Estamos siendo constantes en decirle lo mal que nos sentimos cuando nos grita y cuando hace esas cosas. También la involucro mucho más en todas las cosas de casa. Hemos comprobado que muchas veces su comportamiento es por aburrimiento o falta de estímulos.
Me la llevo a todas partes conmigo, en la cocina la pongo a fregar cacharros o a pasar alimentos de un cuenco a otro, unos días probamos con arroz, otros días con legumbre, etc.., también le doy un pelador y a pelar zanahorias o patatas (aunque no las necesite), a pasar agua de un recipiente a otro, le dejo unas pinzas y pasa garbanzos de un cuenco a otro, le pongo una bandeja con crema y le dejo que meta las manos (la espuma de afeitar es genial para esto)y que disfrute de la sensación.
Mientras que recojo la ropa del tendedor ella la va clasificando en montones (papá, mamá, Selena, Casandra) y también practica con las pinzas.
En fin todo lo que suponga estar a su lado. Desde que la tengo entretenida y le explicamos las cosas la duración de las rabietas está disminuyendo. Tiene pero, al menos, no duran tanto y va comprendiendo mejor cómo nos sentimos.
Estamos trabajando mucho los sentimientos para que comprenda que si pega hace daño, que si grita nos sentimos mal, y que si está enfadada tirando las cosas no lo solucionará.
Yo también grito, cuando mi vaso está lleno termino pegando un "aggggggggggggggggggggggggg" que tiemblan las paredes, pero también tengo mi grillo particular que cuando me empiezo a encender me calma diciéndome "mamá corre vete a la habitación y relájate".
Y por lo que comentáis todas de vuestros hijos, no lo debemos hacer tan mal cuando ellos responden así con nosotras. Les estamos demostrando que también cometemos errores, que los reconocemos y que pedimos perdón si nos equivocamos.