Marcela Ruano escribió:Yolanda, yo a ilan le explico todo, segun mi marido le doy demasiadas explicaciones, le hablo mucho y en algunas oportunidades ilan me lo ha hacho notar diciendome, mama para de hablar !!!
Yo también pienso que las explicaciones nunca son demasiadas, yo empecé a hacerlo cuando todavía era un bebé, imagínate lo que se reía la gente, y más adelante, con lo rápido que se soluciona todo con un azote o un castigo y yo empeñada en que entienda las cosas, seré idiota... pero ahora que es más mayor los mismos que me recomendaban la "vía rápida" flipan cuando ven que le digo algo y me hace caso sin rechistar... y no es que me obedezca, es que ha entendido lo que le estoy diciendo.
Por lo demás también te entiendo, por lo general me considero flexible pero en lo que concierne el respeto a los demás soy muy estricta, no me vale el "son cosas de niños" ni la teoría de los padres-sillón (que haga lo que le dé la gana mientras yo no tenga que levantarme)... creo que todos tenemos derecho a un mínimo de dignidad y de respeto, e igual que todos estamos obligados a respetarle a él, él también debe hacer lo propio con el entorno.
Si te sirve como consejo, a mí me funciona muy bien trabajarlo desde la empatía, cuando analizamos este tipo de cosas le pido que intente ponerse en la piel del otro, que me diga cómo se habría sentido si alguien le hubiera insultado, o hablado de ese modo, o pegado, o marginado, o lo que sea; trato de que entienda que todos tenemos derecho a sentirnos bien, y por tanto estamos obligados en intentar hacer que los demás también se sientan bien en la medida de lo posible.
El problema es que, muchas veces, los comportamientos poco deseables los observan en alguien a quien admiran, o en algún adulto, y es más difícil reconducirles si eso lo ha hecho su primo al que adora que si simplemente se lo ha visto a un niño en el parque. Pero bueno, también son rachas...
Animo...
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