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Xirirmiri como te entiendo, nosotros tambien hemos pasado unas rachitas con N.... buf dificil dificil Quiere muchisimo a su hermana, pero hay dias que esta super rebotada con nosotros, la ves super bien y de golpe le dices algo y te contesta fatal..
Kim, muy interesante el link que has colgado! lo he utilizado ahora mismo un par de veces con N y ha funcionado de forma increible!! Esta jugando descalza, le digo ponte los zapatos por favor, repetidamente se lo digo y ni caso... leo el articulo, le digo ahora ya te puedes poner los zapatos cariño (alegremente)..y se los ha puesto sin rechistar
y tambien para que se tomara un medicamento.
Si es que a veces me parece que estamos todo el dia machacandola, y en vez de abrir los ojos y razonar nos ofuscamos...
Muchos besos y saludos a todas!
A todas las que puedan leer en ingles les recomiendo este otro articulo:
http://www.ahaparenting.com/parenting-t ... telligence
Jugar con tu hijo: Juegos para conectar e inteligencia emocional
"El juego puede ser ese puente tan buscado hacia el profundo vínculo emocional entre padre e hijo. El juego, con su exuberancia y feliz unión, puede aliviar el estrés de ser padres. La (m)paternidad juguetona es una manera de entrar en el mundo del niño, en los términos del niño, para abrigar cercanía, confianza y conexión" -- Lawrence Cohen, Playful Parenting*
Lo sé, piensas que odias jugar con tu hijo. Pero, ¿y si te doy permiso para poner un cronómetro y olvidarte de tu lista de quehaceres para conectar con tu hijo durante diez minutos? ¿Y si te prometo que si haces esto de forma regular tu hijo cooperará más y tú te sentirás con más energía? ¿Y si te conviertes en un padre más feliz?
Los niños necesitan jugar. Es su trabajo. Todos los mamíferos juegan; es su manera de aprender habilidades que necesitarán cuando crezcan, desde encontrar comida a llevarse bien con los demás. También son la manera en la que los pequeños humanos procesan sus emociones.
Durante todo el día, cada día, los niños tienen que gestionar sentimientos complicados: miedo (¿Y si HAY algo debajo de la cama?), celos (¡puede que quieras más a su hermano!), humillación (El maestro se comportó como si él ya tuviera que saber eso, y los compañeros se rieron), pánico (¿y si no llega a tiempo al baño?), decepción (¿a nadie le importa lo que quiero?).... Los desafíos normales de todos los días de un niño de cualquier edad estimulan todo tipo de sentimiento. Los niños liberan sus emociones a través del juego. En particular, la risa transforma nuestra química corporal reduciendo las hormonas del estrés y aumentando las del vínculo.
Los niños son más físicos que los adultos. Cuando se implican emocionalmente, sus cuerpos necesitan descargar toda esa energía. Esa es una de las razones por la que tienen mucha más energía de la que tenemos nosotros, por eso nos agotan.
Pero podemos utilizar esto a nuestro favor, porque cuando jugamos a juegos físicos con nuestros hijos, se ríen y sudan y chillan - y liberan esas hormonas del estrés que han embotellado y que de otra manera descargarán a través de las rabietas. Jugando también es como los niños aprenden, así que cuando les "enseñas" una lección emocional a través del juego, tu hijo realmente lo aprende. Sobre todo, jugar ayuda a padres e hijos a sentirse más unidos.
Entiendo que al final del día te puedes sentir exhausto. Personalmente, preferiría enroscarme en el sofá que empezar un juego activo. La buena noticia es que estos juegos no tienen que durar mucho - puede que 10 minutos a lo sumo, o incluso tan solo 2 minutos.
Y lo creas o no, la mayoría de padres los encuentran vigorizadores. Es porque la tensión y la irritación que llevamos con nosotros nos cansan. Cuando jugamos, descargamos hormonas del estrés igual que nuestros hijos y adquirimos más energía a medida que avanza la tarde.
