1.- sigue notando los efectos del recién llegado a casa (celillos de Aitor)
2.- 7 horas de cole en el que ya no es todo jugar sino acatar una disciplina (el otro día me dijo la profe que martina es una niña superfeliz pero que se rebela muchísimo ante las normas)
3.- la hemos tenido muy consentida, sin más.
La cuestión es que estamos con perretas y a berrinches día sí día no. Ejemplos: Normalmente vamos a buscarla al cole mi marido y yo (ya adelanto que mi hija tiene una papitis monumental, adora a su padre y se lo pasa pipa con él). Bueno, pues el otro día yo estaba a la teta con Aitor y no pude ir a recogerla, fue solo mi marido y cuando vio que yo no estaba, empezó a pegar gritos desde dentro del cole que no quería salir, que mi marido no la tocara, que no la cogiera, que sólo quería ir conmigo… que porque las cuidadoras le conocían, que si no, no le dan a la niña. Me decía mi marido que fue tremendo (el pobre vino que sólo le faltaba que se le salieran las lágrimas). Mi explicación es que mi hija pensó que “Otra vez” me había quedado con Aitor y no con ella. No sé, es mi teoría.
Pero por ejemplo, me da rabia que no “valore” nada. Le encanta cocinar (con su padre) y llevaba un mes pidiéndome una batidora. Bueno, pues encontré una pequeñita de FAGOR (vamos, que es clavada a las de verdad, con su ruido y sus aspas). Cuando se la di, empezó a gritar que no quería eso, que quería una de verdad,.. un desprecio total. Lo mismo que cuando la llevo al parque de bolas y salimos tarifando porque se mosquea si no la compro un paquete de papas o lo que sea… en vez de agradecer que la lleve, termina llorando porque no le he comprado también alguna otra cosa… y eso es ser una consentida que ha tenido de todo y no valora nada.
Por eso os digo que estamos a rabieta diaria y me gustaría actuar correctamente. De momento, vamos a intentar no darle caprichos porque sí para evitar que no valore lo que hacemos con ella pero tampoco quiero ser muy dura cuando lo único que hace es “expresar a su modo” todos sus sentimientos interiores, los celos, las nuevas situaciones en el cole… No sé si me entendeis.
Bueno, perdonad la chapa, espero que me aconsejeis.
Por cierto, estoy feliz como una perdiz porque ya no usa chupete desde hace dos semanas. Un dia dijo que no lo quería porque le deformaba los dientes (Clara, me acordé que con Arnau fue parecido) y desde entonces no lo ha vuelto a pedir, ni siquiera en esos momentos de crisis.
besos