zona rural del Senegal, detectó un incremento de la mortalidad a los 41 meses de edad entre los niños que habían recibido vacunas contra el sarampión en dosis elevadas a los 5 meses, comparado con aquellos que habían recibido las vacunas en dosis bajas (las utilizadas habitualmente) (4). Ninguna de estas muertes fue a consecuencia del sarampión. Otro estudio en la zona rural del Senegal, publicado en 1993, demostró la diferencia de mortalidad entre varones y hembras receptores de vacunas del sarampión a bajas o altas dosis (5). En 1995 un análisis de todos los estudios comparando la mortalidad entre los niños no inmunizados y los niños de países desarrollados, inmunizados con vacunas a dosis standard, llegó a la conclusión de que la vacuna en dosis standard del sarampión, tiene efectos beneficiosos que no están relacionados con la protección específica contra la enfermedad del sarampión (6). Estos estudios se han realizado en países tan diversos como Bangladesh, Benin, Burundi, Guinea-Bissau, Haití, Senegal y Zaire.
¿Qué ocurre con los niños de los países desarrollados?
Las lecciones extraídas de la Guerra del Golfo y de los países subdesarrollados, inspiran preguntas ineludibles. ¿Qué ocurre con los posibles efectos a largo plazo sobre la salud de los niños de los países ricos, derivados de los programas de vacunaciones múltiples?. Normalmente es difícil, casi imposible, aportar respuestas válidas a este tipo de preguntas. Los índices de mortalidad infantil son tan bajos que no pueden ser usados como indicadores. Asimismo los niveles de vacunación son tan elevados que es difícil establecer un grupo control, es decir comparar el estado de salud entre un grupo vacunado y otro que no lo esté. Los niños no vacunados suelen pertenecer a familias que tienen un estilo de vida y una actitud diferente ante la salud. Esto quiere decir que es muy posible alterar factores que solo un estudio randomizado podría eliminar. Desgraciadamente no podemos analizar cada uno de los estudios epidemiológicos sobre ciertos aspectos de mala salud - tales como asma o diabetes en los niños - enfermedades que son misteriosamente frecuentes en las sociedades industrializadas. Los investigadores que intentan detectar factores de riesgo para estas enfermedades, utilizan un gran numero de variables... pero siempre olvidan observar el estado de inmunización (7,8,9).
A pesar de todas estas dificultades, hemos realizado una investigación a tres niveles cuyos resultados sugieren que los efectos inespecíficos que sobre la salud tienen las vacunaciones múltiples en edad temprana, también existen en los países ricos. Asimismo, hemos observado que se dan similitudes sorprendentes entre los resultados de nuestra investigación y los resultados de los estudios realizados en otros contextos, especialmente en el contexto de Guinea-Bissau. También hemos llegado a la conclusión de que las vacunas contra la tosferina y las otras vacunaciones a las que generalmente se asocia, tienen efectos negativos sobre el estado de salud (10) mientras que la BCG tiene efectos positivos (11). Para quienes no hayan leído el boletín de verano 1994 (vol. 2 nº 1) o el de otoño 1998 (vol. 6 nº 2), recordaremos nuestro primer análisis sobre indicadores de salud en una población infantil de 446 niños (con una media de edad de 8 años), que considerábamos un grupo homogéneo en términos de alimentación (todos habían sido amamantados hasta más allá del año de vida y de manera exclusiva durante los primeros 6 meses) y ninguno de ellos había recibido la BCG. En este grupo en concreto se apreciaban diferencias significativas cuando se clasificaba a los niños respecto a la vacuna de la tosferina (12). Cuando presentamos los resultados, nos centramos en la vacuna de la tosferina (que siempre se asocia con la del tétanos y la difteria) como factor de riesgo para el asma infantil. A la pregunta: ¿Ha sido diagnosticado su hijo como asmático en alguna ocasión?, había 26 respuestas positivas entre el grupo inmunizado (10.69%), comparado con 4 en el grupo no inmunizado (1'97%). La diferencia es altamente significativa (95% de intervalo de confianza 1.93 _ 15.30). No encontramos una diferencia similar entre los dos grupos respecto al diagnóstico de eczema (13). Por lo tanto había diferencias significativas según el indicador de salud que se tomaba.
