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por Yuziel
#368248 "Érase una vez..."

Sólo estas palabras logran que nuestro hijo preste atención: sus pupilas se dilatan, su mirada se alegra, su cuerpo se relaja esperando que continuemos con la historia.

¿Qué tienen los cuentos que a todos los niños les gustan? ¿Es la historia en sí o el momento de cercanía que se origina con los padres?

Cuando leemos un cuento estamos ayudando a nuestro hijo a sumergirse en nuevos mundos, a explorar sus miedos, a ayudarle a crecer. Gracias a los cuentos los niños amplían su vocabulario, les ayuda a mejorar en el futuro las técnicas tanto de lectura como de escritura, a desarrollar la creatividad y la imaginación de tal manera que pueden construir sus propios mundos imaginarios en los que ellos mismos son piratas, héroes, bailarinas y se convierten en los protagonistas de las más fantásticas aventuras.

Algunos estudios recientes, incluso, han asociado la lectura en voz alta de historias por parte de la madre durante el embarazo con el progreso de una mayor capacidad cerebral del futuro bebé.

Pero leer un cuento a un niño requiere entusiasmo y estar dispuesto a no mirar el reloj, a leer sin prisas y ayudar a nuestro hijo a introducirse en la historia. Es demasiado frecuente querer terminar la lectura para poder ir a hacer otra cosa, leyendo sin ganas y perdiendo todo el interés en el cuento.Tenemos que ser el mejor cuentacuentos para nuestro hijo, da igual que el cuento sea leído o que sea inventado. A veces el mejor cuento es el que convierte al niño en protagonista de su cuento.

CONOCER O APRENDERSE EL CUENTO:

Antes de comenzar con el cuento, conviene introducir al niño en la historia creando el clima adecuado: contando algo sobre el autor, algo relacionado con la historia, animándoles a disfrazarse de personajes del cuento, poniendo velas, música de fondo, etc.

No se debe leer, ni pasar las páginas demasiado deprisa. Ante todo mucha calma. Los niños deben disponer de tiempo para asimilar todo aquello que les estamos contando. Con cada frase, con cada palabra, damos pie a que la imaginación se desboque.

Debemos tomarnos seriamente el cuento, por muy absurdo que parezca o por muchas repeticiones que haya y, si no nos gusta o no nos parece adecuado, intentar sustituirlo por otro, o bien cambiar personajes o escenas que no consideremos apropiadas, por otros mejores. No olvidemos que el texto es sólo la base de la que partimos y que lo importante es lo que ayudemos a estimular en el cerebro.

Conviene poder enseñar a los niños las ilustraciones de los libros y, si no son de nuestro agrado, siempre podemos dibujar las nuestras propias o animarles a ellos a que las hagan.

Sin embargo, no debemos incurrir en el defecto de intentar ser demasiado pedagógicos e interrumpir la historia una y otra vez para aportar más datos prácticos sobre el tema. El niño debe disponer de la suficiente libertad como para imaginarse las cosas como quiera sin necesidad de que sus padres se pongan pelmas.
El tipo de lenguaje empleado al contar un cuento está relacionado con la edad que tiene nuestro hijo, sin embargo, en general, se recomienda que sea un lenguaje caracterizado por la simplicidad y la claridad. Eso servirá para favorecer la comprensión de la historia y evitar el cansancio o incluso el aburrimiento por parte del niño.

A los niños de corta edad es preferible contarles cuentos con un lenguaje adaptado, sustituyendo las palabras que creamos más oportunas por otras más sencillas o por explicaciones, siempre y cuando no se trate de las palabras clave del cuento. No debemos desaprovechar la ocasión de ampliar su vocabulario. Es más fácil aprender nuevas palabras que están asociadas a algo concreto y que el niño oirá en reiteradas ocasiones, que aprenderlas de forma aislada.
Podemos utilizar la pausa y la entonación para mantener el interés y la atención de nuestro hijo. Cuando nos paramos al final de una frase o entre dos palabras, estamos indicando que lo que diremos a continuación tiene un valor o significado especial. De igual modo, un cambio de entonación indica que aparece un elemento sorpresa que afectará al desarrollo de la historia o que se ofrece la solución al conflicto que se le ha planteado al protagonista de la historia.

