Nuestos hijos no son culpables de que nuestro matrimonio esté en crisis ni de que no tengamos tiempo, ganas o imaginación para tener sexo con el marido. Hasta donde entiendo nuestros hijos no nos prohiben tener vida conyugal, no nos obligan a ponernos un cinturón de castidad ni nos amenazan con que vamos a ir al infierno, ni nada de nada. Ellos solo quieren que se cubran sus necesidades y eso podemos hacerlo perfectamente complaciendo también a nuestra pareja y a nosotras mismas. Que el niño duerma en la cama no es excusa de nada. Tengo dos hijos. La mayor duerme con su papá y el pequeño conmigo, así que se de lo que hablo. Siempre hay un momento en que el peque se puede ir a su cuna, o los papás se pueden ir al cuarto de invitados, o al sofá de la sala, o a la mesa de la cocina o la bañera (es por poner algunos ejemplos). Y por mal que duerma un niño siempre hay un rato que duerme al menos 20 minutos o media horita, ¿no? Bueno, salvo cuando están malitos, pero eso es pasajero.
Además, la vida conyugal no se reduce a la vida sexual. Darse un apapacho cuando es la quinta vez que te levantas a consolar a tu hijo también cuenta, o que tu marido traiga cena preparada para que no trabajes o tomarse una cerveza con palomitas viendo una peli con el niño pegado a la teta, y acordarse de darse un beso de buenos días y otro de buenas noches.
Por supuesto que la maternidad/paternidad cambia las cosas. Ya no somos solteros que podemos irnos de juerga hasta las cinco ni ver amanecer en la disco pero a cambio hay muchas cosas que nos reconfortan, ¿o no?
Cuando somos mamás y papás debemos madurar, debemos cambiar la importancia de las cosas, debemos entender mejor el concepto de familia. No es justo para nuestros niños que les acusemos de destrozar nuestra vida conyugal ni de alerar nuestro estilo de vida. Eso ya sabíamos que íba a pasar antes de que nacieran, ¿o no?
No es justo para nuestros hijos crecer con la culpa de que por ellos se separaron mamá y papá. ¿Pero alguien cree en serio que un bebé puede desear que sus padres se distancien? ¡Seamos serios! somos lo que más necesitan en el mundo, casi lo único que necesitan. Distanciarnos es para ellos como hacerse el harakiri porque papá y mamá están de mal humor y no entienden mi llanto y yo me angustio más porque mamá o papá en vez de acariciarme y besarme me regaña, me deja llorar, me ignora y me pone una cara de perro que asusta. Y claro, cuando me asusto lloro más y las cosas empeoran... ¿No pensará así un niño?
Pero claro, para nosotros es más fácil echar la culpa a otro que responsabilizarnos a nosotros mismos de no habernos sabido adaptar a los cambios. y claro, es más fácil culpar al niño, que no se puede defender. Y está bien visto en nuestra sociedad que el niño tenga la culpa, como no habla, como no nos dice: "mamá, seamos serios, ¿de cuál fumaste?"
Y por último, si a sus maridos les cuesta dormir en otro cuarto, se pone celoso, amenaza con el divorcio, se enoja con el niño y con ustedes,... ¿pueden imaginarse cómo se siente un niño separado de su mamá, cómo reacciona? Pues llora que es lo único que puede hacer, porque no puede amenazarnos, ni gritarnos. Si un señor de treinta y pico de años le cuesta dormir solo, ¿no le costará más a un bebé de meses o de pocos años?
Vamos, que tener hijos también consiste en madurar un poco como familia y dejar de poner excusas a la falta de vida marital porque con imaginación y ganas todo se puede.
Y nuestra obligación es que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, con menos complejos, menos culpas y con una sonrisota de oreja a oreja siempre que puedan, que sepan enfrentar los problemas de la mejor manera y puedan construir un mundo y una vida mejor que la que tenemos nosotros ahora. y eso no lo vamos a hacer culpándoles desde la cuna por nuestras fallas.