Así que si tu hijo te pide jugar, haz un trato. Claro, jugarás con las muñecas o con el tren. Pero primero, ¿pueden jugar contigo a un juego durante unos minutos? No te sorprendas si a tu hijo le gustará tanto este tipo de juego que empezará a pedírtelo más y más.
Aquí hay unas ideas para empezar:
Cuando tu hijo te irrita o te desafía. "¿Se te han acabado los abrazos? ¡Hay que hacer algo!" Agarra a tu hijo y dale un abrazo muy largo, todo lo largo que puedas. No le sueltes hasta que empiece a revolverse y no le dejes ir inmediatamente. Abrázale más fuerte y dile "Me ENCANTA abrazarte. No quiero dejarte ir. Promete que podré abrazarte de nuevo pronto" Entonces déjale ir y conecta con una sonrisa grande y cálida, y di "¡Gracias! Lo necesitaba".
Una versión más intensiva, para cuando un niño tiene un nuevo hermanito, o le has disciplinado mucho. Convence a tu hijo en profundidad de que le quieres persiguiéndole, abrazándole, besándole dejando que se vaya y volviendo a empezar - una y otra vez. "Necesito a mi Michael... no puedes escapar... tengo que abrazarte y llenarte de besos... oh no, te has escapado... voy a perseguirte... Tengo que besarte y abrazarte más... eres demasiado rápido para mí... pero no me rendiré... te tengo... ahora te besaré los dedos de los pies... oh no, eres demasiado fuerte para mí... pero voy a querer siempre más abrazos de Michael...." Este es mi juego favorito, garantizado para sacar a tu niño de dudas sobre si se le quiere de verdad (y cualquier niño que se "porta mal" alberga esa duda). (Yo lo llamo el juego de arreglar porque arregla todo lo que está mal. De un padre: "Me sorprende hasta qué punto le encanta a mi hijo el juego de arreglar. Creo que nunca he oído a mi hijo decir "otra vez" tantas veces :)"
Una versión reforzada con ambos padres. Pelearos (en broma) por vuestro hijo, compitiendo para ver quién consigue atraparle y abrazarle. "¡Lo quiero yo! ¡No, yo!" "Pero yo le necesito tanto" "No, le necesito yo! ¡Tú le coges SIEMPRE!"
Cuando tu hijo está gruñón. "Pareces estar de humor negativo. Tengo una idea. Yo diré SÍ, y tú puedes contestar NO en el mismo tono. Así que cuando diga SÍ en voz baja, tu dirás NO en voz baja. Cuando diga SÍ con esta voz chillona, tú dirás NO con esta voz chillona. ¿Vale?"
A un niño sobreestimulado o revolucionado: "Ahora mismo tienes mucha energía. ¿Qué podemos hacer con toda esta energía? ¿Quieres dar vueltas? Ven aquí (o fuera) conmigo donde dar vueltas es seguro y te miraré." Busca un lugar seguro donde no haya otros niños o padres que le estimulen y déjale dar vueltas, o saltar, o correr en círculos a tu alrededor - lo que elija. Cuando caiga exhausto, achúchale y dile: "Revolucionarse es muy divertido. Pero a veces te sobreestimulas y necesitas un poco de ayuda para calmarte. Ahora, respira hondo 3 veces para relajarte. Inspira por la nariz y expira por la boca. 1...2...3... ¡Bien! ¿Te sientes más tranquilo? Es bueno saber cómo calmarte. Ahora, vamos a achucharnos y leer un libro durante un rato."
Cuando tú y tu niño tenéis muchas luchas de poder. Dale a tu hijo la oportunidad de ser más poderoso, de ganar e imponerse a un terrible monstruo - ¡tú! Pavonéate y presume ante tu hijo de que le atraparás y le enseñarás quién manda... pero cuando le persigas, tropieza y trastabilla y deja que te gane y escape.
Reconoce su formidable poder: "¡Eres tan fuerte! ¡Me has empujado!"