Las descripciones poco detalladas permiten que el niño deje volar su imaginación. Cuando contamos un cuento, es suficiente con hacer referencia a los rasgos más destacados de los elementos significativos que intervienen en la historia. Nuestro hijo puede completar el resto con su imaginación y nuestra ayuda si es preciso.

NO INTERRUMPIR EL DESARROLLO DE LA ACCIÓN:

En ocasiones, cuando “eso” de contar cuentos no se nos da del todo mal y disfrutamos con la narración tanto o más que nuestros hijos, corremos el peligro de recrearnos en ella. Eso supone que en vez de presentar los acontecimientos uno detrás de otro, lo que da un ritmo ágil y rápido a la historia, podemos crear en la tentación de interrumpir la acción lineal para introducir acciones secundarias o descripciones detalladas de algún aspecto o personaje no significativo ni relevante para el desarrollo de la historia. Es preferible seguir el hilo de la narración, de esa manera evitaremos aburrir y confundir a nuestro hijo, sobre todo si aún es demasiado pequeño para ver la diferencia entre información principal y secundaria.

TRANSMITIR ENTUSIASMO:

Muchas veces cogemos el cuento que nos da nuestro hijo sin ganas, diciéndonos ¿tengo que leer este cuento que detesto con lo cansado que estoy y las cosas que todavía tengo que hacer? Y lo comenzamos a leer sin entusiasmo, sin ganas, y sin querer, transmitimos ese tedio a nuestro hijo a través de la voz. Nunca hay que contar un cuento por el que no se sienta ningún tipo de interés. Hay que emocionarse con el relato que estamos contando y que esta emoción esté presente desde el principio, logrando así que las palabras fluyan con libertad. No es necesario forzar la voz, ni poner demasiado énfasis porque eso despistaría al niño. Abandónate al cuento, vívelo y déjate llevar. Recuerda lo positivo que resulta contar cuentos a menudo a nuestro hijo y la enorme ilusión que eso le supone. Seguro que la próxima vez lo harás con más ganas.

DESPERTAR INTERÉS:

Los niños, con pocas excepciones, escuchan mucho más atentamente un cuento contado que un cuento leído. Narrar un cuento permite mucha más espontaneidad que leerlo. Nuestros ojos se encuentran continuamente con los de nuestro hijo, su expresión responde a la nuestra y la relación se estrecha de manera insospechada. En ocasiones necesitamos emplear algunas estrategias para que no se rompa ese encanto o, de romperse, para restablecerlo de inmediato. La mayoría son recursos expresivos, como el uso de pausas y de la entonación, ya comentados. Sin embargo, una forma de despertar el interés de nuestro hijo es incluir su nombre en el relato y darle un papel especial e inesperado en la historia.

Inventar una historia con los acontecimientos del día de nuestro hijo y contársela antes de ir a la cama, es una manera de ayudarle a asimilar lo que le ha pasado, a poner nombre a sus sentimientos y a relajar el cerebro antes de dormir.

REPETIR EL MISMO CUENTO

Si tu hijo quiere que le repitas una y otra vez el mismo cuento, hazlo. A veces los niños piden que se les cuente un cuento concreto porque presenta un conflicto, un protagonista, una situación ideal, etc., que el niño tiene muy presente en ese momento, por eso es conveniente respetar la elección que haga del cuento que quiere escuchar.

