La verdad es que fue duro por muchos motivos, pero en realidad me sentí (y después de leer algunas experiencias me reafirmo en ello) una privilegiada.
Fue duro porque tuve que adelantar la incorporación un par de semanas y por ello renuncié a los días de lactancia acumulada. Estaba haciendo una sustitución a tiempo parcial (con un 25% del sueldo) y me llamaron para una sustitución a tiempo completo de un año. Así que aunque me ofrecieron prorrogar la firma del contrato hasta terminar el periodo de lactancia, teniendo en cuenta que enseguida llegaba la semana santa y que algún compañero se iba a ver afectado por la baja de mi compañera sin que llegara un sustituto, decidí incorporarme antes de tiempo ya que las condiciones eran mucho mejores. Fue una buena opción: después de esa sustitución hice otra de 8 meses en el mismo departamento (empalmando una con otra), y este curso he sacado una plaza, así que no me arrepiento de la decisión que tomé.
Como ya he comentado alguna vez, la ventaja de mi curro es que no tengo que fichar, ni para entrar ni para salir, y nadie está con el cronómetro detrás tuyo. Pero el trabajo no espera. Así que me pasé de marzo a septiembre yendo y viniendo a casa al mediodía para darle titi (si el horario de clases y reuniones me lo permitía). Tanto trajín me suponía tener que llevar trabajo a casa a la noche, para poder preparar bien las clases (era una asigantura que no había dado nunca antes), ya que entre ir, aparcar, titi, comer, volver,... la tarde se quedaba en nada si quería volver a la siguiente toma. A partir de septiembre, dejé de ir y venir al mediodía, ya con 10 meses la alimentación complementaria iba viento en popa, y entre la despensa del congelador con mi leche, los purés, las frutas... nos arreglábamos bien. Además, como no perdía tanto tiempo al mediodía, volvia antes a la tarde.
Al mismo tiempo, también me siento privilegiada por el hecho de que mi hijo se quedaba con su padre (a veces, si yo no podía ir a casa al mediodía, venían ellos a buscarme un ratito), lo que daba a la situación una tranquilidad bastante maja. Pero claro, no todo el monte es orégano: mi embarazo (que a nivel de salud fue genial) estuvo rodeado de bastante tensión debido por una parte a mi incertidumbre laboral, y por otra a que mi pareja estuvo bastante tocada de salud e incluso tuvo que pasar por el quirófano unas semanas antes del parto.
Así que de nuevo, una de cal y otra de arena: compartimos juntos los 3 en casa los primeros 4 meses como familia, ya que mi txurri estaba de baja...
Y mi retorno al curro coincidió con su alta (el mismo día), así que disfrutó de los 15 días de permiso por paternidad, que habían estado "congelados", y decidimos dar la vuelta a la sartén, y con ello a los esquemas de muchos y muchas: él cogió una excedencia, y desde entonces es el "tecnico superior del hogar" de nuestra unidad familiar....
prometo nuevos capítulos del culebrón
Por cierto, y sin ánimo de ser "pedorrilla" (ni mucho menos, nada más lejos de mi intención), que quiero terminar haciendo un pqueño matiz que ya he comentado alguna vez: que no es lo mismo baja que permiso o licencia. Ya sé que puede parecer que como no vamos a currar y nos pagan, que es lo mismo, pero hay algunos matices importantes...
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