Otra versión es darle a tu hijo una pluma, o una almohada, para golpearte. Cada vez que lo haga, cáete. Repite mientras se ría.
Cuando tu hijo hace trampa. Di "Parece que tenemos nuevas reglas... ¿Pero cómo es posible que ganes siempre? ¡Odio perder!" Exagera tu papel de "perdedor amargado" para que tu hijo se ría de ti.
Cuando tu hijo está muy demandante o tiene angustia de separación. Agárrate a él, actuando de forma exagerada y tonta. "Sé que quieres que te deje ir para que puedas jugar, pero te NECESITO. Solo quiero estar contigo. POR FAVOR puedes estar conmigo?". Sigue cogiendo la mano de tu hijo o su ropa. Tendrá la sensación de que EL tiene el poder de dejarte ir, en vez de sentirse rechazado. Si sobreactúas lo suficiente, también se reirá y dejará ir un poco de tensión durante la despedida. Cuando te pidas que te marches definitivamente, dile "Está bien. Sé que volverás. Siempre regresamos el uno al otro".
Cuando tu hijo pasa por una etapa de mamitis (o papitis). Deja que el padre favorito se siente en el sofá. Métete entre el niño y el padre y presume "No puedes ir adónde mamá! ¡Eres mío! ¡Solo yo estaré contigo! ¡Te impediré ir adonde mamá!". Cuando intente ir hacia mamá, cógele, pero tropieza y falla. Cuando alcance Mamá, ella se ríe, le felicita, le abraza y le deja ir. Lamenta que lo haya conseguido, pero presume y desafíale e intenta atraparle. Exagera "No puedes esquivarme para ir hacia mamá" y entonces tropieza y deja que te esquive. Se reirá, lo que significa que está liberando sus miedos y ansiedad.
Cuando tus niños se pelean mucho: cuando estén tranquilos, diles "Por favor, ¿podéis pelearos ahora?". Cuando empiecen a pelearse, finge ser un comentarista televisivo: "Esta noche estamos viendo a dos hermanas que no consiguen llevarse bien. ¿Funcionarán o no las cosas? ¡Quedaros con nosotros para ver su comportamiento en directo! ¡La hermana mayor es mandona, pero la pequeña la provoca! ¡Ambas hermanas quieren el mismo trozo de salchichón! ¿Podrán resolverlo? ¿Serán lo bastante listas para notar que hay más salchichón en la nevera? Seguid con nosotros..." Tus niños se reirán y liberarán tensión, y verán hasta qué punto son ridículos.
Cuando tu hijo parece un caso sin remedio: todos los días, dedícale 15 minutos de mimos. Disfruta tocándole. No estructures este tiempo. Simplemente bésale en la nariz, revuélvele el pelo, deja que se siente en tu regazo. Aunque tenga 8 años, trátale como un bebé que empieza a hablar. Mécele en brazos. Juega a los juegos a los que jugabais cuando era bebé. Intenta no hacerle cosquillas, que hacen que los niños se sientan invadidos y fuera de control. Sobre todo, hazle mimos y préstale atención. Si necesitas ayuda para ponerte en situación, mirad juntos sus fotos de bebé: "¡Eras tan adorable, casi tan adorable como ahora!"
Cuando tu hijo pasa por una fase de lloriquear mucho. Recuerda que el lloriqueo es una expresión de indefensión. Negarte a escucharle hasta que utilice una voz de "niño mayor" les invalida más. Pero por supuesto no quieres premiar el lloriqueo cediendo. En vez de eso, muestra seguridad en que tu hijo puede usar su voz "fuerte" y ofrécele ayuda para encontrarla convirtiéndolo en un juego: "Oye, ¿Dónde se ha ido tu voz fuerte? Estaba aquí hace un minuto. Me ENCANTA tu voz fuerte. Te ayudaré a encontrarla. Ayúdame a buscar. ¿Está debajo de la silla? No...¿En la caja de los juguetes? No.... ¡¡La has encontrado!! ¡¡Esa era tu voz fuerte!! ¡Bien! Me encanta tu voz fuerte. Ahora, dime de nuevo qué necesitas, usando tu voz fuerte."
