Todo empezó con la maldita gripe, que nos tuvimos que separar en enfermos y no enfermos, así que yo dormí alguna noche con M. Cuando estuvimos todos buenos, J. pidió dormir conmigo, ya que su hermano lo había hecho, así lo hicimos, ya ahora aun pide de vez en cuando.
Se conforma si le digo que no, que entre semana los papas trabajamos, y nos levantamos pronto, pero en cuanto haya vacaciones me tocará. Y la cuestión es que en su cama duerme de tirón, pero si duerme conmigo, apufff…se despierta mil veces pegando se como una lapa y diciendo “mama, abracito”….
No sé, me ha sorprendido.