Entre los 243 vacunados contra la tosferina, 130 tuvieron infecciones de oído, ante 59 entre los 203 no vacunados. También tomamos como indicador de salud el tiempo pasado en hospitales. De los niños vacunados, 173 (71.2%) nunca fueron hospitalizados ante 176 (86.7%) de los no vacunados. En concreto, 53 niños del grupo vacunado, fueron hospitalizados durante menos de 5 días, y 17 niños durante más tiempo; mientras que en el otro grupo fueron 24 y 3 niños respectivamente. Cuando decimos "otras enfermedades" (es decir, ni otitis, ni asma, ni eczema ni tosferina), hubo 84 casos entre el grupo vacunado (34.6%) ante 49 en el grupo no vacunado (24.1%). Acerca de este estudio, podemos llegar a la conclusión que los niños que no fueron inmunizados de la tosferina se encontraban en mejor estado de salud que los que habían sido inmunizados.
El segundo nivel de nuestra investigación, está representado por un estudio realizado sobre 274 alumnos de las escuelas británicas Rudolf Steiner. 125 de ellos habían sido inmunizados de la tosferina ante 149 no vacunados. Entre los 125 alumnos vacunados de la tosferina, 23 (18.4%) fueron diagnosticados como asmáticos, ante 6 (4.02%) del otro grupo. La diferencia es una vez más estadísticamente significativa.
La relación entre la vacuna de la tosferina y el asma infantil se confirma también a través de un estudio americano que utilizó datos del Third National Health and Nutrition Examination Survey, con niños de edades comprendidas entre los 2 meses hasta adolescentes de 16 años (14). Las vacunas DTP y tétanos aparecen como de doble riesgo de padecer alergias y otros síntomas respiratorios relacionados en niños y adolescentes. Desafortunadamente, en este estudio, los niños que sólo recibieron la vacuna del tétanos estaban mezclados con el grupo que también había recibido la DTP.
El tercer nivel viene representado por un análisis sobre datos médicos entre alumnos de la escuela francesa Steiner La Mhotte. Los alumnos de las escuelas Steiner, pertenecen a familias cuyos estilos de vida son semejantes a ambos lados del Canal. Sin embargo existen diferencias en el tema de las vacunaciones. En Francia se inmuniza habitualmente a los niños con la BCG en el momento del parto o muy tempranamente. Ninguno de los niños que había recibido también la tosferina, fue diagnosticado de asma. Por lo tanto llegamos a la conclusión de que la vacuna BCG protege a los niños que también están vacunados de la tosferina, de padecer asma. Estos efectos protectores de la BCG contribuyen a explicar las diferencias entre países. En los países con alta prevalencia de asma, la BCG no se ofrece de manera rutinaria (ejemplo: Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia, República de Irlanda). Antes de la caída del régimen comunista, la BCG se administraba rutinariamente en los países de la Europa del Este. Los niveles de asma entre los niños y los adolescentes en estos países era comparativamente bajo. Niños en edad escolar en Laipzig Alemania del este nacidos 3 años antes de la unificacion todavía tenian índices muy bajos de asma en 1995-96, mientras que la prevalencia de sensibilización atópica se incrementó despues de la unificacion alemana(15).
La primera conclusión de nuestros estudios es que hemos detectado efectos negativos sobre la salud de la vacuna de la tosferina (y de las vacunas que normalmente lleva asociadas), mientras que hemos detectado efectos positivos de la BCG.
La segunda conclusión es que tenemos mucho que aprender acerca de las vacunas y de sus interacciones. Hoy en día lo más ético sería iniciar estudios prospectivos randomizados a largo plazo. Este seria el método más fiable para evaluar el ratio de riesgo / beneficio para cualquier procedimiento médico. El verdadero primer nivel está en dividir a la población en dos (o más) grupos (randomización). Un grupo randomizado recibe el tratamiento. Otro grupo, puesto aparte, recibe otro tratamiento. Tras un largo período de seguimiento, pueden establecerse comparaciones.
Respecto a las vacunaciones masivas, seria no ético (inmoral?) continuar los actuales programas sin iniciar estudios prospectivos controlados y randomizados sobre los efectos no específicos que tiene sobre la salud las diferentes combinaciones de vacunas.
¿CÓMO PUEDEN DECIDIR LOS PADRES UNA VEZ QUE SE HAN INFORMADO?
