- Dom, 18 Ene 2015, 22:32
#430110
Hola a todas, tenía ganas de contestar este post con calma, y no veía el momento.
Creo que se han establecido varios debates a la vez, a ver si consigo explicarme sin liarme.
Por un lado, está el tema de si
los reyes, papa Noel o quien sea nos ve y nos va a traer cosas
según nos portemos bien o mal. Lo que pensamos cada una de nosotras, lo que dice la gente de nuestro entorno (incluso simplemente uno que pasaba por ahí y al que no le hemos pedido opinión) a nuestro hijos y lo que perciben ellos. El post está en el apartado de niños de hasta 3 años, y creo que no es lo mismo para los niños pequeños que para las que tenemos hijos ya mayores aunque también hayan sido pequeños.
También está el tema de
si les estamos haciendo raros. Hasta donde tenemos que dejarles que se expresen con libertad, y hasta donde hay que dejarles claro la sociedad que la que por suerte o por desgracia vivimos y hasta donde tenemos que intentar que sean felices en la diferencia sin que por ello vayan a sufrir o sentirse inadaptados.
Y por último el tema de los
premios o recompensas.
Creo que no me dejo nada.
Siiiiii, se me olvidaba otra cosa, que es el debate sobre el verdadero origen de la navidad y el consumismo exagerado en el que nos vemos envueltos.
Quería hacer un escrito ordenado por temas, pero ya veo que me va a salir un batiburrillo de tomo y lomo.
Los regalos navideños y su justificación.En este sentido, yo personalmente no creo en la navidad, ni en su magia. Tengo un compañero que a su hijo (un año mayor que el mío) le ha contado aproximadamente lo mismo que
loli al suyo. Y por lo que sé, lo lleva bien. Yo por mis convicciones, creo que debería haber hecho lo mismo, pero mi
militancia marcianil (por llamarlo de alguna forma) no ha llegado tan lejos. No sé si es porque no me apetecía que no fuera el único de la clase en creer en la supuesta magia navideña, o porque en realidad hace ilusión verles la cara de felicidad en la cabalgata, y cosas de esas. No lo tengo claro y no sería capaz de decir porque lo he hecho así.
También entiendo que no es lo mismo lo que supone:
Para
un niño de 2-3 años, que llegue un día (en una época en la que no ha ido al cole o la guarde, aunque no sepa la razón, en la que muchas veces vamos de casa en casa a horarios raros, donde se juntan familiares a los que nunca ha visto o no recuerda….) en el que la casa está llena de regalos, y la casa de los abuelos, tíos primos y demás familia también, y que en realidad no entiende si han venido los reyes, o si la vida es así, o si era lo que querían o lo que estaba de moda, mientras probablemente todos los adultos del entorno le miran, gritan y aplauden, y pretenden que el niño sonría y haga caso a todo, porque no creo que con esa edad les dé tiempo a asimilarlo. Y lo peor de todo es que seguramente el niño disfrute el resto del día dando golpes a una caja, y que al de 2 meses no recuerde que esa cosa con la que está jugando se la trajeron los reyes (ni porque le querían, ni porque se había portado bien, mal o regular).
Para
un niño de 4-6 años, la cosa cambia. Siguen sin entender muy bien la razón por la que no tienen colegio, ni lo que se celebra. Pero por mucho que viva en un entorno laico, seguro que en su cole o barrio hay una cabalgata, al buzón de su casa no dejan de llegar catálogos de juguetes, y todo el mundo les pregunta a ver que han pedido a los reyes (cuando digo reyes léase santaclaus, o lo que cuadre). Además, es probable que en el colegio hayan escrito también una carta, y a poco que vean la tele hayan visto su cerebro durante semanas taladrado con anuncios multicolor y canciones pegadizas.
Pues el que sea creyente (en los reyes o en los espíritus del invierno o como queráis justificar a papanoeles, brujas befanas, olentzeros o similar), puede ser fácil explicar el simbolismo de la situación, esperando yo que en estos casos el regalo sea algo simbólico o que realmente haga ilusión al niño. Si la familia no cree (ni en la religión ni en las mitologías invernales), el hecho de los regalos no dejan de ser una ocasión para entrar en la vorágine consumista.
En este caso, el año pasado tuve un desencuentro con el colegio. Mi hijo lloraba por las noches, hasta que me explicó que en el cole les habían dicho que tenían que regalar a los niños pobres una de las cosas que hubieran pedido. Que no valía pedir algo específico para regalarles. Y era una obligación. Y él SOLO había pedido una cosa. Porque nosotros solo le dejamos pedir una cosa. Y él entendía que se lo tenía que llevar al colegio para los pobres. La desagradable discusión que tuve al respecto con el responsable del asunto lo dejo para otra ocasión.
