Cada vez es más temprana la edad de los niños cuando prueban el primer snack o aperitivo. Los hay de muchas formas, tamaños y texturas, de manera que hasta los más pequeños disponen de variedades para poder tragar con facilidad. Pasados los dos primeros años de vida son muy pocos los niños que desconocen el sabor de los aperitivos salados de bolsa del tipo gusanitos, patatas y productos similares.
Una situación muy cotidiana es la espera de los padres a que sus hijos salgan de la guardería por la tarde. En muchos casos, la alegría de los niños por ver a sus padres va acompañada de la satisfacción de encontrarse alguna bolsa de aperitivos en lugar de una merienda saludable. Esta situación se repite cuando los padres y madres, o las personas que atienden y van con los niños a pasear, entran en una cafetería o acuden al supermercado, y acaban comprando al niño una bolsa de patatas fritas o de gusanitos.
Cifras de sal desorbitadas
La recomendación que establecen los expertos sobre el consumo de sal para niños menores de 7 años es la de tomar entre 3 y 4 gramos de sal al día, lo que equivale a ingerir entre 1.170 y 1.560 miligramos de sodio. Tomando este dato de referencia, la cantidad de sal -o de sodio- que concentran estos productos es realmente elevada. A modo de ejemplo, tan solo una bolsa de patatas fritas pequeña, que pesa 31 gramos, contiene alrededor de los 425 miligramos de sodio, un tercio del consumo recomendado de sodio para los niños pequeños. A esto hay que añadir que los aperitivos no son la única fuente de sal en la alimentación de los niños, y que algunos alimentos contienen cantidades de sodio nada despreciables. Incluso la sal de mesa que se añade durante el cocinado también es una fuente importante de sodio en la dieta infantil.
La responsabilidad recae sobre los padres
La primera infancia es una edad clave para forjar hábitos alimentarios saludables en los niños. Esta responsabilidad recae íntegramente sobre padres y madres ya que son ellos quienes ofrecen los alimentos a sus hijos. Un niño con dos años no es capaz de buscar ese tipo de sabores por sí solo. Son los padres quienes les presentan la oportunidad de probarlos ya que, gracias a su sabor y color tan atractivo, tienen asegurado su buen comportamiento. Si ya desde esas edades los niños se acostumbran a los sabores salados, se irá creando con los años una mayor dependencia a la sal, difícil de corregir a medida que pasan los años. La opción saludable y alternativa a los aperitivos salados son numerosos alimentos, como batidos, frutas, leche con cacao, zumos, sándwiches o bocadillos.
Cuando la ingesta de aperitivos salados se excede de forma puntual, por ejemplo, en fiestas de cumpleaños, esto no trasciende de manera negativa en la salud del niño. Sin embargo, si estos productos se consumen a diario y en cantidades exageradas, es cuando puede resultar perjudicial y es preciso reducir su ingesta para evitar posibles problemas en la salud del niño.
Estos productos en algunas ocasiones sustituyen a una toma como puede ser la merienda o la cena, y de esta forma se altera la distribución de nutrientes a lo largo del día. Lo mismo ocurre si se consumen justo antes de las comidas principales ya que eliminan el apetito. Si en cambio, son un añadido a lo que habitualmente toma el niño, pueden acarrear problemas de sobrepeso e incluso de obesidad infantil, por su elevado valor energético.