Antes de ser madre leí el "Duermeté niño" y me pareció lógico y coherente en su exposición, lo releí en el primer año de vida de mi gordo en varias ocasiones, nunca fuí capaz de ponerlo en práctica, no me gusta nada escuchar a mi hijo llorar. Cuando mis amigas lo han puesto en práctica lo he respetado, creo que todas las madres hacen lo que piensan que es mejor para sus hijos. Ante la advertencia de crear en mi hijo malos hábitos por acompañarle en su camino hacia el sueño, en brazos, en mi cama, al lado de su cuna, cantándole, acariciándole, amándole en resumidas cuentas, me he justificado, hoy está raro, parece que está malito, extraña su cuna....Ahora tengo el apoyo de la opinión de un profesional que tira por tierra las teorías y prácticas de un hombre, el Dr. Estivill, que se me antoja duro y egoista, que ha sabido aprovecharse del mundo moderno, irreconciliabilidad del laboral y familiar, para sacárle partido a unos padres terriblemente cansados y desesperados sin tiempo de calidad para nada ni para nadie ansiosos de poder justificarse.
Me consta que he tenido el apoyo silencioso de madres y abuelas a la antigua usanza que supieron criarnos sin traumas ni complejos ni diagnósticos terribles de enfermedades que antes simplemente no existían.
Yo dormí el primer año de vida en brazos de mi mamá o de mi papá que además tenían que pasearme por la casa, no valía quedarse sentado, tenía tres hermanos y mi padre trabajaba dos jornadas. No tengo ningún trastorno del sueño solo tengo un inmenso cariño a mis progenitores a los que debo toda mi gratitud por haber hecho de mí quien soy dándome todo su cariño que empezó cuando velaban mi sueño en su regazo caminando por la casa.