Los niños más mayores, de
[b]más de 7[/b], ya están en la edad en la que empiezan a dudar, pero siguen escribiendo la carta. A mi no me parece mal que sepan que tienen que portarse bien para tener regalos. El problema es cuál es el concepto deportarse bien, que cambia de familia a familia. Generalmente los niños no piden calcetines ni pijamas a los reyes. Piden algo que suele ser totalmente superfluo para sus necesidades básicas. Me explico, los niños suelen pedir juguetes, y necesitan juguetes y jugar para su desarrollo en muchos ámbitos, pero los niños de hoy en día suelen tener más juguetes de los necesarios. Piden uno o varios. Algo totalmente extra. Ese extra lo consiguen casi siempre. No conozca nadie en mi entorno a quien le hayan dejado sin regalos por no portarse bien. Y de hecho los niños no tienen un comportamiento ideal y perfecto nunca, lo habitual es que cada niño tenga más o menos carencias con respecto a la “perfección conductual”, pero el hecho de que tengan asumido que si se esfuerzan en comportarse adecuadamente, y cumplir lo que de una forma razonable se espera de ellos pueden conseguir algo que desean (y que como ya he dicho, suele ser totalmente prescindible) creo que ayuda a que tengan un poco claro que para conseguir ciertas cosas hay que cumplir otras. Aquí habrá quien diga eso de los límites y tal, que es un debate que creo que tiene que ser diferente concepto según la edad del niño y el concepto que cada uno de nosotros le pongamos al concepto límite. Aunque sé que a muchas no os gusta ese nombre, no sé cual ponerle a ese conjunto de normas básicas que cada familia decide que son mínimos de convivencia, de compromiso o de actitud, que creo que a esa edad ya tienen que tener más o menos interiorizadas, aunque no las cumplan al 100%.
Y aquí enlazo con el tema de las
recompensas materiales como respuesta al rendimiento académico. Ya sé que muchas personas no comparten mi idea. Pero yo lo tengo muy claro. Como he dicho antes, yo a mi hijo le facilito todo lo que necesita para una vida adecuada y confortable, como supongo que todos los padres normales del mundo. Ropa, techo, alimentación adecuada, tiempo con ellos, escucharles, jugar, juguetes. Todo aquello que no es básico (otro debate sería a ver que es básico y qué es superfluo), es extra. Y no me parece mal que sea conseguido en base o respuesta a actitudes, comportamientos o rendimientos a los que quizá desde su perspectiva no tienen claro que para ellos es ventajoso. Hay cosas de las cuales ven las consecuencias buenas y malas a corto plazo. Pero con esta edad él niño no tiene que tener ni remota idea de para lo que sirven las notas, ni idea. Saben que nos alegramos si las sacan buenas, pero no tienen ni idea que una décima arriba o abajo puede hacer que en el futuro puedan conseguir lo que desean o no. Y además de ver contentos a los que le rodean, no me parece mal al final del curso o trimestre un motivación material extra por haberlo conseguido. Algo que ellos quieran de verdad y que de otra forma no vayan a conseguir. Con eso no quiero decir, que cada vez que hace algo bien haya que comprarle algo, ni mucho menos, porque estoy totalmente en contra de eso. Repito, no creo que haya que recompensarles por cada cosa que hacen que sea de nuestro agrado. Y mucho menos cuando son más pequeños. Pero si mi hijo sueña con un videojuego, por ejemplo, o con un álbum, o con nosequé de spiderman que NO le voy a comprar simplemente porque lo quiera, se lo compraré cuando yo crea que se lo ha ganado. No se lo voy a comprar si se porta bien, si es educado o si no se pelea con sus compañeros. Pero sí si saca buenas notas, que hasta el momento sí es el caso, no tengo ningún problema moral en preguntarle a ver si tiene algún capricho extra.
Me falta el debate que planteaba Van sobre el
ser raros o diferentes. Yo a veces también tengo la misma duda que ella. Es un debate muy complejo, que voy a dejar para otro día, a ver si alguien se anima y abre un post. En resumen, creo que depende mucho no solo de las circunstancias, sino también de la personalidad del niño. Hablo de mi y de mis circunstancias, habrá quien no entienda lo que quiero decir, pero yo entiendo a Van, y a veces, muchas, yo también me lo he planteado.
He escrito un montón, quizá demasiado. Pero también creo que me he dejado cosas por el camino.
Sé que me vais a tirar de las orejas, pero que lo haréis con cariño. También agradecería que si alguien piensa como yo, que me lo diga, jaja…
un beso,
ilargi