- Vie, 03 Feb 2012, 22:01
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Hola,
yo tengo dos niños, el mayor está a punto de cumplir 6 años y la pequeña tiene 16 meses.
Se puede decir que en la lotería del sueño no me ha tocado el gordo con ninguno de los dos: mi hijo dormía más o menos bien, pero podíamos tardar hasta 2 horas en dormirle y también tuvo rachas de trastornos del sueño (terrores nocturnos, sonambulismo). La peque es completamente distinta, se duerme con facilidad pero se despierta, en media, cada 2 horas.
Descubrí este foro relativamente tarde, cuando mi hijo mayor tenía 2 años: no tenía ni idea de lo que era la crianza con apego, todo lo que sabía era que no estaba dispuesta a dejarle llorar por mucho que todo el mundo coincidiera en que era lo que tenía que hacer. Entré aquí preocupada, asustada, desesperada, buscando una solución para que mi niño tardara menos en dormirse, para que se durmiera solo, porque estaba convencida de que tenía que tener algún problema, ya que todos me decían que lo estaba malcriando. Empecé a leer, empecé a escribir y sobre todo empecé a entender que mi hijo no tenía ningún problema, el problema estaba en los ojos y en las mentes de quienes consideraban negativamente lo que es lo más natural del mundo, que un niño necesite el amor de su madre.
No soy capaz de describir la felicidad, la tranquilidad mental que me aportó este foro: descubrí que no solo lo que le pasaba a mi hijo no era nada raro, sino que estando a su lado estaba haciendo lo correcto, lo mío no era debilidad sino instinto, respaldado además por muchos profesionales de la salud.
Me relajé y empecé a disfrutar de ese magnífico momento de intimidad que tenía al lado de mi niño.
Se puede decir que la historia tiene final feliz, porque hoy en día mi hijo ya no duerme conmigo, tampoco quiere que le duerma (le cuento un cuento, le doy un beso y me voy, él me lo pidió). Si te soy sincera, a veces echo de menos esas temporadas de acurrucarme a su lado respirando el olor de su pelo, la tranquilidad que me daba ver su carita nada más despertar, la paz interior que me infundía verle dormido a mi lado y darle un beso sin que se inmutara.
A veces echo la vista atrás y me digo a mí misma que todo ha merecido la pena, levantarme en medio de la noche para estar a su lado si me necesitaba, los litros de café que tomé en el trabajo para mantenerme despierta, las vueltas por el pasillo con él en brazos a pesar del dolor de espalda, la preocupación por los dientes que no le dejaban dormir, las canciones que he vuelto a cantar cuando casi había olvidado la letra y la melodía, el sentimiento de inutilidad cuando seguía llorando y no era capaz de adivinar lo que tenía que hacer para calmarle, el estrés, el cansancio, las ojeras.
Ha merecido la pena no escuchar a los que me decían que el método
Estivill es mano de santo, que no pasa nada porque llore un poco, que cogiéndole en brazos ya no dormiría de otro modo. Porque si hubiera hecho caso, no habría disfrutado de su compañía hasta que él decidió que era demasiado mayor para seguir durmiendo con mamá.
Todavía me queda la peque, que sigue necesitándome para dormirse y en cada despertar. Las críticas siguen, porque también la malacostumbro a ella, ya que sigue durmiendo con la teta, pero ya no tengo dudas, sé que estoy haciendo lo correcto, sé que llegará el momento en que todo esto será agua pasada, así que por ahora me aferro a ello, intento disfrutarlo incluso cuando me vence el cansancio, porque sé que cuando acabará lo echaré de menos.
Besos.
♥ Mamá de dos polluelos que dieron forma a mis sueños y los hicieron realidad ♥
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más... Mi blog: El mundo de Kim