En el inicio del siglo 21 es difícil el ejercicio de ser padres. Hoy en día los padres están condenados a elegir opciones constantemente. En algunos países algunas elecciones sobre las vacunas son más difíciles. Existen diferencias entres países tales como el Reino Unido, donde las vacunas no son obligatorias, y países como Francia, donde hay una lista de vacunas obligatorias. En resumen las propuestas planteadas a los padres son parecidas en todas partes y las decisiones tienen más o menos posibilidad de elección.
Mientras las vacunaciones múltiples a temprana edad no han sido evaluadas mediante métodos seguros, los únicos datos fiables de que disponemos se refieren a la efectividad de cada vacuna y los posibles efectos adversos, "reacciones" a corto plazo. Por ejemplo, nadie puede evaluar la expectativa de vida en los niños que reciben 10 vacunas, comparada con la de aquellos que solo reciben una o dos. Ello se debe a que los padres, (y los profesionales de salud), deben poner en juego, sus creencias, su intuición, sus preocupaciones y su actitud personal a la hora de calcular los riesgos.
Entretanto la única estrategia que podemos proponer a los padres es intentar reducir al mínimo la lista de vacunas que sus hijos van a recibir. Es necesario analizar cada vacuna una a una y valorar la gravedad de la enfermedad que se supone que previene esta vacuna, cual es la efectividad de la vacuna y que es lo que sabemos o sospechamos de los efectos secundarios a corto y a largo plazo. Esto depende también del contexto geográfico en que estemos. Los riesgos añadidos de ciertas enfermedades dependen del lugar donde habitan las personas.
Los padres deberían empezar por considerar los componentes de la tan extendida combinación DTP (difteria, tétanos y tosferina). Deberían prestar atención en primer lugar a la tosferina, la cual no es nunca obligatoria pero que se asocia rutinariamente a las otras dos. No es una vacuna efectiva. Se han producido epidemias entre niños vacunados (ej.: hubo una epidemia en Cincinnati). De acuerdo a los datos obtenidos en Guinea- Bissau, y nuestros propios datos, tiene efectos en detrimento de la salud. Por otro lado la enfermedad de la tosferina solo puede ser una amenaza para la vida durante el primer año. Sin embargo debemos remarcar que en países como Suecia y Japón los niños no reciben estas vacunas durante su primer año de vida (en Suecia se debe a que esta vacuna fue excluida del programa vacunal en 1979). Tanto Japón como Suecia, tienen el más bajo índice de mortalidad infantil del mundo (índice de muertes durante el primer año de vida). Es indudable que la ausencia de la vacuna de la tosferina es compatible con unos índices excepcionales de baja mortalidad infantil.
Este riesgo no afecta a la vacuna de la difteria en Europa Occidental y Norteamérica. La razón principal, es que los padres han participado de la vacunación contra la difteria dentro del proyecto de colaborar al esfuerzo global para erradicar esta enfermedad.
La vacuna del tétanos es, sin duda de alta efectividad. Tiene efectos perdurables. Los riesgos de reacciones adversas es realmente bajo. Asimismo, el tétanos es una enfermedad que supone una amenaza para la vida. Los padres se encuentran en una situación muy incómoda cuando los niños sufren heridas o quemaduras. En los servicios de urgencias es obligatorio inyectar una inmunoglobulina (inmunización pasiva), la cual puede producir importantes reacciones alérgicas. Al mismo tiempo hay que iniciar el plan vacunal.
Cuando la vacuna asociada DTP, se reduce a la antitetánica, ocurre que la carga de antígeno es mínima y el conjunto de complementos también es mínimo. Uno de ellos es el hidróxido de aluminio, potente inductor de la respuesta de IgE (16), y otro un derivado mercurial (no utilizado en USA).
En los países industrializados, la principal razón para vacunar también de la poliomielitis es el deseo de participar en el esfuerzo global para erradicar esta enfermedad. Hoy en día, en tales países, la única causa de poliomielitis paralizante es la vacunación oral. En USA, el último caso de polio con parálisis que no fue causado por la vacuna se produjo en 1979. Las necesidades son diferentes para aquellos que residen o piensan hacerlo en los países tropicales del tercer mundo.
