- Lun, 21 Jun 2010, 22:14
#370813
Estamos en fiestas. Tenemos dos tiovivos antigüos en la ciudad: le manege d'Andrea. Son preciosos. Y van acompañados de una música que transporta a otra época( música de acordeón, típica francesa). El caso es que Jorge no quería ni mirar. Se tapaba los ojos con sus manitas. Papá se acercó con él y al final, le convenció para verlo. Se quedó alucinado. Normalmente se niega a subir a cualquier "caballito" que vemos por la calle o en el centro comercial, de los típicos de moneda. Imagináos cómo es que para que se baje hay que meter la moneda. Y escapa cuando ve que aquello se mueve. Pero lo del carrusel fue distinto. Primero probamos en un caracol que no se movía. Y después cambiamos al cohete que subía y bajaba. Encantado y feliz. Sonríendo miraba a uno y otro lado. El problema surgió cuando tuvimos que bajar. Qué enfado. Su obsesión era volver. Y nos convenció. Probamos en el cohete rojo. Pero lo tenía clarísmo. Quería volver a viajar en el cohete verde, el que probó por primera vez.
