- Dom, 08 Nov 2009, 21:45
#351102
... y estoy fatal. Venía con los niños de un cumple, ya era de noche y estaba lloviendo, me bajé corriendo a cerrar la portada de la entrada y subí al jeep, puse primera y no había recorrido ni un metro, oí al perro chillando. Amina me dijo: "mami pisaste a coco que está llorando", pensé que no sería mucho porque iba superdespacio, pero no, ha sido un golpe certero y lo ha dejado en muy mal estado, fue en la cabeza, (fue un golpe muy feo) total que hemos tenido que sacrificarlo. Coco era un pastor alemán, tenía 11 años y llevaba toda la vida con nosotros, era parte de nuestra familia. Simpre fue un perro muy noble, leal y educado, jamás entró en casa, y jamás le hizo nada a los niños. Estaba acabando un tratamiento porque tenía reuma en las patas traseras, pensamos que eso pudo hacer que no tuviera los suficientes reflejos para apartarse, cosa que siempre había hecho, porque no encontramos otra explicación aparte de la mala suerte, porque mira que es mala suerte, atropellar a tu propio perro, en tu casa y a menos de 20 km por hora.
Amina no se lo tomó del todo mal, lloró un poco, (creo que más por verme a mi) y me preguntó que ahora quien cuidaría de Winnie, (otro perrito pequeñito que hace poco que tenemos), su padre le dijo que a ver si los Reyes Magos traen otro para que cuide de él.
Total que me siento responsable, siento que me lo he cargado yo, y cada vez que salgo fuera o miro por la ventana y no lo veo, me pongo como la Magdalena a llorar por las esquinas. Supongo que necesito tiempo. No puedo evitarlo, soy así de sensiblona para estas cosas. El contarlo aquí también me hace bien, me sirve de desahogo.
Amilingüi Mayo 2003
Brunisky Junio 2007
"Nuestros hijos son nuestros pies en el mundo, nuestro amor por ellos es el eterno combustible de nuestro corazón, su destino es la flecha que tensa nuestro arco vital". (V.A.)