Lugar donde compartir el día a día de nuestros pequeños.

Moderadores: lolilolo, Titoi, Yuziel, rafi., Tote, Trece, nuriah, rosalina, ilargi, Kim, xirimiri

  • Advertisement

por mamidario
#51621 Hola amig@s estaba ayer en la piscina con Darío dandole la merienda, estabamos en la piscina grande, cuando vimos algo que me espanto, una señora( de unos 50 años) estaba con una niña de unos dos años y pico, era la abuela de esta, y se bañaban tan tranquilas y la niña se lo pasaba muy bien,con sus manguitos flotando, cuando de repente la abuela sube a la nena al bordillo de la piscina (no se exactamente para que) y como era de esperar la nena se puso en pie y fue caminando por el bordillo hacia la parte que cubria, mientrasd la abuela se desgañitaba a llamarla, pero con el culo bien en remojo, yo miraba con horror como la nena se alejaba con el peligro de resbalar en el bordillo, y la " buena señora" sin moverse del agua.
por fin decidio salir e ir a por ella, la cogio con mucha fuerza del bracito ( yo diria que le hizo daño) y trajo a la nena practicamente arrastrandola, llorando desconsolada y la puso encima de la toalla de espaldas a la piscina mirando al muro, y bien alto para que todas las mamas que alli nos encontrabamos la oyeramos perfectamente le dijo: -¡Y ahora a pensar en lo que has hecho!.
y nos miraba a todas las mamas como diciendo "yo controlo la situación o algo así" PATETICO.
y la niña se quedo allí llorando sin saber que había hecho mal o esa impresión me daba a mi, ya que en ningun momento se le explico nada, al rato, no se cuantos minutos ya que la abuela miraba el reloj para no ir antes del tiempo convenido, se acerco y le pregunto si se iba a portar bien y la niña entre sollozos le decia :- Si , y le preguntaba y ¿vas a venir cuando la abuela te llame y la niña :-Si, y ¿te vas a escapar más? y la niña dijo:-Si
y la abuela le dijo :- ah si! pues a pensar un rato más
me dieron unas ganaas de cojer a la señora y llamarle la atención, es que no se da cuenta de que la niña solo le dice lo que quiere oir , que no sabe ni que le esta preguntando, de verdad que me puse mala de ver la situación
menos mal que al rato volvio y no le hizo preguntas estupidas y la dejo seguir bañandose.
Cuanto mal ha hecho el programita en cuestión y lo que va hacer.
siento lo largo que me ha quedado,
:fl

Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
por lafiu
#51627 Desde luego,

Eso pasa por entender las cosas a medias y luego querer aplicarlo todo porque "hace moderno" y así todos los demás tenemos claro que "ella es una super abuela".

Si es que a los niños hay que explicarles las cosas. Si conviene, se les explica cincuenta veces. O cincuenta y una.
Si no se lo explicamos bien, ¿cómo van a entenderlo?
Pobre criatura: seguro que aún no entiende porqué narices su abuela se enfadó tanto. Y encima seguro que llegó a su casa y la abuela le dijo a mamá (como si la viera):
"- Tu hija se ha portado supermal en la piscina".
¡Y la pobre sólo caminaba!

¡Cuánta empatía nos falta!

Saludos

:33: :31:

Elena

:113: Asesora en lactancia materna de DO DE PIT
(Associació pro-alletament matern) de Tarragona
y MADRE
----
QUIÉREME CUANDO MENOS ME LO MEREZCA, PORQUE SERÁ CUANDO MÁS LO NECESITE
----
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
por solecilla
#51650 :cry:

es cierto lo que dices: la niña solo queria decir lo que esperaban de ella y no habia entendido nada.

y por cierto: la técnica esa del tiempo fuera, aplicada como dicen los psicólogos supone NO MOSTRAR ENFADO EN NINGÚN MOMENTO: NO ES UN CASTIGO, SINO UN TIEMPO DE REFLEXIÓN y además debe aplicarse en circunstancias en las que se hubiera explicado previamente al niño que se espera de el. y desde luego: dejar caminar sola por la piscina a una niña de dos años, es ponerla en un gran peligro. así que lo principald el caso es que la abuela tenia que salir del agua CON la nieta.

RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
Avatar de Usuario
por Alexia
#51657 Lo peor de que se este tipo de métodos (Estivill, Supernany, etc) se hagan llegar a todos los públicos no es sólo el peligro de la aplicación del método en sí, si no la mala interpretación que algunas personas con poco sentido crítico puedan hacer de ellos. En el caso del Estivill, el método por sí sólo ya es bastante truculento pero en el de la supernani en el que veo algo de sentido común (y que supongo está basado en algún tipo de estudio) el problema es que lo presentan como algo que "tú mismo puedes hacer desde casa con tus manitas" cuando lo ideal sería que recomendaran la lectura de sus bases antes de poner nada en práctica... Antes de emitir determinados programas deberían analizar a qué público quieren hacerlos llegar.

ImagenImagenImagenImagen
Avatar de Usuario
por pau
#51684 Tengo la sensación de que se ha asentado y con estos "métodos" cada vez más, la idea de que los niños son malos por naturaleza y que los adultos deben protegerse. Los padres quieren tener niños independientes y sin rabietas... gran contradicción, entre otras muchas cosas. ¿Cuando saldra un metodo para adiestrar a los padres que adiestran a los niños?, a ver si se animan los :twisted: . Igual estos padres si les dan del mismo jarabe...

Por otro lado, veo que mucha gente no se plantea para nada la idea de "¿y porque tienen que ser así las cosas?" dejando que las modas y los metoditos acaben siendo norma. Como dice Rosa Jové, ¿porque vamos a enseñarles cosas y costumbres que luego no haran?

Desde luego, volviendo a la sensación del principio, ojalá se pusiesen de "moda" las palabras de Carlos Gonzalez. Y ahora pongo el artículo que un buen dia janf57 me citó... me gustó tanto que no lo puedo resistir! :mrgreen:

Tu hijo... es una buena persona, por Dr. Carlos González

Cuando una esposa afirma que su marido es muy bueno, probablemente es un hombre cariñoso, trabajador, paciente, amable... En cambio, si una madre exclama "mi hijo es muy bueno", casi siempre quiere decir que se pasa el día durmiendo, o mejor que "no hace más que comer y dormir" (a un marido que se comportase así le llamaríamos holgazán). Los nuevos padres oirán docenas de veces (y pronto repetirán) el chiste fácil: "¡Qué monos son... cuando duermen!"

Y así los estantes de las librerías, las páginas de las revistas, las o­ndas de la radio, se llenan de "problemas de la infancia": problemas de sueño, problemas de alimentación, problemas de conducta, problemas en la escuela, problemas con los hermanos... Se diría que cualquier cosa que haga un niño cuando está despierto ha de ser un problema.
Nadie nos dice que nuestros hijos, incluso despiertos (sobre todo despiertos), son gente maravillosa; y corremos el riesgo de olvidarlo. Aún peor, con frecuencia llamamos "problemas", precisamente, a sus virtudes.


Tu hijo es generoso

Marta juega en la arena con su cubo verde, su pala roja y su caballito. Un niño un poco más pequeño se acerca vacilante, se sienta a su lado y, sin mediar palabra (no parece que sepa muchas) se apodera del caballito, momentáneamente desatendido. A los pocos minutos, Marta decide que en realidad el caballito es mucho más divertido que el cubo, y lo recupera de forma expeditiva. Ni corto ni perezoso, el otro niño se pone a jugar con el cubo y la pala. Marta le espía por el rabillo del ojo, y comienza a preguntarse si su decisión habrá sido la correcta. ¡El cubo parece ahora tan divertido!

Tal vez la mamá de Marta piense que su hija "no sabe compartir". Pero recuerde que el caballito y el cubo son las más preciadas posesiones de Marta, digamos como para usted el coche. Y unos minutos son para ella una eternidad. Imagine ahora que baja usted de su coche, y un desconocido, sin mediar palabra, sube y se lo lleva. ¿Cuántos segundos tardaría usted en empezar a gritar y a llamar a la policía? Nuestros hijos, no le quepa duda, son mucho más generosos con sus cosas que nosotros con las nuestras.

Tu hijo es desinteresado

Sergio acaba de mamar; no tiene frío, no tiene calor, no tiene sed, no le duele nada... pero sigue llorando. Y ahora, ¿qué más quiere?
La quiere a usted. No la quiere por la comida, ni por el calor, ni por el agua. La quiere por sí misma, como persona. ¿Preferiría acaso que su hijo la llamase sólo cuando necesitase algo, y luego "si te he visto no me acuerdo"? ¿Preferiría que su hijo la llamase sólo por interés?
El amor de un niño hacia sus padres es gratuito, incondicional, inquebrantable. No hace falta ganarlo, ni mantenerlo, ni merecerlo. No hay amor más puro. El doctor Bowlby, un eminente psiquiatra que estudió los problemas de los delincuentes juveniles y de los niños abandonados, observó que incluso los niños maltratados siguen queriendo a sus padres.

