- Vie, 17 Nov 2006, 09:35
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Ya sé que no es lo mismo, pero os contaré una historia: el año pasado en mi trabajo (éramos unos 20, de los cuales 14 mujeres entre los 30-40) nos quedamos embarazadas dos compañeras a la vez. Poco antes habían parido otras dos, y algunas otras también tenían niños. Pues bien, una compañera sin niños desapareció un tiempo y finalmente dejó el trabajo, aunque aún nos escribía artículos desde casa (somos periodistas, y trabajábamos juntas en la redacción de revistas).
Ella precisamente tenía mucho trato con nosotras dos (las del embarazo simultáneo) y nos estrañó mucho que no pasara a felicitarnos ni a ver a nuestros bebés. Solo nos envió un escueto email de felicitación.
Más tarde supimos por qué: estaba escribiendo un libro. Un libro que relata, en forma de diario personal, su amarga experiencia. Había pasado dos años intentando quedarse embarazada hasta que entendió que no era posible, y cuenta el rosario de médicos y de tratamientos y los problemas con su pareja y sus sentimientos.
Y explica que mientras estaba en este proceso, todas sus amigas y compañeras treintañeras se pusieron a parir felizmente. Y que le dolía tratar con ellas (nosotras), que lo habíamos tenido tan fácil.
Y todo esto lo he sabido porque he leído su libro. Ahora comprendo que no podía venir a una oficina llena de barrigudas y fotos de bebés como salvapantallas. No sabeis lo tristes que nos pusimos todas al leerlo.
Bueno, pues os cuento este rollo porque esta chica explica abiertamente que tenía malos pensamientos hacia nosotras. ¡Somos humanos y tenemos sentimientos! Sin embargo, ella es perfectamente consciente de que no tenemos la culpa de su problema. Imagináos si las parejas infértiles empezaran a cargar contra las que tenemos hijos. Bueno, pues no veo por qué lo hacen las que no han podido (por lo que sea) dar el pecho (Rivendel, tu eres la excepción... tu eres excepcional!
).