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por Yuziel
#356564 ELEMENTOS TÓXICOS EN LA LECHE MATERNA (POR ILARGI)

La leche humana es un fluido biológico sintetizado mediante un mecanismo exquisito diseñado para proveer al bebé con el crecimiento cuantitativo y cualitativo adecuado, aportar factores que refuercen el sistema inmune, a la vez que se incrementa el vínculo madre-hijo. Este fluido es una mezcla compleja de sustancias endógenas (producidas por la madre) y sustancias exógenas (sustancias introducidas en el cuerpo de la madre).

Las sustancias endógenas presentes en la leche materna son imprescindibles para el correcto desarrollo del bebé. Entre estos compuestos, se pueden distinguir los compuestos nutritivos y los no nutritivos. Entre los nutritivos estarían los lípidos, hidratos de carbono, proteínas, aminoácidos, minerales y vitaminas. Enzimas, inmunoglobulinas, ácidos nucleicos, hormonas, factores de crecimiento y células como macrófagos, linfocitos y células epiteliales corresponderían al segundo tipo de componentes: los no nutritivos, pero no por ellos menos importantes.

Las sustancias exógenas pueden ser incorporadas al cuerpo de la madre a través de la comida, bebidas, medicamentos, drogas legales e ilegales, inhalación de químicos volátiles (productos empleados para la limpieza en seco, o la nicotina y otros compuestos presentes en el tabaco) o a través de la exposición de la piel (cremas solares u otro tipo de cosméticos). Estas sustancias también se suelen englobar bajo la denominación de ”sustancias químicas medioambientales”.

Ya desde 1950 existe información sobre la presencia de químicos del ambiente en la leche materna, pero el interés público sobre el tema es relativamente reciente. Es difícil de precisar la fecha del resurgimiento del interés de los pediatras en cuanto a la lactancia materna. Sin embargo, se sabe que en 1983 The Commitee on Drugs of teh American Academy of Pediatrics publicó la primera declaración global sobre la transferencia de drogas, medicamentos y productos químicos a la leche materna.

La primera razón que justifica el estudio de la secreción de este tipo de productos en la leche materna es el hecho de que esta transferencia es única para cada niño alimentado exclusivamente con lactancia materna, siendo a su vez esta leche materna su única fuente de alimento.

La presencia de este tipo de compuestos en la leche, si sucede en las concentraciones suficientemente elevadas, puede provocar cambios a niveles fisiológicos. En este aspecto, la mayor vulnerabilidad del bebé se encontraría en la posible alteración del de su sistema nervioso central.

En este punto, hay que tener en cuenta que bajo el concepto sustancia exógena, se englobarían no solo productos que pudieran transferirse a través de la lactancia materna, sino que también se podrían incluir ciertas sustancia aditivas que se encuentran presentes en fórmulas comerciales. Entre estas sustancias, podemos destacar la adición de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga como ácido araquidónico y ácido decosahexanóico.

A continuación, se describen de forma somera los diferentes compuestos con capacidad para transmitirse a la leche materna y que pueden resultar peligrosos para el lactante.

Sustancias persistentes, bioacumulativas y tóxicas o PTBs

Casi todas las sustancias PBT son lipofílicas, por lo que dada la composición elevada en lípidos de la leche materna, se ha visto su presencia en leche humana en toda la geografía terrestre, incluso en regiones remotas. En este punto, habría que tener en cuenta la importancia de la presencia de este tipo de compuestos no sólo en la leche materna, sino también en la leche de otros animales que posteriormente vayan a ser dedicados a consumo humano. Este tipo de sustancias, se suelen clasificar en:

Pesticidas organoclorados y sus metabolitos

DDT es uno de los más conocidos, y su empleo como insecticida está prohibido en España desde 1977. Esta sustancia no se degrada, y permanece largo tiempo en distintos medios. Además, como se mantiene en los tejidos grasos y no se elimina, la propia cadena alimentaria hace que aumente el nivel de esta sustancia, ya que se suma el nivel de DDT dentro de la cadena de un animal a otro hasta llegar al ser humano. Sus efectos son carcinógenos, tóxicos a nivel de desarrollo, reproducción, renal, de sistema nervioso, provoca alteraciones degenerativas, disfunciones inmunológicas, hematológicas y cambios en el ADN entre otros.