Un amor tan grande a veces nos asusta. Tememos involucrarnos. Nadie duda en acudir de inmediato cuando su hijo dice "hambre", "agua", "susto", "pupa"; pero a veces nos creemos en el derecho, incluso en la obligación, de hacer oídos sordos cuando sólo dice "mamá". Así, muchos niños se ven obligados a pedir cosas que no necesitan: infinitos vasos de agua, abrir la puerta, cerrar la puerta, bajar la persiana, subir la persiana, encender la luz, mirar debajo de la cama para comprobar que no hay ningún monstruo... Se ven obligados porque, si se limitan a decir la pura verdad: "papá, mamá, venid, os necesito", no vamos. ¿Quién le toma el pelo a quién?

Tu hijo es valiente

Está usted haciendo unas gestiones en el banco y entra un individuo con un pasamontañas y una pistola. "¡Silencio! ¡Al suelo! ¡Las manos en la nuca!" Y usted, sin rechistar, se tira al suelo y se pone las manos en la nuca. ¿Cree que un niño de tres años lo haría? Ninguna amenaza, ninguna violencia, pueden obligar a un niño a hacer lo que no quiere. Y mucho menos a dejar de llorar cuando está llorando. Todo lo contrario, a cada nuevo grito, a cada bofetón, el niño llorará más fuerte.

Miles de niños reciben cada año palizas y malos tratos en nuestro país. "Lloraba y lloraba, no había manera de hacerlo callar" es una explicación frecuente en estos casos. Es la consecuencia trágica e inesperada de un comportamiento normal: los niños no huyen cuando sus padres se enfadan, sino que se acercan más a ellos, les piden más brazos y más atención. Lo que hace que algunos padres se enfaden más todavía. Si que huyen los niños, en cambio, de un desconocido que les amenaza.

Los animales no se enfadan con sus hijos, ni les riñen. Todos los motivos para gritarles: sacar malas notas, no recoger la habitación, ensuciar las paredes, romper un cristal, decir mentiras... son exclusivos de nuestra especie, de nuestra civilización. Hace sólo 10.000 años había muy pocas posibilidades de reñir a los hijos. Por eso, en la naturaleza, los padres sólo gritan a sus hijos para advertirles de que hay un peligro. Y por eso la conducta instintiva e inmediata de los niños es correr hacia el padre o la madre que gritan, buscar refugio en sus brazos, con tanta mayor intensidad cuanto más enfadados están los progenitores.

Tu hijo sabe perdonar

Silvia ha tenido una rabieta impresionante. No se quería bañar. Luchaba, se revolvía, era imposible sacarle el jersey por la cabeza (¿por qué harán esos cuellos tan estrechos?). Finalmente, su madre la deja por imposible. Ya la bañaremos mañana, que mi marido vuelve antes a casa; a ver si entre los dos...

Tan pronto como desaparece la amenaza del baño, tras sorber los últimos mocos y dar unos hipidos en brazos de mamá, Silvia está como nueva. Salta, corre, ríe, parece incluso que se esfuerce por caer simpática. El cambio es tan brusco que coge por sorpresa a su madre, que todavía estará enfadada durante unas horas. "¿Será posible?" "Mírala, no le pasa nada, era todo cuento".

No, no era cuento. Silvia estaba mucho más enfadada que su madre; pero también sabe perdonar más rápidamente. Silvia no es rencorosa. Cuando Papá llegue a casa, ¿cuál de las dos se chivará? ("Mamá se ha estado portando mal..."). El perdón de los niños es amplio, profundo, inmediato, leal.

Tu hijo sabe ceder

Jordi duerme en la habitación que sus padres le han asignado, en la cama que sus padres le han comprado, con el pijama y las sábanas que sus padres han elegido. Se levanta cuando le llaman, se pone la ropa que le indican, desayuna lo que le dan (o no desayuna), se pone el abrigo, se deja abrochar y subir la capucha porque su madre tiene frío y se va al cole que sus padres han escogido, para llegar a la hora fijada por la dirección del centro.

