INDEPENDENCIA y FRUSTRACIÓN
El niño desarrolla rápidamente una sensación de ser una persona independiente y aparte, con derechos, preferencias y estratagemas personales. Ya no se ve a sí mismo como parte de usted, por lo que tampoco acepta tan fácilmente el control total que ejerce sobre su vida. Desea afirmarse a sí mismo y es correcto que lo haga así. Su «obstinación» es una señal de que esta creciendo y de que ahora se siente lo bastante seguro como para intentar controlar las cosas por sí mismo.
Pero la vida es difícil para el niño. Todavía no comprende muy bien las cosas; a menudo desea hacer algo que el mundo de los adultos no le permite, y todavía es muy pequeño y físicamente incompetente. Así, su esfuerzo s por alcanzar la independencia conducen a la frustración. Aunque parece bastante inevitable que experimente algo de esa frustración, demasiada puede dañar su amor propio y hacerle perder tiempo y energía en arranques de furia que utilizaría mucho mejor en algo tan práctico como es aprender.
Frustración provocada por los adultos:
Los adultos pueden frustrar con suma facilidad el nuevo sentido de la independencia del niño, sus sentimientos sobre sí mismo como persona aparte y su sentido de la dignidad. En cuanto se siente tiranizado, mandado o presionado, se atrinchera. Cualquier tema es válido para una pelea. La causa que la origine puede ser el orinal o la ropa, la comida o la cama. Si tiene la sensación de que usted insiste, se resistirá. Pero si cree que se le permite controlar su propia vida, utilizará ese orinal, se comerá esa comida, se quedará en la cama, acudirá cuando se le llame, se marchará cuando se le diga y además, le encantará.
Por muy respetuosos que sean los adultos hacia sus sentimientos, habrá innumerables ocasiones en las que habrá que impedirle hacer ciertas o que desea o conseguir que haga otras que preferiría no hacer. Cuanto más cómodamente pueda afrontar la necesaria obligación, tanto más aprenderá sobre ella, así que procure cultivar no sólo las virtudes evidentes, como el tacto, el humor y la paciencia, sino también el talento como actriz. ¿Tiene usted prisa por llegar a casa? Si coloca al niño en el cochecito cuando quería andar, se desatará un verdadero infierno. Pero si actúa usted como si dispusiera de todo el tiempo del mundo y se ofrece a ser un caballo que lo transporta de regreso a casa al galope, verá como llega allí con toda la rapidez de que sea capaz.
Frustración provocada por otros niños
Los niños pequeños y hasta los bebés se muestran a menudo profundamente interesados por otros niños de su mismo grupo de edad. Si se les da oportunidad, muchos establecen amistades reales y duraderas. Pero hasta los mejores amigos del niño son a menudo frustrantes y se causan daño unos a otros porque todavía no pueden ponerse en el lugar del otro como para comprender sus sentimientos. Si los dos quieren el mismo juguete, lo más probable es que el miembro dominante de la pareja se apodere de él y 'que el otro se eche a llorar, de modo que los adultos terminarán por sentirse vagamente descontentos con los dos. Si uno quiere abrazar y el otro no quiere ser abrazado, quizá le resulte difícil decidir por quién siente más pena. Las habilidades sociales se desarrollarán con la práctica. Mientras tanto, no espere que los niños pequeños solucionen las cosas por sí mismos. Necesitan de los adultos para mantener la paz y para explicarse unos a otros. No se aprende nada útil tirando de los pelos y dando mordiscos.
Frustración provocada por los objetos
Los objetos que el niño intenta utilizar se niegan a comportarse como él desea porque todavía no es muy fuerte y su coordinación muscular aún no es siempre todo lo exacta que se requiere. A menudo las batallas con los objetos y con juguetes frustrantes son muy educativas. El niño empieza a descubrir lo que son capaces de hacer o no hacer las cosas, y eso constituye una información esencial para él. Quizá se sienta frustrado, por ejemplo, porque no logra introducir los cubos de plástico en los agujeros redondos. Pero el hecho de que no encajen es algo que tiene que aprender; no tiene ningún sentido ocultarle esa clase de hechos.
Un poco de frustración de este tipo hará que el niño continúe probando y, de ese modo, aprenderá. Pero demasiada frustración actúa en el sentido opuesto. Si afronta tareas imposibles por sí solo y, en consecuencia se enfrenta a fracasos continuos, terminará por abandonar. Por lo tamo. esté dispuesta para intervenir y ayudar cuando vea (Y oiga!) que el pequeño se siente más y más frustrado y es, por lo tanto, cada vez menos eficiente. Incluso en ese momento, trate de ver cuál es su problema y ofrézcale ese mínimo de ayuda que le permitirá tener éxito en su empeño; hacerlo en su lugar no le ayudará en nada.
Frustración por ser demasiado pequeño
Cuando un niño comprende lo que se supone que deben hacer los objetos y cómo lograr que lo hagan, pero no lo consigue porque es demasiado. pequeño o débil, entonces necesita ayuda. No hay placer en aprender en una situación así; sólo se siente dolor y abandono. Los niños no necesitan habitaciones llenas de juguetes caros, ya sea para su placer o para su desarrollo Pero cualquier cosa de la que dispongan debe ser adecuada para sus capacidades físicas. Quizá sea lo bastante alto para empujar el cochecito de su hermana menor, pero todavía no lo bastante para llegar a la manija de la puerta. Quizá pueda darle patadas a la pelota de su hermano mayor pero ser todavía demasiado ligero para manejar sus pesas. Si no puede tener un camión y un cochecito propios, y una pelota de playa o “hinchable” será mejor que se quede sin ninguna hasta que sea mayor. Queremos que se sienta tan grande, fuerte y competente para manejar su mundo como sea posible. Por eso tenemos que procurar que sus posesiones se adapten a la escala de ese mundo.