- Mié, 19 Dic 2012, 10:20
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Ay, Montse, me hace gracia la pregunta porque yo soy una tierra-adicta, y con este palabro me refiero a que me encanta el suelo de tierra, pisarla. Soy más de campo que las amapolas y siempre he vivido en un pueblo. Cuando era pequeña, mi calle no estaba asfaltada y al lado de las fachadas crecían florecillas y cuando llovía había charcos. Era maravilloso, pero cuando finalmente la asfaltaron me llevé un gran disgusto. Había perdido todo su encanto!!!. Pero el disgusto mayor de mi vida fue cuando mi padre se empeñó en solar parte de la parcela de la casa donde vivíamos, y digo parte porque quería solarlo todo y casi tengo que encadenarme a un arbol, cual baronesa Thyssen para que no enlosara el terreno entero. Menos mal que mi madre se apiadó de mi deseo y logró convencer a mi padre.
Cuando me compré mi casa (un adosado) busqué uno en el que el ni la parcela de delante ni la de atrás tuvieran baldosas. Yo quería tierra, florecillas, piedras, escarabajos y todo lo que la naturaleza tuviera el gusto de depositar en ella. La verdad, es que para tenerlo mínimamente aseado lleva su curro, porque los hierbajos crecen muy rápido, pero como sarna con gusto no pica, allá que me cojo mi azada y lo medio adecento. Tengo plantados algunos árboles y este año he tenido primer minihuerto con calabacines, tomates, berenjenas y pimientos.
Mi sueño siempre ha sido tener una casa en plena naturaleza y tener mogollón de plantas, con estilo asilvestrado, y árboles altos y fuertes a los que poder trepar, y tierra, mucha tierra.
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, era eso.... nada más.
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