Almudena sigue despertándose, ya menos, la verdad, unas dos o tres veces por noche. Y Antelmo, con su reflujo y todo se despierta una o dos veces. Almudena se despierta inquieta y llorando o gritando hasta que le dan su leche. Antelmo nada más me mira, me jala y se muere de la risa hasta que le doy teta y se duerme de nuevo. Y yo me pregunto POR QUÉ.
RESPUESTAS.
1. Con Almudena estaba muy angustiada. Se supone que debía dormir a los seis meses toda la noche, ¿no? Y claro me levantaba de malas. Y ella se ponía peor. O sea, la angustia genera angustia. Con Antelmo me despierto de buen humor y le atiendo cuando antes. O sea, la paz genera paz.
2. Con Almudena me hice bolas, con perdón, entre lo que me decía mi instinto protector de que la niña durmiera conmigo y tomara toda la teta del mundo y lo que me decían los demás que pasaba desde: "la puedes aplastar", "la vas a ahogar, le falta aire" hasta "eso sólo lo hacen los pobres" "Tu marido es más importante, se va a divorciar"... y otra sarta de sandeces del estilo. eso sin hablar de la lactancia... Y eso que en este país el colecho suele estar bien visto. Con Antelmo mandé a la goma a todo el mundo y decidí hacer caso a mi instinto. El resultado es que estoy más relajada, de mejor humor, el niño llora menos (paréntesis, llora tan poco que apenas hace una semana nos dimos cuenta de que el reflujo que tenía era serio) y todos somos más felices.
3. He aprendido que la rutina de sueño es algo básico, pero que debe ser flexible, si un día no se hace, no se acaba el mundo. Ahora se me suelen dormir los dos niños a la vez. Almudena en su cama y Antelmo en la mecedora mientras les cuento cuentos o lo que sea. Si Antelmo no está, Almudena no se quiere dormir porque no está su hermano.
4. He descubierto lo importante que es que Almudena "digiera" su día. Me explico. los niños aprenden un montón de cosas nuevas cada día y eso a veces les altera. Me pasaba con Almudena. Ahora antes de dormir decimos: "hoy ha sido un día muy bonito. ¿Qué hemos hecho? Y le voy contando el día, con lo bueno y malo haciendo que lo malo sea bueno. Cuando empezamos Almudena casi no hablaba y ahora participa. Eso le ayudó mucho a espantar malos sueños.
5. Hemos aprendido a decidir qué queremos soñar y a cambiar de canal si no le gusta. Otro método más para espantar pesadillas. Los niños entienden todo desde muy chiquitos y eso sirve desde entonces.
6. He descubierto que un matrimonio no se acaba porque el marido duerma en otra cama o en otro cuarto. Cada uno de nosotros duerme con un niño. A veces la vida sexual es nula por el agotamiento. Pero el matrimonio no es solo sexo. Y esta etapa es pasajera.
7. He aprendido que los niños crecen más ràpido de lo que quisiéramos. Ahora cuando a Almudena se le acaba la leche, le digo. Espera que voy a la cocina y hago más y se queda tan tranquila. O le digo, ahora no puedo que Antelmo está comiendo, cuando acabe te la doy. Y lo entiende. Hace unos meses hubiese sido un drama.
8. He descubierto que las rutinas deben variar con la edad de los niños, con sus gustos y que TOOOODO se altera con las enfermedades y que eso son unas quinientas veces cuando empiezan la escuela y dejan de mamar.
9 He aprendido a disfrutar de los despertares nocturnos de mis hijas y a que se conviertan en un momento de mucha paz que tanto a mi marido como a mi nos hace sentir como súperhéroes.
10. Y sobre todo, he descubierto que lo mejor que tengo en el mundo son mis hijos y mi marido, que a pesar del cansancio crónico todavía nos sabemos reir y emocionar con las cosas que tienen y que me hacen muy feliz sólo por estar ahí.
Y fin del choro que ha sido muy largo...