Bifenilos policlorados o PBCs

En principio, estos compuestos fueron bienvenidos debido a su alta estabilidad térmica y a su ininflamabilidad, por lo cual su uso se fue extendiendo. A partir de estas investigaciones, los fabricantes de PCBs reconocieron su toxicidad ambiental, pero debido a la forma de uso y sus aplicaciones industriales, reconocieron además la imposibilidad práctica de controlar las emisiones al medio de estos productos. Debido a esto, los PCBs se encuentran hoy ampliamente difundidos en el medio ambiente, ya sea por vertido directo a partir de industrias que los utilizan o por combustión y vertido a ríos y aguas marinas de desechos contaminados. Debido a su amplia difusión ambiental, se han encontrado PCBs en diferentes productos como leche y sus derivados, tejido adiposo (humano y animal) y otros órganos con contenido graso como el cerebro y el hígado.

Dioxinas y furanos

Las dioxinas son liberadas principalmente por actividades humanas como la incineración y la quema de combustibles. Son sustancias producidas químicamente que se utilizan en plásticos, aparatos de televisión, telas, etc. Aunque en Estados Unidos no se fabrican ya desde 1976 su presencia en el agua, la atmósfera y el suelo permanece inalterada ya que son sustancias muy estables y en los animales y seres humanos se fijan en el medio graso por
lo que también resulta difícil su eliminación. Pueden producir astenia, anorexia, alteraciones cutáneas y dolores generalizados, entre otros síntomas. En animales de laboratorio está demostrado que producen cáncer.

Medicamentos

Además de por contacto con sustancias que se encuentran en el entorno, la calidad de la leche materna también puede verse afectada por la ingesta de algunos medicamentos.

En este sentido, a pesar de que gran número de profesionales y organizaciones enfatizan en la importancia de la lactancia materna como la mejor manera para la nutrición infantil, muchas veces se pregunta a los pediatras sobre la seguridad de los medicamentos tomados por madres en periodos de lactancia, así como los posibles riesgos que podrían derivarse en los lactantes. Para la mayor parte de este tipo de compuestos, no hay riesgo en los niños. Casi siempre es posible que la madre continúe con la lactancia mientras toma la medicación, si bien en ausencia de información fiable suele resultar un tema controvertido. Por ello es interesante conocer la existencia de páginas web como e-lactancia.org, que constituye un referente en este tema.

Por otra parte, los estudios sobre la transferencia de medicamentos a la leche sirven para garantizar la seguridad del bebé. Por otra parte, una segunda razón que justifica este tipo de estudios, es la obtención de pruebas que permitan la seguridad y efectividad de los tratamientos maternos con medicación. Así, más del 90% de las mujeres reciben 1 medicamento o más durante la primera semana del postparto. Y otras muchas necesitan algún tipo de medicación a lo largo de la lactancia. Sin embargo, ni las mujeres deben dejar de tomar un medicamento durante la lactancia, ni deberían abandonar la lactancia por el hecho de estar tomando un medicamento. Incluso, en el caso de medicamentos que se han descrito como seguros, muchas mujeres no lo toman o abandonan la lactancia como medida preventiva. En este sentido, es necesario educar a pacientes y médicos sobre la seguridad de la medicación durante la lactancia.

La transferencia de medicamentos a la leche materna se ve afectada por el tipo de molécula, su tamaño, su solubilidad, y su unión a otras proteínas. En la mayor parte de los casos, la concentración en la leche materna es menor que en el suero de la madre (por ejemplo penicilina, naproxeno o ibuprofeno). La excepción serían los betabloqueantes, que pueden alcanzar hasta una dosis superior al 5% de la que ha ingerido la madre.
En el caso de las moléculas liposolubles y no ionizadas, como el alcohol, éstas pasan rápidamente a la leche, a una concentración similar a la que se encuentra en el plasma sanguíneo.

La disponibilidad de un tóxico en el plasma, determinará su paso a la leche. Pero además, hay que tener en cuenta en los estudios , que este dato también depende de la capacidad de la madre para metabolizar dicha moléculas, que es algo que suele estar genéticamente determinado.

