El caso es que mi hijo se enfada un montón cuando algo no se sale como le gusta o desea. Vamos, como a todos, ¿no?
Por ejemplo, si está pintando y se sale, deja de pintar. Si está escribiendo y alguna letra no le sale bien, pues a otra cosa... y así.
El caso es que va 2 días a la semana a la piscina, que le encanta. Lleva casi desde el principio en la piscina grande. El monitor es majísimo, y se porta genial. Hacen ejercicios básicos, se tiran de cabeza (o de tripa a veces, tiene 4 años), van con el corcho avanzando boca arriba, boca a abajo. Y tan contento a contarnos a la salida "sus grandes avances"; y que si me ha dicho que muy bien, que si me he chocado los 5 el monitor....
Resulta que el lunes, hubo algún ejercicio que no le salió "perfecto"; y le debió explicar como hacerlo mejor (le vemos desde la pecera, y la verdad es que el chico es un cielo y por su parte no tenemos nada que objetar), y digamos que a don perfekto no le debió sentar muy bien. Y salió llorando y preocupado de la piscina.
Hoy a la mañana nos ha dicho que no quería ir a la piscina. A la tarde, ha ido con su padre, y por lo visto ha llegado al vestuario, se ha quitado la ropa, se ha puesto el bañador.... y de repente, pues que no, y que no y que no.... y que no quería ir a la piscina, que el agua estaba fría y que no quería ir nunca más, etc... Creo que se ha montado la marimorena, y claro, no era plan de meterle a empujones en contra de su voluntad. Así, que al final no se ha metido. Y ha dicho que no quiere volver nunca jamás.
Claro, una cosa sería si el niño no quisiera ir a la piscina porque no le gusta, porque le da miedo o yo que sé...., pero simplemente porque no le gusta que le digan que tiene que hacer algo de otra manera, para hacerlo mejor, pues no es lo mismo.
Yo no he querido darle vueltas al tema, porque con la congoja que tenía cuando me ha llamado por teléfono para contármelo, no era plan de insistir en el momento. Ya en la cena, estando los 3, he hecho como que hablaba con su padre, sin dirigirme a él, pero para que me escuchara, y le he explicado que quiero ir a una carrera de San Silvestre, el 31 de diciembre, pero que es más de lo que suelo correr habitualmente, y que me han dicho mis amigas que lo que tengo que hacer es entrenarme, para poder hacerla bien, pero que yo creo que me voy a cansar mucho entrenando. Al final, para hacerle ver como tengo muchas ganas de ir, que voy a entrenar un poco más aunque me cueste, para poder hacerlo mejor el día que llegue, pero que si luego no me sale bien del todo, que no pasa nada, que al menos lo he intentado. No se si habrá entendido "la indirecta". De momento lo he dejado ahí, no creo que después de todo el lllanto, escándalo, etc., meter el dedo en la llaga fresquita hubiera sido productivo.
Luego he ido a bañarle (prefiere que le bañe yo), y me ha dicho que quería que le bañara su padre, y han estado un buen rato "de parlamento".
No sé lo que pasará el lunes que viene, si habrá que insistir, si valdrá con lo que hemos hablado o qué pasará, pero me temo que es algo que nos dará de pensar en más de una ocasión en los próximos tiempos. No el tema de la pisci en concreto, sino, el mosqueo posterior a algo que no sale como quiere. Porque no se enfada y lo vuelve a intentar, sino que me da la sensación de que además de enfadarse, se rinde. Y creo que a veces es mejor una retirada a tiempo, hay que saber retirarse, pero no es el caso en este tipo de cosas.
En fin.... seguro que más de una me da alguna respuesta más que enriquecedora, no lo dudo
Un beso,
ilargi