Vamos por partes, utilizando como ejemplo a mi querido D Arturo.
Desde que nació, hemos observado cómo ha ido evolucionando esto de la necesidad de atención. Supongo que es un caso normal, un poco "distorsionado" por los cólicos del lactante, pero que no queremos que nos coarten en todo lo que hacemos con él. Los primeros días de vida, nos reclamaba para comer. Hablamos de 5 días, que fue lo que tardaron en aparecerle dichos cólicos. de hecho, su compañero de habitación lloraba mucho más que él, porque apenas tomaba, se dormía en el pecho al tomar siempre tumbado, ya la madre la tenía un poco cansada (o mejor dicho, no la dejaba descansar tras el parto). Arturo básicamente iniciaba el llanto, lo cogíamos en seguida, tomaba, eructaba, se dormía, y volvía a si camita del hospital.
Con el problema de los cólicos, comenzaron los llantos no solo para comer, sino por molestias en la barriga. Masajes, posturas, etc, lo que ya hemos hablado en otros hilos, para aliviarlo. La dependencia había crecido, por los dolores, y porque ya había aprendido que estábamos ahí y que podía reclamarnos cuando nos necesitase. Hemos aprendido a diferenciar los llantos por dolor, de los llantos por desconsuelo, o aquellos para llamar la atención.
Pero una tercera etapa, como yo la llamo "La parte psicológica de los cólicos", entra en escena: Está tranquilo, no le duele nada, ha echado bien los gases, dormita y de repente tiene un fuerte sobresalto y empieza a llorar desconsolado. Si le pilla en brazos, con tan solo mecerlo un poco, basta. Si es en la cama, el llanto puede crecer hasta espabilarse y no dormir más. Y eso que hablamos de 30 segundos, el tiempo de ir a cogerlo. Esto suele pasarle recién dormido, o hasta la media hora de sueño; más tarde ya pasa de la fase REM al sueño profundo y ahí apenas le da. Además, están las mañanas y las tardes, en que suele estar propenso a llorar desconsolado, dormir menos, y ahí casi siempre necesita un plus de esfuerzo para evitar que el desconsuelo crezca y sea muy difícil relajarlo. Lo mejor, más atención, para que en lo posible no coja una llantera buena.
De paseo, el desconsuelo hace que o el camino traquetee mucho la silleta, o llore. A su vez, el traqueteo evita que pueda ir tumbado horizontal, porque es más molesto para la cabeza, de modo que el 90% de las veces sale en el huevo, que es la silla del grupo cero que solemos utilizar en los coches. Si hace por llorar a pesar del traqueteo, brazos. O eso, o un llanto que puede asustar a todo transeúnte, de veras. Ya miramos con envidia a los bebés que pasan en su capazo tranquilos paseando... pero a este ha sido imposible acostumbrarlo.
Como veis, fase tras fase, la dependencia del crío hacia nosotros (nuestros brazos) lejos de ir menguando ha ido creciendo, por lo que abro este tema para ir encontrando recursos que nos permitan, a los padres de niños que demandan de más atención, el poder librar los momentos necesarios para hacer de comer, ducharnos, limpiar, etc. Hasta ahora el recurso ha sido turnarnos, siendo dos en casa, pero yo empiezo a trabajar y ya no puede ser. Además, por la mañana, pasa un espacio entre tomas de un par de horas despierto, y el otro espacio en que sí duerme, solo lo hace si está tumbado junto a mi mujer, o encima de alguno de los dos. Por la tarde se repite, pero es el espacio en que aprovechamos para sacarlo a la calle.
1er recurso: La hamaca. No le funcionó el balancín musical que alguien recomendó, porque la postura era demasiado sentado, pero tenemos una hamaca que tambien balancea, en la que está casi estirado, solo flexiona y muy poco las piernas a la altura de las caderas, con la espalda recta. Si lo ponemos en esta cuando está dormido, aguanta una media hora, como mucho. Lo suficiente para una ducha o hacer la comida. Pero hay que dormirlo antes...
2º Recurso: Ruido: Ruidos como el secador, lo han llegado a calmar de una de las barraqueras desconsoladas, porque se ve que le abruman, y le hacen olvidar la sensación de angustia. Pero tener un secador cerca del bb no creo que se sano, así que he preferido grabar o descargar ruidos como ríos, cascadas, secadores, aspiradores, y ponerlos, que un equipo de música no emite ningún tipo de radiación como sí hace el secador. Aquí una base de datos de sonidos entre otras cosas:
http://recursostic.educacion.es/bancoimagenes/web/
3er recurso: Música: Cogerlo y mecerlo en brazos delante de un altavoz, a un volúmen medio, lo duerme relativamente pronto, aunque esté angustiado. No funciona a más de 1 metro del equipo, ni si ponemos la música muy baja, ha de estar con el volúmen de una conversación, pero si está ya llorado fuerte, hay que ponerla más alta y luego ir bajando. Da igual el tipo de música, pero cuanto más constante la fuente sonora, mejor. Nada de emisoras con muchos anuncios. Problema: incompatible con poder hacer alguna tarea doméstica. Se puede utilizar como comienzo, y luego pasarlo a la hamaca con música.
4º recurso: traqueteo: No entiendo por qué, pero cuando la pilla buena, necesita traqueteo. Nada de mecerlo, hay que hacerlo algo más rápido de frecuencia, siempre en una postura que no le incomode ni le dañe. Problema: requiere dedicación al 100%. Sirve para consolarlo y bajando la intensidad poco a poco, con susurros o con música, llegar a dormirlo.
5º recurso: Porteador: A nosotros los de bandolera no nos han servido. Arturo no los quiere. El que los lleva sentados, lo hemos probado cuando tenía menos de un mes y nos parecía pronto, volveremos a probarlo ahora que se mantiene un poco más erguido.
Si mezclamos estos recursos entre sí, los resultados pueden ser mejores. Lo que está claro es que en este caso, que por eso digo que es difícil, simplemente cogerlo, acariciarlo, susurrarle al oído, sacarle a dar un paseo por una acera lisa, mecerlo etc, NO LE QUITAN LA ANGUSTIA. Así que si hay más padres con circunstancias similares, espero aprendamos entre todos métodos mjores para ellos (lo primero) y más efectivos para nosotros,
Supongo que en una siguiente fase, cuando vea mejor lo que le rodea, pueda estar más tiempo sentado-tumbado, junto a nosotros, mientras hacemos cosas sin necesariamente tenerlo en brazos, aun estando despierto.