Es una sensación muy rara: por una parte de orgullo porque estamos criando un niño feliz e independiente (aunque todavía nos reclama, claro ), por otra parte me da penilla, me gustaría que siguiera siendo un bebito siempre.
Ya hemos olvidado las malas noches, los 3 primeros meses de cólicos, etc. (de verad chic@s que se pasan) cuando hablo con alguna amiga del sueño de mi peque digo que no ha sido tan malo (el sueño, no Unai :wink: ), pero cuando releo mis post me parece mentira , parece como si estuviera hablando de otro bichín.
En fin, que el tiempo pasa y ellos crecen, debemos estar orgullos@s del camino que hemos elegido, de la crianza que les estamos ofreciendo, aunque no sea el camino más corto ni el más fácil. Me gusta verle cómo se desenvuelve con los otros nenes en el parque o en la urbanización, cómo intenta razonar (aunque también atiza lo suyo ), cómo abraza y da besos a los peques y cómo intenta consolarles cuando se hacen daño.
Me gusta que nos mire con esos ojos de "comerse el mundo" cuando ve o tiene alguna experiencia nueva (el otro día se quedó parado en mitad de la hierba cuando empezó a llover con los brazos extendidos y mirando al cielo, llamaba a su papá y volvía a mirar al cielo) y cómo nos mira cuando algunos papis pegan o regañan desorbitadamente a sus hijos, no entiende nada.
Un beso a tod@s, y perdonad el rollo.