Para ayudar a un niño a dormirse por la noche. Da la buenas noches a cada parte del cuerpo de tu hijo, tocándola suavemente con un pequeño masaje. "Buenas noches hombro... buenas noches brazo... buenas noches codo, buenas noches antebrazo, buenas noches muñeca, buenas noches mano, buenas noches dedos". Tómate tu tiempo para que tu hijo relaje cada parte de su cuerpo a medida que pasas lista. Cuanto más puedas relajarte y conectar con tu hijo, más le ayudarás a estar dentro de su cuerpo y sentirse presente.
Cuando tu hijo ha robado algo. Hazle reír animando a un peluche que "roba" cosas de toda la habitación. Mientras tanto, la madre del peluche está buscando las cosas robadas - "No puedo encontrar el plato del perro, ¿dónde estará?". Naturalmente, la montaña de cosas robadas estará delante. (Tendrás que tener una conversación con tu hijo sobre querer quedarse con lo que robó, pero tendrá que devolverlo, y si en el futuro quiere algo, podrá pedírtelo. Pero jugar a un juego como este quitará la vergüenza y la ansiedad de la situación y abrirá a tu hijo a rectificar).
Cuando tu hijo ha estado gritando o protestando: Dale permiso. "Vale, ha habido muchas protestas (o gritos). Esta es tu última oportunidad de protestar o gritar hoy. Voy a poner el cronómetro y me pondré los cascos. Quiero que grites o protestes todo lo que puedas durante los 3 próximos minutos. Solo tienes 3 minutos, así que aprovéchalos. Después, volveremos a hablar en un tono de interior normal. 1, 2, 3, ADELANTE!"
Para ayudar a un niño que se enfrenta a un desafío, como el comienzo del colegio, o problemas en el parque, o una enfermedad: Convierte a un peluche en el padre y otro en el hijo, y escenifica la situación. Utilizar peluches le aparta de la realidad así que la mayoría de los niños se sienten más cómodos pero otros quieren actuar ellos mismos, en vez de utilizar el sustituto de muñecas o peluches. "Vamos a fingir que estamos en el arenero y yo quiero tu camión pero tú no lo quieres compartir" o "Vamos a fingir que tú eres el profesor y yo el alumno" o "Vamos a fingir que tú eres el médico y yo estoy enfermo" Escenificar estas situaciones que estresan mucho a los niños les ayudas a sentirse más dueños de sus emociones y al mando de situaciones en las que se han sentido impotentes y humillados en la vida real.
Para trabajar un problema que sigue presentándose, como un niño que remolonea por la mañana o a la hora de irse a la cama. Durante el fin de semana, coge a un peluche mamá y uno bebé. Hazles interpretar la rutina mañanera o la de dormir. Haz que el pequeño se resista, proteste, se caiga. Haz que la mamá pierda la paciencia (pero no le asustes sobreactuando. Que la mamá sea divertida e incompetente). A tu niño le fascinará. Entonces, dale la mamá al niño y escenifícalo de nuevo, contigo haciendo de niño. Haz que sea divertido para reíros y descargar tensión. Asegúrate de incluir escenas en las que el niño va al colegio en pijamas, o en las que tiene que gritarle a la mamá para que se dé prisa y se vista, o la mamá diciendo "¿A quién le importa esa reunión? ¡Digámosle al jefe que es más importante encontrar tu cochecito!" Dale en fantasía lo que no puede tener en realidad. Puedes aprender cómo hacer que las cosas funcionen mejor. Con toda seguridad, el lunes tu hijo entenderá y cooperará más. Como mínimo, liberarás tensión y tendrás la oportunidad de ver cómo te ve tu hijo!
Para reconectar. Empieza una lucha de almohadas, o de bolas de nieve, o una lucha para quitaros mutuamente los calcetines (una excusa para abrazaros). O dale a tu hijo un cojín e intenta quitárselo. Déjale ganar siempre. Los niños necesitan trastear. Puede que descubras que a ti también te gusta.
