También, cuando estoy en la cocina, ella quiere entrar, y le digo "no", pero si no estoy cocinando, la dejo, y la dejo abrir los cajones de los trapos, vigilandola de cerca, no sea que se pille un dedito.
Ayer, además, hubo la primera riña: tiene un cuento troquelado muy bonito, y le gusta estirar de los personajes, y yo la ayudo a pasar las páginas sin romperlo. Pero ayer me la encontré que lo había cogido solita y lo estaba destrozando. "Esto no se hace, hay que cuidar las cosas, ahora no lo podremos leer, pobre conejito, pobre perrito...". Su papá se reía desde la habitación, me hizo caer en la cuenta: "le estás pegando su primera bronca y ella se queda tan pancha!"
Con todo esto, me he quedado pensando: del tema del DVD hace días que desistimos y le dejamos tocar cuanto quiera (mientras no aprenda a meter nada dentro, tampoco pasará nada). De la cocina, si estamos ahí para vigilar y no hay nada al fuego, porqué prohibirle el paso? si no estamos, puerta cerrada, y punto. Del cuento, qué le vamos a hacer, ella no sabe moderar su fuerza, y por supuesto que en absoluto tiene mala intención.
Yo creo en el razonamiento, no en el castigo, ni mucho menos en la culpa... Pero estas primeras experiencias me hacen pensar: quizá Laia está aprendiendo que sus papás ceden en seguida, que son incoherentes, hoy "no", mañana "qué más da...". Será demasiado tarde? Qué os parece?