Recièn leìa los comentarios de Mariquilla sobre las dificultades que tenemos las mamàs para "leer" lo que les ocurre a nuestros bebès. La falta de distancia para poder observar què les ocurre, cuando si vièramos al hijo de otra mujer seguramente detectarìamos ràpidamente què le pasa.
Yo recibì ayuda en este foro en momentos muy difìciles de mi relaciòn con mi hijo (hoy de 16 meses). Incluso lleguè a la consulta psicològica, porque habìa dìas en que estaba muy loca (còmo no estar loca si mi bebote me despertaba cada hora y media y luego me gritaba todo el dìa??? )
Mi pregunta es y lanzo el tema.... podemos ser tan tolerantes con nosotras mismas, como intentamos serlo con nuestros hijos? Està bien, y nadie discute, que ellos son bebès. Pero y nosotras? No necesitamos un lugar de protesta? un lugar, aunque sea un post, para expresar sòlo el malhumor, la contrariedad y el fastidio que nos produce descubrir que la maternidad no era el idilio que imaginàbamos?
No es legìtimo acaso? No nos pasa como a ellos, que luego de patalear un buen rato nos sentimos mejor??? en lugar de ir dàndonos azotes por no ser las madrazas que suponemos deberìamos ser?
Les cuento que cuando me permito ver que soy irremediablemente humana (a veces me enojo con mi hijo, claro! y a veces como la sincera de Mariquilla tambièn le he gritado) luego estoy mejor conmigo y con mi cachorro, al que no està demàs decir que adoro con mi vida.
Porque a veces nos pasa que registramos las caìdas en la maternidad, pero no las pequeñas cimas cotidianas...las horas en vela que regalamos amorosamente, la atenciòn que prestamos, la incondicionalidad espiritual y fìsica que intentamos dar a nuestros bebès.
Yo era de las que imaginaba la maternidad como un lecho de rosas y felicidad (como las publicidades de pañales y de cremas para el cuerpo post parto). Contribuyò a esa idea la ausencia de niños cerca y la desesperada bùsqueda de un hijo a lo largo de 4 años llenos de dolor y un montòn de tratamientos de fertilidad infructuosos.
Y hoy mi gordo hermoso que vino solo a mi vida (quiero decir sin tratamiento alguno) està conmigo llenàndome la vida de luz y agobio, de alegrìa y rabietas, de dudas e incertidumbres a granel, de cal y arena...
Esta es mi historia por lo menos....
Les mando un enorme beso mamàs queridas que con sus historias cotidianas me han ayudado un montòn a relajarme y a darme cuenta que no soy (y tampoco quiero ser a esta altura) Madre Coraje...y mi otra pregunta es si contrariamente a lo que imaginamos nuestras limitaciones (cansancio, hartazgos y enojos varios en medidas razonables) no serviràn a nuestros cachorros a separarse de nosotras.
Ustedes què opinan?
MERCE