No os he contado que en la guarde hace unos 15 días cambiaron a Alejandro a la siguiente clase, a pesar de que ya me lo sugirieron al principio de este año y les dije que no, que el niño estaba muy contento con su profe (y yo ) y que no veía la necesidad. Hemos ido consiguiendo capear el temporal, y yo ya pensaba que me iba a librar. Mientras esperaba a que le pusieran el abrigo, etc cuando llegaba a recogerle, miraba por la ventana la clase de los mayores, donde está ahora, y veía una multitud de críos (otro día nos enzarzamos con el sistema educativo y nos escandalizamos de cómo es posible permitir un máximo de 14 niños (catorce!!!! ) por profe a partir del año, vale??), y además la muchacha profe (llamémosla S) es como mu seca, muy tajante, no sé como explicarlo… poco cariñosa con los peques…
Total, que después de mucho protestar no he tenido más remedio que aceptar el cambio. Es cierto que en la clase anterior era el más mayor con diferencia, había niños que estaban empezando a gatear, y bueno…
Está claro que S no me gusta a mí y yo no le gusto a S. Siempre ví que cuando entregaba a los niños a sus padres, el intercambio de información era “Todo muy bien, mamiiii” y punto, ale, hasta mañana, no me entretengas más. El primer día que estuvo con ella ya le dije, mira, sé que tienes mucho que hacer, y estás muy liada, pero verás que intentaré enrollarme contigo todo lo que pueda, porque después de que Alejandro ha pasado 7 horas aquí dentro espero que me cuentes algo más que todo muy bien. Quizás entré demasiado fuerte, no se… Siempre que la digo alguna cosa, trato de hacerlo con la típica sonrisa, aunque por dentro esté pensando que es una bruja. No puedo evitar que me corroa por dentro cuando oigo de boca de S los típicos tópicos “ay, como son estos pequeños, hacen con nosotros lo que quieren, nos manipulan…” No bonita, manipularás tú… En fin, que me calientooooo…
Total, a lo que voy con el título del post. Ayer cuando fui a recoger a Alejandro, me vio nada más llegar, y se ponía así nervioso (lógico) y lo demostraba empujando a otros niños, cosa que nunca hace. Abre la puerta S:
“Todo muy bieeeeen, mamiiiii”
(La mato, la ma- tooooooooo) “Sí?? Que tal ha comido? Como ha pasado el día? Alejandro, cariño, a los nenes no se les empuja, se les da besitos”
“Ay si, mamí, es que es un poco pegón, porque no le gusta nada compartir”
(Nuevo dilema interno, le pego un repaso a esta muchacha sobre lo que realmente pienso del tema o busco solución intermedia??) “A ver, Alejandro, cielo, si las cosas son de todos, hay que compartirlas. Si las cosas son de Alejandro, Alejandro decide si las deja o no” Mi intención era dejarle claro a S mi postura, defender a mi hijo, y también aprovechar para educarle… No sé si conseguí algo o no…
El caso es que claro, luego me planteo si lo estoy haciendo bien, si de tan pequeñitos es mejor insistirles en las bondades de compartir, o si esta actitud nos llevará a que de mayor peque de egoísta… He encontrado algunos artículos en Bebésymás que me han dejado más tranquila… Os dejo este enlace que me ha encantao
Qué opináis vosotras sobre el compartir?
PD: que agustito me he quedado con el desahogo… lo necesitaba!