CUENTOS POR EDADES:

El cuento es una gran herramienta en sí misma, no es necesario esperar a que el niño tenga un gran dominio del lenguaje para esperar a contarle cuentos.
Los cuentos sencillos y manejables, a base de imágenes sencillas y atractivas son ideales para los pequeños que aún no saben leer. Estos cuentos “sencillos” sirven para que el pequeño conozca su realidad más próxima, fomenten su actitud ante la escucha… Los cuentos se irán complicando más y más al introducir más texto y al reducir las imágenes.

Existen elementos comunes en los cuentos independientemente de la edad de los pequeños: Un cuento con imágenes muy coloristas, vivas, brillantes y variadas, nos encantaría a cualquiera. Pero no podemos olvidar que estas imágenes tienen que guardar una estrecha relación con el texto al que acompaña, no debe ser algo independiente.

A los 3 años, las historias deben ser sencillas, claras en cuanto a la idea y el lenguaje empleado. La acción debe ser lineal y no demasiado larga, ya que la capacidad de atención no está desarrollada a esta edad. (Importante que no haya un número excesivo de personajes).

A los 4 años aparece una fantasía desbordante que debe tener un reflejo en los cuentos. Los cuentos apropiados para esta edad son los que intervienen personajes fantásticos, objetos extraños que hablan y se mueven, países maravillosos o ciudades encantadas.

En cambio, a los 5 años parece que el niño prefiere personajes y situaciones más reales. Les gustan los protagonistas que son niños como él, con los que puede identificarse. Es un buen momento para introducir valores morales en las narraciones, precisamente gracias a esta identificación. Les encantan los libros que responden a sus porqués.

A partir de los 8 años los libros de aventuras con detectives incluidos les encantan. Historias de la vida real en donde queda reflejado su entorno más próximo: familia, amigos, conflictos personales pueden ser utilizadas para trabajar ciertos valores (empatía, aceptación de la diferencia, etc.)

Desde los 12 años, nos debemos centrar en las novelas realistas que traten temas como el primer amor, los conflictos personales, novelas que reflejan realidades de su entorno social y que pueden ser “utilizadas” para trabajar la interculturalidad, la convivencia, la no violencia. Lo misterioso y desconocido les fascina.

Hay cuentos para cada edad, para cada momento, para cada conflicto, para cada niño. Elegidlos con ellos, enseñadles que un cuento leído por vosotros es el mejor regalo que les podéis hacer. Así la próxima vez que vuestro hijo os pida un cuento, acordaros de cuando erais niños, de esa sensación que teníais cuando os contaban uno y crear esa magia con vuestro hijo.

Para finalizar nada mejor que un cuento:

Daniel y las palabras mágicas (para fomentar la amabilidad)

Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras.

El abuelo de Daniel es muy aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.

En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.

Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un “buenos días, preciosa” debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un “te quiero” de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.

Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás. Porque si tú eres amable, todo es amable contigo.

Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?

Cuento de Susana Arjona Borrego.

Aprovechamos para enlazaros un cuento precioso que nos escribió hace algún tiempo un papá forero, Juanma:

http://www.dormirsinllorar.com/artm15.htm

Y otro escrito por Montseta:

viewtopic.php?f=27&t=40579

Fuentes consultadas:

Cómo elegir, adaptar, escribir y contar cuentos basados en valores:
http://www.juannavidad.com/dinamizacion ... alores.htm
Cómo contar cuentos (Elena Roger Gamir –Pedagoga), en:
http://www.educacioninfantil.com/displayarticle58.html
Cuentos y poemas para todas las edades:
http://sinalefa2.wordpress.com/musica-y-cuentos/

QUÉ SUERTE HAY QUE TENER AL NACER.- (SKA-P)

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por AMARAL
#379486 gracias a todas por vuestras proposiciones, he estado echano un ojo a la pagina de sinalefa2, y la verdad que me ha encantado.
ahora solo me quedara seleccionar un cuento y poder ilustrarlo en cartulinas o algo asi para que puedan ver las escenas mientras las voy contando.
aun falta tiempo pero quiero preparalo bien, ya os contare como salio todo.
gracias por vuestro tiempo, sois unos soletes todas.