- Vie, 16 Nov 2012, 19:46
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Mon, como siempre chapeau por tus ejemplos.
Lo de tiempo es algo que no sé muy bien cómo estirarlo y eso que ahora la cosa ha mejorado bastante porque los 6 años suponen un pequeño respiro, y digo pequeño porque si bien es cierto que ahora entiende perfectamente que si se acuesta más tarde de lo normal, mamá sólo puede estar con él en la cama un ratito pequeño y lo acepta, normalmente casi siempre, también es verdad que no logro acostarme antes de las doce de la noche.
Mi pareja me dice que no sé gestionar bien el tiempo, pero claro, soy yo la que llega de recogerle del cole y va un rato a casa de la abuela, la que llega y se sienta a su lado mientras hace los deberes (momento en que miro el correo, os leo y poco más), la que cuenta el cuento que ya se ha convertido en la historia interminable porque se retoma en el punto en que se dejó cada día, la que le baña, la que hace la cena, le acompaña a lavarse los dientes, le acuesta y está un ratito con él en su habitación y luego se dedica a preparar la cena, ducha, fregar, etc, etc
(es lo malo de tener un compañero que tiene en ocasiones turno de tarde y que ahora anda haciendo más horas extras que los RRMM el 5 de enero -ya véis de un ERE a sobrecarga de trabajo con sábados y festivos incluidos-), la que llega el finde y se tira toda la tarde jugando porque hemos pactado que por la mañana mamá tiene que hacer las cosas de casa, la que...
Al principio vivía de manera angustiosa esa falta de tiempo para mí, ahora, desde la perspectiva del tiempo considero que todo ha sido positivo, que vale, que tardé casi tres años en pisar una peluquería, pero que esos momentos en que llegaba de trabajar y me tiraba con él en el suelo han merecido la pena, que ese abono de la piscina que cada año he ido a renovar sin haberlo usado, lo utilizaré cuando llegue el momento, que restarle horas del sueño para hacerle ese disfraz para la escuela infantil primero y para el cole después que tanta ilusión le hace, es tiempo ganado, porque lo va a recordar siempre (ahora cuando tiene que ir disfrazado me dice que cuándo se lo voy a empezar a hacer), que los madrugones del fin de semana y las "peleas" en la cama son algo que siempre va evocar cuando sea mayor (yo aún recuerdo a mi padre los domingos por la mañana en su habitación haciendo sombras chinescas mientras mi madre preparaba el desayuno y mi hermano y yo riéndonos a mandíbula batiente), que todo el tiempo que le he dedicado va a formar parte de su recuedo de la infancia y eso no tiene precio.
También debo deciros que ahora es él quien se preocupa de que me cuide, se ha empeñado en pintarme los labios, porque dice que estoy más guapa, cuando le pregunto que si no me pinto estoy fea me dice que no pero que le gusta verme pintada. Quien me dice que parezco una princesa cuando me pongo un vestido y abandono momentáneamente los vaqueros que parecen mi uniforme.
Todo ello es también un pequeño acicate que me obliga a pensar que ha llegado el momento de cuidarme, porque no sé si os pasa a vosotras, pero toda la rutina que soy capaz de imprimir a la cotidianeidad de mi hijo, soy incapaz de aplicármela a mí misma. Vamos que todos los días me digo aquello de tengo que darme crema después de la ducha, y en eso se queda, en una buena intención
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Rodrigo, por su edad, empieza a
"regalarme tiempo" y es el momento de aceptar ese regalo. Un regalo que es una señal de que en estos 6 años algo habré hecho bien, cuando es él mismo quien entiende que mamá tiene un libro para leer que es como un cuento para mayores (he recuperado algo mi afición a la lectura) y al ver uno sobre mi mesilla lo ojea y me pregunta que de qué va.
No sé si somos supermujeres, pero sí
supermadres porque en un mundo donde el individualismo marca el devenir del ser humano, nos hemos negado a ser uno más para convertirnos en el juguete, el consuelo, el abrazo constante... de nuestros hijos, en hacerles ver que ese vínculo tan estrecho que se estableció mientras crecían en nuestro interior sigue tan fuerte como el primer día. Cortaron el cordón umbilical pero no el del sentimiento de unidad que se gestó en el momento en que empezaron a ser una parte de nuestro ser.
Salud
Y ahora, la serie de emoticones que va a poneros Rodrigo, le encantan