- Mié, 13 Oct 2010, 16:32
#378023
De acuerdo con lo que te ha dicho Iri.
Ains! mi niña, mucha paciencia. Pero esto no se trata de quién puede con quien, sino de compartir situaciones. A veces será fácil, pero otras ... pues debemos ponernos en el lugar de los pekes, pues ellos no tienen los recursos que tenemos nosotros para afrontar los "problemas" (lo entrecomillo porque, muchas veces, lo que para nosotros son tonterías para ellos es un gran problemón).
sé que suena difícil, pero has de intentar no remediar un grito con otro grito, pues sin querer, seguimos fomentando la agresividad. Procura mantener la calma, hablarle cuando esté más serena. Si es necesario, vete a otra habitación hasta que se calme, antes de levantarle la voz; es mejor desaparecer antes que comenzar un tira y afloja. La educación de nuestros hijos no es una batalla donde hay un sólo ganador.
Pero, sobre todo, debemos cuidar mucho nuestras palabras.
Te pongo un ejemplo.
Hace unos meses que empecé a leer el libro "Como hablar para que sus hijos le escuchen y como escuchar para que sus hijos le hablen". Y a veces, cuando no me exaspero primero, procuro seguir su método.
Hace unos días, mientras yo estaba haciendo la comida, Aroa abrió una de las alacenas y se puso a jugar con todo lo que había dentro: botellas de aceite, cartones de leche, botellas de cristal, etc. Normalmente, en momentos de calma, le diría "Aroa, cielo, deja eso que te va a romper, y guardas la cosas en su sitio, por favor". Como ves, diciendo esto en un tono pausado, sonaría bastante bien. Pero la reacción siguiente sería que ella me diría "no quiero" o símplemente ni me haría caso y seguiría con lo suyo. Entonces pensé en el tipo de mensajes que emplean en el libro y le dije. "Aroa, cielo, veo que te lo estás pasando muy bien, pero no crees que sería mejor que colocases cada cosa en su lugar?, pues sin darte cuenta tal vez te puedes lastimar". Parece un tanto pedante y que no lo va a entender una niña tan pequeña, verdad? Pues lo que mi niña hizo fue decirme "vale mami!", metió todo dentro (desordenado, pero dentro) y se fue a jugar a otra cosa. Y yo me quedé
Con esto quiero decirte que, muchas veces, damos órdenes que a ellos les hacen actuar de modo opuesto a como nosotros desearíamos. Las prisas nos llevan a que no empaticemos con ellos, símplemente ordenamos que hagan aquello que deseamos y nos olvidamos de sus sentimientos.
De todas formas, esto son rachas. Aroa parece que lleva una temporadita más calmada, aunque a veces agarra cada una ... pero, quién no tiene un mal día?
Mucho ánimo cielo, y mucha calma ante situaciones difíciles.
Y si necesitas más desahogo, ya sabes donde me tienes.