Aún no se conoce la causa precisa de este malestar, pero existen varias teorías. La mayoría de los expertos creen que sucede por cambios hormonales, especialmente por el incremento de la gonadotropina coriónica humana.
Sin embargo un reciente estudio reveló que el malestar gravídico matutino sería la manera del cuerpo de proteger a la madre y al bebé contra distintas toxinas o bacterias presentes en los alimentos.
Esta nueva investigación halló que el 65 % de un grupo de olores comunes, expresados por las mujeres embarazadas, particularmente de alimentos fritos, ocasionaban náuseas. A esto hay que sumarle que la mitad de mujeres desarrolló una fuerte aversión al alcohol en sus primeros tres meses.
"La carne y los productos lácteos, por ejemplo, tienen más probabilidades de albergar bacterias, así que puede ser que el cuerpo femenino opte por una selección natural para conseguir librarse de ellas durante embarazo", explican los expertos. Esto demostraría que poco tienen que ver las hormonas y evidenciaría que el cuerpo protege a las embarazadas contra sustancias dañinas, afirman los autores.
El trabajo, realizado por los doctores Gillian Pepper y Craig Roberts de la School of Biological Sciences de la Universidad de Liverpool de Gran Bretaña, que analizó 56 estudios de 21 países demostraría un "acoplamiento entre la náusea y la dieta". Y lo relacionaron con el alto consumo de macronutrientes, así como de azúcares, estimulantes, carne, leche y huevos, y el bajo consumo de cereales y legumbres frescas.
Los autores indican que la hipótesis era que las nauseas protegerían al embrión contra toxinas tales como las que se presentan en las bebidas. Sin embargo, su alcance creció hasta incluir agentes patógenos, cualquier microrganismo capaz de producir una enfermedad infecciosa y los teratógenos, aquellos agentes capaces de causar un defecto congénito como un medicamento recetado, drogas y alcohol.
Más recientemente, se reformuló la idea extendiendo las "ventajas" del malestar gravídico matutino a la madre, ya que su cuerpo también es vulnerable porque su sistema inmune se suprime durante el embarazo.
Las conclusiones se dieron tras analizar la dieta típica en cada país y encontraron que aquellos con un alto consumo de azúcares, edulcorantes, estimulantes tales como cafeína, carnes, leche y huevos tenían mujeres embarazadas con más malestar que aquellos donde se consumía más cereales y legumbres.
Todo sugeriría, según los investigadores, que las nauseas y vómitos accionarían para contener aquellos agentes dañinos que podrían comprometer el embarazo. Así, el malestar gravídico matutino cumpliría una función profiláctica adaptante contra comestibles potencialmente perjudiciales.