La vacuna contra sarampión, paperas y rubéola es un tema de gran actualidad. La llamaremos MMR que son sus siglas en inglés: measles, mump, rubella. Muchos padres son prudentes puesto que han oído que la MMR, puede ser un factor de riesgo de enfermedades intestinales crónicas y de autismo. No tenemos mucha información fiable. La ausencia de estudios prospectivos randomizados, sólo lleva a discusiones estériles. En los medios de difusión apareció la referencia de un estudio hecho en Finlandia, que negaba "categóricamente" la relación entre MMR y autismo. En realidad era un estudio no controlado (17). Esto significa que no es posible compararlo con población no inmunizada. Este estudio no estaba destinado a evaluar la posible relación entre MMR y autismo. Podemos comprender a los padres que prefieren evitar MMR y administrar únicamente la del sarampión. Esto es fácil en ciertos países (ej. Francia). Pero es más difícil en el reino Unido, porque no existe esta vacuna aislada en el Servicio Nacional de Salud. Sin embargo sí hay una posibilidad. Los padres pueden visitar esta Web:
www.argonet.co.uk/users/jabs.
Hoy en día la vacuna Hemophilus influenza tipo b, Hib, raramente produce meningitis, y sus efectos secundarios son conocidos.
Las vacunaciones masivas del grupo Meningococci C, son un fenómeno propio del reino Unido. Vean un comentario aparecido en Lancet en 1999: " La introducción de cualquier vacuna que afecte solamente a una parte de la población con una bacteria patógena debe ser considerada como un experimento a gran escala sobre la biología de la población de bacterias". Recordemos que 5 de los 13 serogrupos meningocócicos son los que causan enfermedad. El más común de las bacterias de la meningitis pertenece al grupo B, para el cual no existe vacuna. La enfermedad por meningococo B ha aumentado en el año 2000 (18). La vacuna de la Hepatitis B, está incluida entre las vacunas ofrecidas rutinariamente a los niños. Los padres que son ellos mismos sero-negativos deberían rechazar esta vacuna para sus hijos. Recordemos que es la primera enfermedad de transmisión sexual. Algunos profesionales de salud están en riesgo de contaminarse. La drogadicción con intercambio de agujas es otro factor de riesgo. La contaminación a partir de productos farmacéuticos derivados de sangre es un riesgo poco posible todavía no es bien conocida. Por lo tanto los padres disponen de muchas razones para posponer esta vacuna, al menos hasta la pubertad.
La vacunacion masiva de "fiebre de los pollos" (chicken pox), es un fenómeno propiamente americano.
Respecto a la BCG, no se incluye de manera rutinaria entre los países de habla inglesa. De acuerdo a los datos de que disponemos, no sería prudente vacunar contra la tosferina a aquellos niños que no hayan recibido la BCG.
En una familia en que alguien ha tenido Existe también el problema de los niños cuyas familias han sido afectada por a¡la tuberculosis que se sentiran con mayor necesidad de hacerlo.
Esto sí sería aconsejable en los niños entre cuya familia haya personas afectadas de tuberculosis.
Nuestro objetivo no es estudiar en profundidad todas las vacunas que pueden ser utilizadas en la infancia. Sino sugerir estrategias a los padres cuando se encuentran ante la necesidad de elegir.
Dr. Michel Odent
Publicación trimestral del Primal Health Research Centre
Invierno 2000 vol. 8 nº 3
59, Roderick Road, Londres NW3 2NP Fax: 44 (0) 171 267 5123
INVESTIGACIÓN DE LA SALUD PRIMAL: UNA NUEVA ERA EN LA INVESTIGACIÓN DE LA SALUD
http://%20www.birthworks.org/primalhealth
ESTUDIOS CIENTÍFICOS MENCIONADOS:
- 1 - Hotopf M, David A, et al. Role of vaccinations as risk factors for ill health in veterans of the Gulf war : cross sectional study. BMJ 2000 ; 320 : 1363-67.
- 2 - Rook GAW, Zumla A. Gulf war syndrom : is it due to a systemic shift in cytokine balance towards Th2 profile ? Lancet 1997 ; 349 : 1831-33.
- 3 - Kristensen I, Aaby P, Jensen H. Routine vaccinations and child survival : follow up study in Guinea-Bissau, West Africa. BMJ 2000 ; 321 : 1435-9.
- 4 - Garenne M, Leroy O, et al. Child mortality after high-titre measles vaccines : prospective study in Senegal. Lancet 1991 ; 338 : 903-07.
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http://www.holistika.net/busqueda/artic ... el%20odent