Las clases consisten en hacerles perder el miedo al agua, siempre respetando los ritmos de cada bebé sin dejarles llorar. La mía al principio protestaba al entrar al agua, tenía que hacerlo de poco en poco, entrando y saliendo. A los dos días casi se tiraba ella de los brazos al agua.
Además es una experiencia maravillosa el compartir un medio como es el agua con tu bebé. Juegas con él, le ves la carita que pone, os sumerjéis juntos. Bueno yo estoy encantada.
Con la piscina empecé a ponerle la rutina de la comida y luego siesta y ahora me duerme dos horas seguidas de siesta. Vamos estoy contentísima.
Ah, después del baño nos metemos los papás y los bebés a un jacuzzi, y se lo pasan en grande con las burbujas. Las mamás también. Je Je.
Bueno sólo quería compartirlo con vosotras y animaros a que lo probéis.
besos.