- Mié, 19 May 2010, 12:08
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Hola,
Es muy triste, pero creo que esto que te ocurre, sucede demasiadas veces. No debería ser lo normal, pero creo que hay muchos factores que hacen que esto ocurra. Cuando leí tu mensaje, me vi bastante reflejada, porque a mi pareja y a mí nos ocurre lo mismo y lo paso realmente mal, muy mal. Es muy duro, y cuesta creer que salga de sus bocas frases tan duras hacia nuestras niñas, como la que pusiste: me ha destrozado la vida. Yo también la he escuchado y dueeellle muuchooo. En momentos de rabia y furia, dice algunas de estas barbaridades. Luego, cuando se calma sé que se siente mal por ello. Pero intentaré darte una explicación sociológica. Estudié sociología y estoy especializada en igualdad de género y, no es por hacerme la lista, ni mucho menos, pero es que creo que este punto de vista da una explicación bastante clara de por qué ellos actúan así y nosotras de otra manera. Por lo menos, puedo entender el por qué ocurren estas cosas. Claro que habrá otros factores psicológicos.
Tienes razón en que cuando nace una criatura, todo cambia. Sobretodo cambia nuestra vida, la de las madres.
Por lo general, a nosotras, a las mujeres se nos educa o se nos potencia con la educación la empatía, el saber ponernos en el lugar del otro/a, a cubrir las necesidades de las demás personas… Se nos potencia el espíritu de sacrificio, sacrificarnos y renunciar a lo nuestro, a nuestras necesidades e intereses para ser y vivir para las demás personas. Todo esto lo hemos aprendido desde que somos pequeñas, a través de mensajes sutiles y mensajes más directos, como los juegos, las muñecas… Fíjate, ¿qué valores aprendemos jugando a muñecas, a princesas? A cuidar, a atender a las demás personas, a cuidar nuestro aspecto físico para gustar al hombre… Valores muy buenos, claro, pero que chocan con los valores que aprenden ellos, totalmente contrarios a los nuestros.
A ellos, a través de la educación, se les potencia el ser y vivir para ellos. Ellos son los protagonistas, los personajes que viven miles de aventuras. Que para ellos son importantes sus hazañas en la vida pública, su trabajo remunerado, sus actividades de ocio… los juegos a los que juegan ellos potencian estos valores.
Entonces, nos encontramos con una contradicción clara. Ellos difícilmente sabrán ponerse en el lugar del otro, cuidar de… porque han aprendido que sus necesidades son las más importantes y les costará renunciar a ellas. A nosotras, fíjate, aunque tengamos un proyectos profesionales, intereses… cuando nace un/a hijo/a, aunque hayamos puesto mucho empeño en conseguir nuestros objetivos, acabamos renunciando a casi todo para dedicarnos a nuestra familia. Yo soy otra de estas "víctimas", para decirlo de alguna manera. Mira, toda la vida estudié, estuve trabajando, he sido independiente económicamente y he acabado a 1000 kms de mi casa, en el pueblo de él, renunciando a muchas cosas que tenía: familia, gente, tierra, mi trabajo, mi mundo… para empezar una nueva vida en un sitio completamente diferente, como mamá (mi niña tiene 2 años) y con todo lo que ello implica.
Entonces, nuestra relación es parecida. Igual que tú explicas, él también piensa que la tengo malcriada. Que la culpa es mía, porque estoy haciendo de ella una niña petarda, que no sabe estar tranquila ni jugar sola, que está sobreatendida. Ayer, por ejemplo, durmió más de la cuenta la siesta y por la noche no tenía sueño. Pues lo atribuyó a un capricho de ella, y que la culpa era mía porque le daba todo lo que quería.
Como tú dices, también piensa que los niños/as deberían obedecer sin más. Pero, a ver, si queremos respetar a las criaturas, debemos entender como son. Darles la oportunidad de que opinen, aunque tengan pocos años. O demostrarles que su opinión cuenta, que la vida es negociar, que sus necesidades son escuchadas, que ellos/as son escuchados… Pero a ellos les cuesta entender, porque la llegada de un bebé significa una renuncia a la vida anterior, aunque sea poco, les cuesta entenderlo. Y por eso, creen que los niños/as deben aprender enseguida a saber quien manda y a saber que tienen que continuar dejar vivir a sus padres (varones). Desde mi punto de vista, están completamente equivocados. Pero entiendo por qué les ocurre. Es un problema social, aunque hay también factores psicológicos, depende de cada persona también. Somos como dos extremos: ellos, no renuncian ni pa dios. Quieren seguir siendo los protagonistas y que se atiendan sus necesidades e intereses. Y nosotras, movidas por el afán de sacrificio, de renuncia, de ser y vivir para otros/as… Dos modelos que chocan.
No digo que todas las mujeres seamos así o que los hombres de la otra manera, pero sí que muchos hombres y muchas mujeres vamos adoptando este modelo.
Que duro es, ya lo sé. Nosotros no conseguimos tampoco acabar de superar esta situación. Pero piensa que lo que os ocurre debe pasar a mucha gente y debemos encontrar la manera de superar esta situación, porque no beneficia a nadie y mucho menos a estas personitas que tanto queremos, a nuestros/as hijos/as.
Un abrazo muy grande