Mientras tu hijo se ría, el juego funciona para aliviar la ansiedad y aumentar el bienestar. Que no te sorprenda si tu hijo quiere jugar a estos juegos una y otra vez. Alivian el estrés, le ayudan a gestionar sus emociones - y lo creas o no, son divertidos.
*Estos son los juegos que recomiendo a menudo a los padres, y aunque los he adaptado a lo largo de los años, no los he inventado. Algunos tienen origen en la rica tradición del juego terapéutico, otros están inspirados en el trabajo de Lawrence Cohen (Playful Parenting), Becky Bailey (I Love You Rituals) y Aletha Solter (Attachment Play.) Para más ideas para utilizar el juego para conectar con los niños y ayudarles a superar desafíos, os recomiendo sus libros.
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más...
Mi blog: El mundo de Kim
macasher escribió:Ummmmm. Esto para que edad está pensado? Pq si yo hiciera esto con mis hijos (he intentado cosas parecidas) sienten que los estás ridiculizando y riendote de ellos. No les gusta
Eso mismo he pensado yo, pero algunas cosas sí que me dan resultado incluso con el polluelo. En general, le viene bien descargar energía cuando se pone trasto, es buen momento para jugar a algún juego movido pero organizado, tipo lucha de almohadas, cosquillas etc.
Lo de cogerle en brazos y abrazarle como cuando era un bebé funciona de maravilla, pero lo hacemos cuando nadie nos ve o cuando hay una emergencia, si p.ej. se ha hecho daño o llora por algún motivo.
Lo de poner voces a mi entender es un poco ridículo a partir de cierta edad, lo de exagerar también, pero la idea de fondo me parece muy válida.
Con lo que no estoy de acuerdo es con lo de robar, lo veo adecuado para un niño de 3-4 años que todavía no tiene claro el concepto de propiedad, pero con niños más mayores creo que hay que abordar el tema de forma más seria, no haciendo payasadas con un peluche.
Pero por lo demás me parece que da buenas ideas, si bien hay que adaptar los detalles a niños más mayores.
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más...
Mi blog: El mundo de Kim
En la seccion de 5 a 9 años hay muchos articulos interesantisimos.
Alguno de esos juegos los hacemos nosotros con el peque, y la verdad que le encantan. Hacemos mucho lo de que su papa le atrapa y el quiere escapar conmigo, le encanta
Yo soy muy de escenificar alguna conducta que no me gusta con los playmobil, por ejemplo. El escenifica mucho las cosas que le producen estres (medico, primeros dias de cole...).
El peque mayor está en una racha de muchos miedos e inseguridades, me necesita mucho y estoy a piñón con él y creo que lo agradece. La verdad es que sí hay veces que tiene una actitud de hacer daño a la chiquitina, y estos episodios me confunden y me entristecen, de verdad, pero me he dado cuenta de que cuando confío en él y les dejo a solas en la habitación del mayor, él le cuida y le atiende, le habla como yo le hablo a ella, le hace carantoñas y juega con ella.
Y a mí se me cae la baba y me acuerdo de cuando hablábamos en un post hace tiempo sobre los miedos, estando embarazada, de atender a dos etc, y me contabais las veteranas con más de un hijo que lo mejor de todo era el verles interactuar, y ahora os digo que he entendido lo que me decíais. Verles gatear a los dos por el pasillo, la dulzura con la que P. cuida de L. lo "mayor" e "importante" que eso le hace sentirse, la risa auténtica de ella cuando él empieza a hacer el ganso, cómo le sigue a todas partes, cómo alarga su manita y le tira del pelo riéndose ella también...sí, es lo mejor que he hecho nunca, darles el uno al otro, por encima de todas las cosas.
Lo cuento, porque no se trata de sólo contar las cosas "malas", y estoy orgullosa de tener dos cachorrillos que llenan mis días de madre leona y me hacen sentir llena y feliz.