Una vez allí, escucha cuando le hablan, habla cuando le preguntan, sale al patio cuando le indican, dibuja cuando se lo ordenan, canta cuando hay que cantar. Cuando sea la hora (es decir, cuando la maestra le diga que ya es la hora) vendrán a recogerle, para comer algo que otros han comprado y cocinado, sentado en una silla que ya estaba allí antes de que él naciera.

Por el camino, al pasar ante el quiosco, pide un "Tontanchante", "la tontería que se engancha y es un poco repugnante", y que todos los de su clase tienen ya. "Vamos, Jordi, que tenemos prisa. ¿No ves que eso es una birria?" "¡Yo quiero un Totanchante, yo quiero, yo quiero...!" Ya tenemos crisis.

Mamá está confusa. Lo de menos son los 20 duros que cuesta la porquería ésta. Pero ya ha dicho que no. ¿No será malo dar marcha atrás? ¿Puede permitir que Jordi se salga con la suya? ¿No dicen todos los libros, todos los expertos, que es necesario mantener la disciplina, que los niños han de aprender a tolerar las frustraciones, que tenemos que ponerles límites para que no se sientan perdidos e infelices? Claro, claro, que no se salga siempre con la suya. Si le compra ese Tontachante, señora, su hijo comenzará una carrera criminal que le llevará al reformatorio, a la droga y al suicidio.

Seamos serios, por favor. Los niños viven en un mundo hecho por los adultos a la medida de los adultos. Pasamos el día y parte de la noche tomando decisiones por ellos, moldeando sus vidas, imponiéndoles nuestros criterios. Y a casi todo obedecen sin rechistar, con una sonrisa en los labios, sin ni siquiera plantearse si existen alternativas. Somos nosotros los que nos "salimos con la nuestra" cien veces al día, son ellos los que ceden. Tan acostumbrados estamos a su sumisión que nos sorprende, y a veces nos asusta, el más mínimo gesto de independencia. Salirse de vez en cuando con la suya no sólo no les va hacer ningún daño, sino que probablemente es una experiencia imprescindible para su desarrollo.

Tu hijo es sincero

¡Cómo nos gustaría tener un hijo mentiroso! Que nunca dijera en público "¿Por qué esa señora es calva?" o ¿Por qué ese señor es negro?" Que contestase "Sí" cuando le preguntamos si quiere irse a la cama, en vez de contestar "Sí" a nuestra retórica pregunta "¿Pero tú crees que se pueden dejar todos los juguetes tirados de esta manera?"

Pero no lo tenemos. A los niños pequeños les gusta decir la verdad. Cuesta años quitarles ese "feo vicio". Y, entre tanto, en este mundo de engaño y disimulo, es fácil confundir su sinceridad con desafío o tozudez.

Tu hijo es buen hermano

Imagínese que su esposa llega un día a casa con un guapo mozo, más joven que usted, y le dice: "Mira, Manolo, este es Luis, mi segundo marido. A partir de ahora viviremos los tres juntos, y seremos muy felices. Espero que sabrás compartir con él tu ordenador y tu máquina de afeitar. Como en la cama de matrimonio no cabemos los tres, tú, que eres el mayor, tendrás ahora una habitación para tí solito. Pero te seguiré queriendo igual". ¿No le parece que estaría "un poquito" celoso? Pues un niño depende de sus padres mucho más que un marido de su esposa, y por tanto la llegada de un competidor representa una amenaza mucho más grande. Amenaza que, aunque a veces abrazan tan fuerte a su hermanito que le dejan sin aire, hay que admitir que los niños se toman con notable ecuanimidad.

Tu hijo no tiene prejuicios

Observe a su hijo en el parque. ¿Alguna vez se ha negado a jugar con otro niño porque es negro, o chino, o gitano, o porque su ropa no es de marca o tiene un cochecito viejo y gastado? ¿Alguna vez le oyó decir "vienen en pateras y nos quitan los columpios a los españoles"? Tardaremos aún muchos años en enseñarles esas y otras lindezas.

Tu hijo es comprensivo

Conozco a una familia con varios hijos. El mayor sufre un retraso mental grave. No habla, no se mueve de su silla. Durante años, tuvo la desagradable costumbre de agarrar del pelo a todo aquél, niño o adulto, que se pusiera a su alcance, y estirar con fuerza. Era conmovedor ver a sus hermanitos, con apenas dos o tres años, quedar atrapados por el pelo, y sin gritar siquiera, con apenas un leve quejido, esperar pacientemente a que un adulto viniera a liberarlos. Una paciencia que no mostraban, ciertamente, con otros niños. Eran claramente capaces de entender que su hermano no era responsable de sus actos.

