Recordé gracias a Sole algo que escribí aquí mismo cuando Almudena cumplió dos años, que la paz genera paz.
Hoy, pasados casi otros dos años de aquel escrito he aprendido otra lección que debo compartir con ustedes: "hay que dejarlo ir".
Para mí ha resultado un aprendizaje vital. Dos años después mis dos hijos siguen despertándose cada noche, a veces más a veces menos y yo he aprendido a no contartas, a no desesperarme, a no esperar milagros ni a pedir peras al olmo.
Si a una mamá cualquiera le preguntamos cuántos pañales cambia al día a lo mejor le cuesta hacer el cálculo exacto. Cambiamos los necesarios. Unas veces serán cinco y otras siete. Si tiene diarrea cambiamos más y si no moja el pañal y es chiquito nos asustamos, si es grande pensamos que empieza a controlar esfínteres. Pero no nos preocupa el tema, ni es algo de lo que hablemos con otras madres (y eso que los pañales no son baratos).
Sin embargo cuando vemos a una mamá novata lo primero que preguntames es "¿Cómo duerme?" Es un tema que nos preocupa y nos ocupa. Tanto que Rafi creo este foro y tanto que dos años después casi 3000 mamás se han registrado y tanto que el Dr. Estivill es un best seller en ventas.
Pero, ¿qué pasa cuando le restamos importancia? En mi caso, en el caso de mi familia el sueño ha dejado de ser un tema del que hablamos. No pasamos de un ¿Qué tal tu noche? Bien, mal o regular. Y lo dejamos ir.
Dejarlo ir es para mi un aprendizaje necesario. Debemos dejarlo ir para no acumular ira contra nosotras pensando que somos malas madres, contra nuestra pareja porque no nos apoya como queremos o contra nuestros hijos que no duermen lo que otros dicen que deben.
Esa ira acumulada puede resultar muy dolorosa en la vida de una persona. En mi caso particular mi madre todavía me recuerda con rencor que yo "nunca" dormía la siesta. Es un tema recurrente cuando en mi famila se habla de niños. Ese nunca absoluto me dañó mucho tiempo y hace que todavía hoy me cueste dormir la siesta aun cuando lleve una semana desvelada por alguna causa.
Creo que hay que dar un paso más de no dejarles llorar. Hay que dar el paso en positivo con nuestros hijos de dejarles ser. Respetar que se despierten y amarles porque se despiertan una, tres o veintitres veces en una noche. Agradecerles la oportunidad que nos brindan de abrazarles y besarles a horas intenpestivas y sobre todo el amor y la necesidad que tienen de nosotras que somos todo para ellos en esos momentos. Un todo absoluto: consuelo, alimento, calor, humor, sosiego,... Anque a veces lo que les damos es exactamente lo contrario: gritos, agua, soledad, nervios....
Dejemos ir las malas noches, dejemos de preocuparnos por ellas por el bien de nuestros hijos y de nosotras mismas