- Mié, 18 May 2011, 15:34
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En mi caso nunca he sido niñera, nada de nada, no me llamaban la atención los peques, ni mis sobrinos, ni me había parado nunca a ver un bebé, ni de niña, no he jugado con bebés ni nunca les he dado de comer, cambiado el pañal ni nada parecido. No sé si sería porque era la menor de los hermanos y en casa nunca hubo ya bebés, pero no, la maternidad no me llamaba ni todos los cambios que eso implicaba. A mi chico en cambio le gustan y le han gustado desde siempre (era él el que jugaba con mis sorbinos) y él fue el motor del cambio. Un día fue como "si seguimos por este camino me voy a acostumbrar a estar solos y luego..." Y llegó la princesa que me cambió y trastocó toooodo por dentro, desde que la ví en el paritorio. Tenía muy, pero que muy escondido este instinto, pero en que ha salido, como dice mi madre, "¡de qué manera!".
Y ahora vamos a por el segundo y quién sabe si a por el tercero... He encontrado la razón de existir y es ver la cara de mi hija todos los días, y de su padre riéndose con ella. Así que como digo desde hace 25 meses:
"ella es lo mejor y más perfecto que he hecho en mi vida"