A la hora de considerar la toma o no de un medicamento, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, la edad y el peso del bebé, así como si la lactancia materna es su única fuente de alimento. La ya mencionada página web e-lactancia.org es una fuente totalmente fiable a la hora de determinar la seguridad de este tipo de sustancias. Sin embargo, en general, para bebés menores de 6 meses se recomienda evitar totalmente el consumo de betabloqueantes, salicilatos, litio (aunque los estudios existentes sobre el tema son algo controvertidos) y medicamentos antineoplásicos. En todos los casos hay que evitar el consumo de drogas de abuso (cocaína, narcóticos, amfetaminas, fenciclidina, marihuana…), ya que son altamente nocivas no solo para el bebé, sino también para la madre.

Productos de herbolario, suplementos dietéticos y tés herbáceos

En este punto, es interesante recalcar que en el uso de productos de herbolario, suplementos dietéticos y tés herbáceos no está en absoluto garantizada la seguridad del bebé lactante.

La medicina de herbolario consiste en el uso de plantas o de partes de plantas en su estado natural, sin procesamiento químico. Sin embargo, existe la creencia errónea de que natural es sinónimo de seguro. Debido a que los productos de herbolario se consideran suplementos alimenticios no están controlados por la FDA (Food ando Drug Administration), aunque este organismo ha elaborado informes acerca de los peligros de la consuelda mayor y la efedra.
Los productos de herbolario contienen abundantes sustancias químicas, algunas de las cuales pueden tener propiedades farmacológicas. Al menos en Estados Unidos, las etiquetas de este tipo de productos han de recoger el siguiente mensaje: “este producto no se puede utilizar para el diagnóstico, el tratamiento la curación o la prevención de ninguna enfermedad”.

Gran parte del interés por los tés herbáceos procede de personas que buscan una bebida que no contenga cafeína. Sin embargo, hay veces que lo que reciben a cambio es un producto mucho más potente, y del que con frecuencia hay mucha menos información.
Entre los tés herbáceos de uso más frecuente, algunos son considerados como seguros durante la lactancia (achicoria, menta, frambuesa, té de grosellero rojo o escaramujo). Sin embargo, otro tipo de infusiones vegetales, poseen ingredientes con efectos en absoluto aconsejables durante la lactancia. Entre ellos cabe destacar la semilla de hinojo o de comino, la hoja de consuelda mayor o la hierba de sonajero azul.

En algunos casos, el problema radica en que se desconoce la composición detallada del ingrediente activo, así como la posibilidad de que existan interacciones entre algunos medicamentos y este tipo de productos, que puedan originar problemas graves al ser combinados. Un ejemplo de los problemas que acompañan a los productos herbáceos es el hecho de que no haya garantías respecto a su contaminación o a la precisión de las dosis que aparecen en sus etiquetas. De forma adicional, los elaborados en países asiáticos, pueden presentar metales pesados tóxicos, e incluso su elaboración con medicamentos de prescripción.

Por último, comentar que aunque la presencia de elementos tóxicos en la leche materna es un factor a tener en cuenta a la hora de determinar el tipo de alimentación que una madre ha de dar a su bebé, en contra de lo que se piensa en ocasiones, son pocos los medicamentos con efectos adversos sobre la lactancia. Sin embargo hay que tener especial precaución en la posible presencia de sustancias tóxicas en el medio ambiente, ya que históricamente se han descrito incluso casos de muertes en bebés provocadas por las sustancias ingeridas por sus madres (grano tratado con hexaclorobenceno en Turquía los años 50, o dioxinas y furanos presentes en aceite de arroz en Japón y Taiwan). Asimismo, recordar los posibles efectos no deseados de la ingesta de algunos productos “naturales”, en los que habitualmente existe una total confianza, a la vez que desconocimiento de todos y cada uno de sus componentes.


Este texto se ha escrito empleando las siguientes publicaciones como fuente de información:

Berlin, CM & Briggs, GG (2005)
Drugs and Chemicals in human milk
Seminars in Fetal & Neonatal Medicine 10, 149-159

McManaman, JL & Neville, MC (2003)
Mammary physiology and milk secretion
Advanced Drug Delivery Reviews 55, 629-641

LaKind, JS, Wilikinss, AA & Berlin Jr CM (2004)
Environmental chemicals in human milk: a review of levels, infant exposures and health, and guidance for future research
Toxicology and Applied Pharmacology 198, 184-208

Lawrence RA & Lawrence RM (2007)
Fármacos y sustancias en la leche materna pp 412-467.
En Lactancia materna. Una guía para la profesión medica, Editorial Elsevier

QUÉ SUERTE HAY QUE TENER AL NACER.- (SKA-P)

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