No hay que aprovechar el calzado de otros niños, ni siquiera el de los hermanitos. El zapato se adapta a la forma de cada pie; por este motivo cuando el pequeño calza el zapato de otro niño, se ve obligado a andar de una forma que no es la suya, algo que puede afectar al correcto desarrollo del pie
De Mi Bebe y Yo (año 15, nº 28)