He estado desaparecida bastante tiempo por diversos motivos. El primero por el curro. Estoy mañanas y tardes (por suerte esta semana es la última) así que me quedo a comer en casa de mi mami (que no tiene ordenador) y cuando llego a casa a las 20.45 tengo el tiempo justo de duchas, cenas y acostar a la peque que se levanta a las 7.30. Cuando deje de trabajar por las tardes comeré en casa, así que podré ponerme al día de nuevo.
Mi segundo motivo es que he tenido unas semanas muy duras. Mi amiga Raquel (vecinas desde la infancia, compañeras de trabajo durante años, confidentes, madrina de mi hija, etc) dio a luz el 18 de septiembre a una niña preciosa a la que llamaron Paula. Al día de nacer le diagnosticaron un problema de corazón. Le practicaron un cateterismo con 3 días de vida pero no funcionó así que con 15 días, la operaron del corazón. Todo este tiempo ha estado en la UCI llena de tubos, sin poder sentir el calor de su mami, sin poder notar unos brazos que la sujeten, que la calmen, sedada para no llorar ni hacer esfuerzos, con sondas para que el alimento le llegara...La operaron el viernes pasado y todo fue más o menos bien, aunque sigue en la UCI, ya le han quitado la respiración asistida y hoy iban a intentar quitarle la sonda para darle de comer con un biberón. Mi amiga se ha estado sacando leche todo este tiempo (una campeona, de verdad) así que ha podido alimentar a la chiquitona con LM (gracias una vez más, Rafi). Está siendo una carrera de fondo, pero sé que ambas lo superarán porque son fuertes, porque están deseando tenerse la una a la otra y poder disfrutar.
Este tiempo, esta experiencia me ha dejado abatida, sin fuerzas, sin esperanzas y sin ilusión. No he llegado a comprender en todas las noches que he pasado en vela (y esta vez no por culpa de Ainhoa ) el porqué pueden ocurrir cosas así, que un bebé tenga que luchar por no morir, que una criatura de sólo algunos días tenga que pasar estos tragos, de porqué a ellas...No le he encontrado el sentido, creo que porque no lo tiene, pero Raquel y Paula me han dado una lección importante de humildad, de fuerza, de constancia y de ganas.
Cuando una escucha a una recién estrenada mamá llorar de emoción porque le han dejado coger a su bebé durante 15 minutos en brazos antes de operarla, se te coge un pellizco tan grande en el estómago que te das cuenta de hasta dónde llega la suerte que tenemos, lo importante que es poder disfrutar de esos momentos. La vida puede cambiarnos en horas, que es lo que le ha pasado a esta familia, por eso tenemos la obligación de ser felices, simplemente por estar vivos y sanos.
Creo firmemente en la recuperación de mi niña, de mi Paula. Aún le queda otra operación dentro de 6 meses, pero confío en ella. Confío en ella porque con sólo 3 semanas de vida, me ha demostrado que tiene ganas y fuerzas para esto y para más.
Le diré a Raquel (cuando todo esto pase), que escriba su experiencia y la comparta. Puede ser un bonito aprendizaje para todos nosotros.
Doy las gracias a todo el apoyo recibido estos días. A Rafi por sus consejos y por estar siempre ahí, a Mon y a Rocío por su compañía, a Ana, a Sonia y a Chari por sus llamadas y al resto por esperarme, que no es poco.
Me alegra estar de vuelta en casa, chicas. Ahora me toca ponerme al día, no?