Si se fija, observará estas y muchas otras cualidades en sus hijos. Esfuércese en descubrirlas, anótelas si es preciso, coméntelas con otros familiares, recuérdeselas a su hijo dentro de unos años ("De pequeño eras tan madrugador, siempre te despertabas antes de las seis...") La educación no consiste en corregir vicios, sino en desarrollar virtudes. En potenciarlas con nuestro reconocimiento y con nuestro ejemplo.

La semilla del bien

Observando el comportamiento de niños de uno a tres años en una guardería, unos psicólogos pudieron comprobar que, cuando uno lloraba, los otros espontáneamente acudían a consolarle. Pero aquellos niños que habían sufrido palizas y malos tratos hacían todo lo contrario: reñían y golpeaban al que lloraba. A tan temprana edad, los niños maltratados se peleaban el doble que los otros, y agredían a otros niños sin motivo ni provocación aparente, una violencia gratuita que nunca se observaba en niños criados con cariño.

Oirá decir que la delincuencia juvenil o la violencia en las escuelas nacen de la "falta de disciplina", que se hubieran evitado con "una bofetada a tiempo". Eso son tonterías. El problema no es falta de disciplina, sino de cariño y atención, y no hay ningún tiempo "adecuado" para una bofetada. Ofrézcale a su hijo un abrazo a tiempo. Miles de ellos. Es lo que de verdad necesita.

Autor: Dr. Carlos González, pediatra
Avatar de Usuario
por lafiu
#51696
pau escribió:Desde luego, volviendo a la sensación del principio, ojalá se pusiesen de "moda" las palabras de Carlos Gonzalez. Y ahora pongo el artículo que un buen dia janf57 me citó... me gustó tanto que no lo puedo resistir! :mrgreen:


¡¡QUÉ ENCANTO DE PADRES TENEMOS EN ESTE FORO!!

Gracias por estar aquí, chicos.

:33: :31:

Elena

:113: Asesora en lactancia materna de DO DE PIT
(Associació pro-alletament matern) de Tarragona
y MADRE
----
QUIÉREME CUANDO MENOS ME LO MEREZCA, PORQUE SERÁ CUANDO MÁS LO NECESITE
----
Imagen

Imagen
por mamidario
#51707 me he copiado el articulo, y se lo acabo de mandar a mis dos cuñadas a las cuales les encanta tanto la supernazzi como el Dr. Evill, a ver si se les mueve algo, de paso tambien se lo he mandado a mi madre, a la cual nunca le he dejado al nene, ya que su forma de educar es más parecida a los dos individuos antes mencionados que a cualquier otra educación basada en el respeto de la persona :roll: tipo Crianza natural o similares, en fin a ver si leyendo se les enciende una luz :wink:

Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
por pau
#51798
lafiu escribió:¡¡QUÉ ENCANTO DE PADRES TENEMOS EN ESTE FORO!!


:oops: Y que encanto de madres!!!

Bueno..., también habrá alguna abuela, abuelo, etc... encantadores registrados o curioseando por el foro :mrgreen:
Avatar de Usuario
por Myri
#51803 Pues yo creo que lo peor de estos metoditos que estan tan de moda ahora mismo, es que la mayoria de la gente no se los estudia, solo lee lo basico para ponerlos en marcha y desde la ignorancia los aplican sin el menor sentimiento de culpa, por que como se suele decir en mi casa:"la ignorancia es la madre del atrevimiento"

Ojala se informaran un poquito mas antes de querer ser modernos y de creer que son mas listos y por eso ellos hayan la forma de educar y nosotros no 8)

Y a esa abuela: una reañina y un par de libros para ilustrarse :twisted:

por MERCE
#51836 gracias de corazòn :fl
No sabès cuànto me ayudaste publicando este artìculo, gracias!

ImagenImagen
Avatar de Usuario
por pau
#51930 Merce, gracias a ti por tu inquietud y por llenarme de alegria al saber que te ha ayudado tanto :fl

Realmente esto es una cadena de gratitud entre todos nosotros y supongo que alcanza en su raiz a Rafi por darnos este espacio y a los maravillosos especialistas en crianza natural que podemos citar

muchas grácias